Un gobierno abierto es aquel que entabla una constante conversación con los ciudadanos con el fin de oír lo que ellos dicen y solicitan, que toma decisiones basadas en sus necesidades y preferencias, que facilita la colaboración de los ciudadanos y funcionarios en el desarrollo de los servicios que presta y que comunica todo lo que decide y hace de forma transparente. Hablamos de saltar desde nuestro viejo modelo de democracia representativa a un modelo de democracia conversacional y abierta.
Esto es posible aprovechando las posibilidades que pueden proporcionar las TIC a los ciudadanos de participar en la toma de decisiones de los gobiernos, más allá del derecho a voto.
Esto supone cambio tecnológico y de valores, una forma de fortalecer la democracia gracias a las nuevas herramientas de internet.
El gobierno español ha querido hacer ver que está desarrollando este concepto, pero hay que diferenciar entre e-government (que es lo que han desarrollado) y open government. Cuando hablamos de e-government nos referimos a la aplicación de las TIC y sus herramientas a los procedimientos administrativos ya existentes, es decir, no estamos hablando de cambio en los valores, sino de pura tecnología. Hace más fácil la vida de los ciudadanos pero no transforma la sociedad.
El concepto de gobierno abierto está ya asentado en varios países nórdicos y el resultado es muy positivo, hay una comunicación bilateral y una participación de la sociedad en los asuntos políticos.