A lo largo de mis estudios en Antropología he dado con diferentes hipótesis y teorías que tratan de explicar por qué el ser humano construyó la religión. Algunas teorías defienden que se trata de un marcador genético y que los seres humanos estamos programados biológicamente para creer, otras teorías defienden que se trata de una construcción social a través de la que intentamos explicar los sucesos del mundo que no entendemos, pero sin duda, la que más me ha sorprendido y la que trataré de explicar en este post es la que defiende que la religión es un medio a través del que es posible que el individuo se sienta parte de un colectivo.
Siguiendo con esta hipótesis la religión es un vehículo de integración. La religión, siguiendo este argumento, es una red social de la que Dios forma parte y ocupa el lugar central. Dios es un miembro más de la red social con la particularidad de ser el conector que consigue enlazar a todos los miembros de la red, es decir, el vínculo que conecta a una persona con todas las demás. El Papa, siendo como es el portavoz terrenal de la palabra y la voluntad de Dios , es el símbolo de conexión de todos los cristianos del planeta .A través de la creencia en Dios como el elemento central de una red que une a los seres humanos, indistintamente de su edad, sexo, lugar de nacimiento o residencia, lo que el ser humano transmite es que la creencia en Dios le permite sentir que posee un vínculo social con el resto de sus semejantes. Creer en Dios le permite sentirse próximo a cualquier individuo a través de un único grado de separación, en este caso Dios, por lo que el resto de creyentes no son más que los amigos de mi amigo (Dios). De este modo si un individuo se siente unido y vinculado a Dios, debido al carácter transitivo de esta relación, se sentirá unido, al mismo tiempo, al resto de individuos que también lo sienten.
Cómo es posible que el ser humano, considerado el ser más inteligente que puebla el planeta, pueda llegar a creer que Dios es un miembro más de la red social como lo es su cónyuge, un amigo, una hermana, sus padres… Aunque pueda parecer extraño, la manifestación de que Dios es un componente más de la red social es más frecuente de lo que pensamos. Se produce especialmente en personas o comunidades que se sienten aisladas. Un hecho irrefutable lo descubrimos al comprobar que las personas se vuelven más religiosas con la edad, conforme se van perdiendo seres queridos que tenían un papel importante en cuanto a conectores sociales. Cuando desaparecen estos conectores y nodos de nuestra red de relaciones los seres humanos anhelamos mediante la creencia Dios la posibilidad de volver a conectar con aquellos que estaban y que, desgraciadamente, ya no están.
FUENTES CONSULTADASNICHOLAS CHRISTAKIS Y JAMES FOWLER “Conectados” Taurus. 2010
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