Szifrón, que se hace cargo también del guión, nos cuenta varias historias, donde el ser humano es capaz de mostrar lo peor y lo mejor de si mismo. Cargadas con violencia, aunque unas más que otras, y aunque no todas tengan el mismo nivel, pues siempre en este tipo de películas no todas las historias te gustan igual, las dos horas que dura el metraje pasa volando. Algo que no es habitual en esta manera de hacer una película.
Como he dicho, grandes actores, y perfectos en su papel, destacando a Leonardo Sbaraglia y Ricardo Darín, y no solo porque son los más conocidos a este lado del Atlántico, sino porque están que se salen en su papel.