La Nueva Fantasía Épica, by Igor.
—Se la han llevado. ¡Malditos sean! La buscaremos, gobernador, aunque la hayan escondido en la gruta más agreste.—Señor. La podemos buscar, aunque…—Aresha no es como las otras mujeres. Cada gesto suyo, su voz lo llena todo.—Nuestra misión. Estamos muy cerca. Primero tomemos el Paso, levantemos un campamento fortificado. Entonces podremos ocuparnos de ella, enviar hostigadores a todos los valles.Ciros no contestó, pero a la mañana siguiente la columna se puso en movimiento, hacia las Gargantas del Diablo.Los hombres grises marchaban con cautela, sabedores que sus enemigos andaban cerca. Los hostigadores protegían los vértices del avance, internándose en el bosque, tratando así de evitar más emboscadas. Lo que debía ser una caminata de una mañana, se alargó hasta el ocaso, brillante y fúlgido.
Las falanges alcanzaron el final del valle del Bosque de Hierro. Los hostigadores, escondidos entre las hojas, fueron los primeros en percibir el rumor de las Gargantas. El sendero, estrecho y casi escurridizo, se abría para convertirse en una inmensa ágora de piedra y agua, un receptáculo que contenía la vida de las montañas. Las gigantescas paredes de un teatro que parecía poder albergar cualquier forma. Aquel espacio estaba cerrado por las verticales de los riscos que caían como cuchillas de piedra. Frente a ellos se extendía un prado salpicado de rocas solitarias de la altura de dos hombres. El río dividía aquel escenario de donde brotaban las Gargantas del Diablo, tres saltos de agua blanca.
Relatos de fantasía épica, Taonos