Pocas situaciones hay más peligrosas que la de enfrentarse a un felino herido como el PSOE, que dirigió estos días a los sindicalistas de UGT para atacar físicamente a los políticos del PP y a sus familias en Murcia y Cartagena.
Prepárese, Rajoy, porque como llegue a presidente del Gobierno, las huelgas salvajes del Metro de Madrid de este verano, más costosas y duras que la de los controladores, aunque menos vistosas, serán permanentes en todos los sectores económicos españoles. Este país será una anarquía.
Prepárese, Rajoy: los suyos sufrirán tantos ataques de este PSOE que ya se enfrenta al Estado –véase la rebelión contra el Supremo y el Constitucional en Cataluña--, que el PP pensará que le hubiera sido mejor no haber ganado.
Prepárese, Rajoy: con la ruina, el legado que dejará Zapatero es que ustedes son los herederos de Franco, el que fusiló al abuelo Lozano, y culpables de la guerra civil.
Por Memoria Histórica ustedes no tienen derecho a gobernar y merecen correctivos, a veces impetuosos.
Las huelgas del Metro de este verano, con cuatro millones de viajes de trabajo perdidos, se debieron a la adopción por la Comunidad de la reducción salarial para los empleados públicos impuesta por el gobierno Zapatero.
La Comunidad murciana, gobernada por el PP, aprobó también una Ley de Medidas Extraordinarias para la Sostenibilidad de las Finanzas Públicas que reduce sueldos de liberados sindicales, los mismos que le hacen huelgas generales de juguete a Zapatero, pero que organizan los motines en los casi linchan a los populares.
Lo que no ocurre en las comunidades gobernadas por el PSOE, donde todo es tranquilidad, a pesar de iguales reducciones de los derechos y los salarios públicos. Renuncie, Rajoy. Zapatero le ha hecho creer al PSOE que por justicia histórica no puede perder prebendas ni otra guerra.
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SALAS viene de maravilla para demostrar que si el tren de Cantabria quedara bloqueado como ahora y en lugar de José Blanco hubiera un ministro de Rajoy, el perro San Bernardo aparecería degollado.
Terminando el asado, sigamos deseando felices Navidades y démosle la bienvenida al pillastre de Año Nuevo que nos espera, a la manera del artista: