Relato gay. la triste vida de un chapero. capítulo 4: un gay enamorado y mentiroso

Por Daniel Sanchez De La Nieta Rico @BlogeroGay

Allí estaba Henry, postrado en una cama de hospital después de la paliza que le había propinado aquel homófobo haciéndose pasar por un cliente. Tenía un ojo morado, un corte en la ceja derecha y un brazo y una pierna rotos. Podría haber sido peor. Podría haberle matado y a nadie le hubiera importado. ¿Qué importaba que muriera un chapero?
Habían pasado dos semanas y durante ese tiempo Henry se había sentido muy solo. Pero hoy, por fin, salía Alfonso del orfanato. Había hablado con él por teléfono y le había dicho que se encontraba en el hospital debido a un accidente. Alfonso le había prometido que en cuanto saliera del orfanato, si este seguía ingresado, iría a visitarle. Así que Henry le estaba esperando impaciente. Como era lógico no le había contado la verdad de lo ocurrido. ¿Qué pensaría Alfonso de él si descubría que se había estado dedicando a la prostitución todo este tiempo? Seguramente no querría volver a verle nunca más.A decir verdad, esas dos semanas en el hospital no le habían venido tan mal. Había tenido alojamiento y comida gratis, por lo que no había tenido que acostarse con nadie para ganar dinero. Pero en cuanto estuviera recuperado tendría que volver a hacerlo. Tenía mucho miedo después de lo que le había sucedido.
Ahora que Alfonso había salido del orfanato iba a intentar buscar otro trabajo por todos los medios. Tenía que encontrar un empleo del que sentirse orgulloso para que Alfonso no saliera huyendo. Todo este tiempo alejado de Alfonso le había hecho darse cuenta de que estaba enamorado de él. A Henry le costaba aceptar su homosexualidad, por eso nunca le había contado lo que sentía, pero ahora estaba dispuesto a hacerlo. En cuanto estuviera totalmente recuperado iba a confesarle su amor.
En ese momento la puerta de la habitación se abrió y Alfonso entró en el cuarto.
-Por fin soy libre- dijo este al entrar.
-¡Alfonso, has venido!- exclamó Henry que todavía no se creía que su amigo estuviera allí de verdad.
-Claro que si- respondió Alfonso sonriendo- te dije que en cuanto saliera del orfanato iba a venir a visitarte.
-Te he echado muchísimo de menos- le confesó Henry- añoraba nuestras conversaciones de madrugada, nuestros paseos por el jardín y pasar todo el día juntos.
-Yo también, pero ahora ya estamos juntos de nuevo- respondió Alfonso- Aunque me hubiera gustado que nuestro encuentro fuera en mejores circunstancias.
-Ya, a mi también- respondió Henry- pero en cuanto este recuperado y salga de aquí podremos volver a hacer cosas juntos.
-Así aprenderás que no se puede cruzar por cualquier sitio, para eso están los pasos de peatones, para que no te atropellen- dijo Alfonso, ya que Henry le había contado que le había atropellado un coche por cruzar la calle por donde no debía.
-Si, no se me va a olvidar nunca- respondió Henry.
La puerta de la habitación se abrió y entró una enfermera con el carro de curas.
-Hola- saludó- ¿Cómo te encuentras hoy Henry?
-Mucho mejor ya que hoy tengo visita- respondió este sonriendo.
-Ya lo veo- indicó la enfermera- pero me temo que voy a tener que interrumpiros durante unos minutos. Te tengo que pedir que abandones la habitación un momento- indicó dirigiéndose a Alfonso- voy a curar a tu amigo, pero enseguida podrás volver a entrar.
-Claro, estaré en la sala de espera- señaló Alfonso. Después salió de la habitación y cerró la puerta tras de si. Se sentó en una de las sillas de la sala de espera junto a una mesita que estaba llena de revistas y periódicos. Cogió uno de los diarios y comenzó a ojearlo mientras esperaba. No era reciente, pero le bastaba para estar entretenido durante un rato. Pasó las hojas y llegó hasta la página de sucesos. Esa sección le encantaba. Le gustaba estar informado de todo lo que sucedía en la ciudad. Comenzó a leer noticia tras noticia, hasta que una de ellas llamó su atención y se detuvo. Esta hablaba de Henry Torres, un joven que se dedicaba a la prostitución y que había sido brutalmente golpeado por un homófobo. Este había quedado con él a través de una conocida red social de citas, haciéndose pasar por un cliente. Alfonso no podía creerlo. Alfonso le había mentido y además todo este tiempo había estado dedicándose a la prostitución.
CONTINUARÁ...

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