Llegó, Julia a Smara. “Es como una saharaui” dijo Daryala al poco de conocerla. “Estoy feliz, a pesar de lo cansado que ha sido el viaje” dijo Julia al día siguiente de su llegada.Toñi ya está en casa y esperamos que pronto nos cuente su experiencia, intensa, siempre lo es, y positiva según sus propias palabras.
Y hoy regresa Begoña y trae consigo algo más de dos meses vividos en Smara. Desde este rincón del Bubisher, en el que estamos todos y todos cabemos con holgura, le deseamos un buen viaje de regreso a casa y un merecido descanso.
Germán se va el sábado con la mochila llena de ilusiones y con su cámara de fotos al hombro. Sí, Germán es fotógrafo así es que nuestro álbum de momentos detenidos se incrementará, casi con seguridad, cuando vuelva. ¿Podemos pensar en hacer una exposición en Samara de “momentos inolvidables” al finalizar este curso?
Crece y crece la lista de voluntarios, el deseo de que el Bubisher siga revoloteando entre la población de Smara, la esperanza de que un pájaro tan pequeño siga llevando en su buche tantas palabras, tantas manos borrando fronteras, tantos corazones relevándose para mantener vivo un solo latido. El de todos.
"Todas las cosas suceden como y cuando tienen que suceder. Este es el gran aprendizaje que hemos conseguido al viajar a Smara. Vivir la experiencia de dejar tu experiencia atrás es una aventura que no tiene precio. Nuestras maneras de hacer, de calcular y de planear quedaron en tierra para amoldarnos a una realidad que no tenía nada que ver con lo vivido hasta ahora.
Llegamos con una maleta cargada, demasiado pesada para este viaje, y nos dimos cuenta de que lo único que podíamos ofrecer era a nosotras mismas. De hecho, fue gracioso descubrir como las previsiones han tenido poco que ver con lo sucedido. “Abierta, disponible y vulnerable”, estas tres premisas aprendidas en un curso de payaso pueden ser mucho más válidas que cualquier proyecto altamente considerado.
Los CDs se rayan con la arena, los títeres se estropean con el ajetreo del viaje, los regalos sobran, porque uno tiene que estar allí para lo que surja. Allí te lo van a dar todo y hay que aprender también a saberlo dar tú. A las niñas, por el hecho de serlo, les fue más fácil. Les hicieron hueco rápidamente y ellas se sumaron al ritmo de Smara con suavidad e inteligencia.
Por todo esto, gracias. Gracias a quienes habéis impulsado el proyecto Bubisher por habernos dado la oportunidad de participar. Gracias a Darjala por habernos dejado incluirnos en sus clases. Gracias a Memona por dejarnos ver su modo de trabajar y su espíritu. Gracias a Larosi por tantas cosas, que son difíciles de enumerar, siempre llevaremos en el corazón la despedida que nos regalaste. Gracias."
Mónica, Ayna, María y Silvia. 7 al 14 de noviembre