"Cogednos zorros, zorros pequeños, que devastan los viñedos, y nuestra viña está en flor". Cantar de los Cantares (2:15).
Sin embargo, no es hasta bien entrada la Edad Media cuando aparece el Roman de Renart, con el que el zorro adquiere una dimensión más compleja y ambigua, fruto de la popularidad del mundo animal en la Edad Media, en el que se vertían los valores de la vida moral de los hombres y difundido por fabulistas como María de Francia, Walter de Inglaterra o Robert Henryson.El Roman de Renart está escrito por diversos autores desde 1170 a 1250. En él nos encontramos una sociedad imaginaria con animales antropomórficos que representa la sociedad del momento, es decir, monárquica y feudal, y cada uno encarna un valor, sea defecto o virtud. El principal será, como no, el zorro Renart, que desempeña el papel del pícaro, el mentiroso. Su némesis la hallaremos en Ysengrin, el lobo, quien encarna el odio y la crueldad. Será humillado más de una vez por Renart, llegando al punto de seducir a su mujer, la loba Hersant, y mancillar su honor. También nos encontraremos al rey, personificado en el León llamado Noble. El rey león intentará ajusticiar a Renart, asediará su fortaleza y sin embargo, el zorro siempre logrará escapar, no sin antes llevar a cabo toda clase de ardides (usurpar su trono, seducir a la leona...). Es entonces cuando podemos percibir la ambigüedad del héroe Renart. Por un lado, sus actos tienen como fin encontrar desesperadamente alimento, pues el zorro es pobre, representa el escalón más bajo de la sociedad. Pero, ¿A qué precio?. Es la encarnación del héroe capaz de cometer mil maldades para que tenga éxito un fin loable. Es un héroe demonizado, mentiroso, el Vulpes vulpes de color rojo, representativo de la maldad. No obstante, el Roman de Renart contenía una fuerte carga crítica a la sociedad de su época, reprochando la incapacidad de los gobernantes a la hora de alimentar a su pueblo y también la burla hacia los tabúes impuestos por el clero.
"...Lo que el lobo no hace sino con la fuerza, él lo hace con la destreza...Hasta el punto de que, circunspecto, ingenioso y prudente...puede variar su conducta y tiene medios de reserva que sabe emplear para sus propósitos...No es en absoluto un animal vagabundo, sino un animal con domicilio".
Esta percepción del zorro, consolidada por el imaginario medieval y renovada en la edad moderna, es la que ha trascendido al siglo XX, pero no deja nunca de mutar. Ahora ya no nos encontramos un zorro para adultos, promiscuo y ladrón, sino un zorro para niños, inserto en cuentos, novelas y películas con un espíritu lúdico y pedagógico, como la película Robin Hood, de Walt Disney, en la que encontramos a Robin (el zorro), el rey Juan (el león) y el Sheriff de Nottingham (el lobo).
Fuentes:
Le Goff, Jacques. Héroes, maravillas y leyendas de la Edad Media. Ed. Paidós 2010.
Ruiz Capellán, Roberto. Cuentos de Renart el zorro. Univ. de Valladolid, 2009.