Y es que la verdad que muchos de nosotros fuimos golpeados duramente por el mundo antes de venir a Cristo, muchos lloramos muchos, muchos sufrimos mucho, muchos perdimos cosas que amábamos, pero todo por muy duro que parezca nos hizo entender la necesidad que existía en nuestro corazón de Dios y cuando reconocimos esa necesidad y le entregamos nuestra vida a Jesús todo nuestro panorama cambio.
Nadie dijo que ser cristiano y tratar de vivir para Dios iba a ser fácil, tampoco significa que es difícil, siempre nos enfrentaremos a situaciones que pondrán a prueba nuestra fe.
En ocasiones sentiremos que ya no podemos más, pensaremos en rendirnos, pensaremos en abandonar todo el terreno ganado porque creeremos que las fuerzas se nos ha acabado.
Habrán momentos en los que nuestro ánimo se vendrá abajo y en donde lo único que vamos a querer hacer es alejarnos de todo, cómo que si esa fuera la solución.
Pero aun en medio de las tormentas de la vida, de las tempestades que nos azotan, de los tsunamis que quieran destruirnos y de los terremotos violentos que ataquen nuestra vida, aun y con todo ello debemos seguir confiando en aquel que nos enseño que sin Él nada somos.
Quizá los últimos días tú que hoy me lees has sentido el deseo de rendirte, quizá por tu mente ha pasado una y otra vez ese pensamiento de dejar todo, pero, ¿Sabes una cosa?, Dios te llamo y te restauro para que hoy te rindieras, de ninguna manera, Él te llamo para conquistar y no ser conquistado, para vencer y no ser derrotado, para creer y no dudar, para avanzar y no retroceder.
Hoy quiero invitarte a que por un momento te pongas a pensar todo lo que Dios hizo por ti desde aquel día en el que le entregaste tu vida. Al pensara en ese momento, ¿Te recuerdas como era tu vida sin Dios?, ahora, ¿Cómo ha sido tu vida con Jesús?, estoy seguro que ha sido el mejor tiempo de tu vida, por ello no puedes rendirte porque vale la pena luchar para seguir cerca del Señor, vale la pena luchar y no rendirte, porque Dios se merece todo tu esfuerzo.
¡Vamos! Rendirse jamás será la solución, no puedes rendirte ante la adversidad, si has tropezado y te sientes en el polvo debes levantarte e intentarlo una vez más. Tú fuiste llamado para grandes cosas y todo lo grande tiene un precio y parte de ese precio es soportar la adversidad, es soportar lo difícil, porque sin lucha no hay victoria, y es que la mayor satisfacción de la lucha es saber que no te rendiste y que por consiguiente viste los resultados que esperabas ver.
Todo lo difícil tiene su precio y cuando lo obtenemos nos damos cuenta que valió la pena todo el esfuerzo, porque lo que Dios tenia preparado para ti era mejor de lo que por tu mente paso.
Hoy es un día para que te esfuerces una vez más, hoy es un día para renunciar a esos pensamientos de derrota que te querían llevar a rendirte, hoy es un día de entender que si Dios está con nosotros, ¿Quién contra nosotros?
¡Tú eres un vencedor en Cristo, así que: ADELANTE!“Por eso me armo de valor, y me digo a mí mismo: «Pon tu confianza en Dios. ¡Sí, pon tu confianza en él!»” Salmos 27:14 (Traducción en lenguaje actual)
Autor: Enrique Monterroza
Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org