Relato: la mujer del hombre invisible

Por Teresac


LA MUJER DEL HOMBRE INVISIBLE@Teresa Cameselle

-Le reconozco por su forma de respirar. Siempre ha padecido de los pulmones, y cuando suelta el aire, se escucha como un silbido suave. ¿No lo oye usted?El periodista mira a la silla vacía, al lado de la mujer que le habla mientras calceta una chaqueta diminuta de lana rosa. Por un momento, parece que el aire ondula y se mueve ante sus ojos, como queriendo crear una forma humana. La ilusión óptica se desvanece, haciéndole dudar de sus propios ojos.-Cuénteme cómo ocurrió. ¿Fue de repente o de forma paulatina?-Ya sabe que hubo un accidente en su laboratorio. -Enrolla la lana en su dedo índice antes de pasarla a la aguja, con la pericia de años de labor repetitiva-. Ese noche, cuando volvió a casa, ya supe que algo pasaba. Mientras cenábamos, su cara se hizo transparente y podía ver los azulejos de la cocina detrás de él.-¿Cuánto duró el proceso? Hasta llegar al... estado actual -preguntó el periodista, señalando la silla supuestamente ocupada.-Poco tiempo. Se fue haciendo más y más transparente. Hasta desaparecer del todo. Otra ondulación en el aire. Si hubo sonido de pasos, la gruesa alfombra los amortiguó. El periodista tenía que reconocer que sentía como si alguien hubiera abandonado la estancia, pero intentó no dejarse llevar por la fantasía.-¿Se ha marchado? -preguntó al ver la mirada contrariada de la mujer.-No le gusta que lo cuente. Él no quería que lo hiciese público, pero entonces ¿quién nos va a ayudar? ¿Cómo vamos a volver a la normalidad? -De nuevo sus dedos, ágiles, movían incansables las agujas-. No digo que me importe, cosas peores tienen que sufrir otras mujeres en sus matrimonios, bien lo sabe Dios, pero mire usted, nuestra nieta nace en pocas semanas, ¿cómo va a conocer a su abuelo si no puede verlo? Mi hijo quiere que seamos los padrinos, pero ¿cómo va a ir a la Iglesia en sus circunstancias? Y como esto, que ahora mismo es lo más importante, muchas otras cosas.-Comprendo que no es fácil la convivencia en su situación.-No, no lo es. No sé cuándo entra y cuándo sale. ¿Y si hubiera más hombres invisibles en el mundo? ¿Y si el que se acuesta a mi lado por la noche no es mi marido?-Pero usted dice que le reconoce por la forma de respirar.-Sí, eso sí, por la forma de respirar.