El nº 9 de Estela es clave ya que en él termina un ciclo argumental y comienza otro. Ya dije que las primeras historias de Morvan tenían como tema la Libertad. Navis, la heroína protagonista de la serie, se dedicaba a liberar a los oprimidos. Esto cambió a la altura del nº 5 pues las historias dejaron de ser maniqueas al establecerse un vínculo entre opresión y prosperidad. La falta de libertad de unos supone la riqueza de otros de una forma simbiótica. La segunda no puede existir sin la primera como nuestra realidad nos dice aunque muchos intereses y complejos nos, a los que vivimos en el lado bueno de la tostada, lo quieren ocultar. Así, el nº 9 es el fin de la inocencia para Navis ya que descubre de forma terrible que el Universo no es maniqueo y que ella no es libre. La opresión forma parte de la estructura de las cosas y si se combate agresivamente y de forma inconsciente, sin tener en cuenta el contexto y la situación personal, el edificio de la existencia se derrumba, metáfora maravillosa de eso es el espectacular final del nº 9. Así, con el descubrimiento por la malas de esta verdad la serie cambia pues ya nada puede ser igual. Navis pierde su inocencia, aunque no sus ideales, y su función, agente especial del gobierno de Estela, una especie de NU. Así pasamos al nº 10 donde Navis y Morvan cierran el pasado. La prota rescata de su prisión al primer villano de la serie, lo devuelve a su mundo y todo es perdonado al ser ahora la compresión de las cosas más total, más humana. El nº 11 es de reflexión. Navis viajando al "pasado", un mundo fuertemente inspirado en el Japón de principios de la era Meiji (ambos autores son buenos conocedores de la cultura nipona), comienza a recomponer su interior, roto como muestra el hecho de que su grupo está disperso, según su nueva visión. Con ello gana madurez (el atolondramiento es una de sus características) y así puede asumir la libertad, estaba desnortada ya que al haber sido educada para ser agente no sabe como ser libre. Gracias a ello elige un objetivo: hay que corregir la causa, no los síntomas. La Libertad para todos es imposible si no se acaba con los que usan su poder para mantener la estructura simbiótica. Así, en el nº 12 se inicia la búsqueda de la élite cruel y egoísta, la que hace a la estructura más inhumana. En el 14, el último publicado, esta termina por lo que se iniciará un nueva saga en el siguiente número de la que apenas podemos intuir algo salvo que las cosas no cambiarán mucho. Eso sí, ahora Navis es libre al purgar su pasado, su relación con Estela, y está recompuesta, la trinidad se ha reunido.
El trabajo de los autores de la serie en este 2º ciclo mantiene las mismas características que en el 1º salvo que ahora se hace claro la enorme influencia que Alita/Gunnm tiene en él. Morvan sigue ofreciendo guiones estereotipados donde prima la acción y la aventura, tanto para obtener un producto comercial como para que el dibujante, Buchet, se pueda lucir. Historias mediocres debido al uso de clichés y fórmulas gastadas que sólo ganan interés cuando la serie se lee de corrido. Si la serie se lee anualmente, la periodicidad que tiene, es muy difícil pillar el subtexto sociopolítico así como la gran historia que teje Morvan. Tanto lo tópico, comercial y espectacular como la periodicidad anual (es difícil recordar caras) y el escaso desarrollo por el guionista del tema elegido por él ocultan muy bien el alma de la serie. Por su parte Buchet sigue haciendo un espectacular trabajo. Su gran dominio del dibujo y su gran creatividad son asombrosos aunque no deslumbrantes pues, como Morvan, su talento está encorsetado por lo industrial. Buchet es un gran dibujante pero ejerce de artesano. Se limita a producir las fórmulas que le enseñaron, eso sí, a la perfección, poco hay genuino o innovador en sus páginas.
No obstante a la mediocridad que mediatiza enormemente el trabajo de estos autores y a que la regularidad es la norma, en Estela apenas hay diferencia de calidad interepisódica, este 2º ciclo es mejor que al anterior debido a que es más ambicioso. El fin del maniqueísmo ha dado paso a una trama menos escapista de modo que sus números son mejores. Excepto el 13, donde lo comercial campa a sus anchas, los demás son interesantes. El nº 9 por sus giros y consecuencias, el 10 por su tratamiento del cambio, el 12 por su choque entre utopía y realidad, si bien gran parte del mismo es paja, y el 14 porque su villano, letal, despiadado y terrorífico (magnífico su diseño a pesar de su falta de originalidad) como pocos, consigue salvar la saga del desastre que es que termine con un deux machina en su más exacto sentido etimológico.
Así pues, espero que la libertad ganada por Navis se traduzca en una mayor independencia de los autores de lo comercial y así nos proporcionen historias más originales, más genuinas y más interesantes que todas estas.