Con más de una década en uno de los puestos más significativos dentro del sistema de justicia mexicano, Zaldívar expresó que su ciclo en la Corte había terminado y que las contribuciones que podría hacer desde esa posición se habían vuelto marginales. En su carta, subraya los esfuerzos realizados en pro de los derechos humanos y la instauración de políticas públicas diseñadas para proteger a los grupos más vulnerables de la sociedad.
Zaldívar, reconocido por su enfoque progresista y por promover lo que él describe como el «nuevo paradigma constitucional» en la defensa de los derechos humanos, ha dejado una huella indeleble en la jurisprudencia mexicana. Ha estado a la vanguardia de decisiones que muchos consideran transformadoras y que han redefinido la interpretación de la ley en términos de igualdad y justicia social.
En su mensaje de despedida, el Ministro señaló su intención de continuar trabajando por un México más justo e igualitario, poniendo especial énfasis en aquellos menos favorecidos. Este llamado a la acción refleja un claro compromiso con la justicia social que ha caracterizado su carrera.
La renuncia de Zaldívar se encuentra ahora en manos del presidente López Obrador y, de ser aceptada, deberá ser aprobada por el Senado de la República. Este proceso es conforme a los requerimientos constitucionales y podría significar una etapa de transición y renovación dentro de la Corte.
El anuncio ha causado sorpresa y ha generado un amplio debate público sobre el futuro de la Suprema Corte y la continuidad de las reformas jurídicas que han estado en curso durante los últimos años. La comunidad legal y la sociedad en general mantienen la expectativa sobre quién podría ser el sucesor de Zaldívar y cómo influirá esta renuncia en el panorama judicial del país.