"… la Ciudad es una estupenda emoción humana. La ciudad es una invención; es más, ¡es la invención del hombre! La ciudad no es algo virtual, sino físico, porque está llena de humanidad. La ciudad es un continuo devenir: Cuando tuve que reestructurar el viejo puerto de Génova, uno de los problemas con los que me enfrenté fue la relación con la ciudad vieja, es decir, la relación entre una estructura estable y consolidada en el tiempo, y una estructura flexible construída a base de grúas y barcos que llegan y parten desde y hacia todo el mundo. Un trozo de ciudad no se fabrica en cinco años (y éste es el problema que tuvimos que afrontar en Potsdamer Platz). Es como hacer un niño en nueve semanas en lugar de en nueve meses. Existen unas fases fisiológicas ineludibles. Por definición, una ciudad es “lenta”, crece homeopática y no quirúrgicamente, y sus tiempos fisiológicos son largos. Una ciudad no se diseña, simplemente se construye ella sola. Basta con escucharla, porque la ciudad es el reflejo de muchas historias. La ciudad está hechas de casas, calles, plazas y jardines que son el reflejo de la realidad, y cada uno de ellos narra una historia…"
" … La ciudad “también” está hecha de obras maestras, pero sobre todo está hecha de un tejido que respeta y refleja cada una de esas “historias”, siempre distintas las unas de las otras. Si caminas por las calles de Florencia o de Siena, por los carrugi de Génova, las callejuelas de Nápoles o los campielli de Venecia, te tropiezas continuamente con una obra maestra, pero es el tejido de estas ciudades el que es extraordinariamente vivo y también alegre. El gran escritor que fue Italo Calvino escribió bellísimas páginas en Las ciudades invisibles, pero en su hermoso prefacio también escribió algo realmente importante: que incluso las ciudades infelices tienen siempre un rincón feliz que te gusta. Y esto es lo más importante. Que me expliquen entonces, por qué uno como arquitecto, debería perseguir la imagen infeliz de la ciudad ¿Sólo porque habla de Berlín, porque describe a Berlín? Pero Berlín es una ciudad placentera. Intenta ir al Europa Center por la tarde, o a la calle Kurfürstendamm, inténtalo esta misma tarde que quizá hace frío: te encontrarás con gente, te encontrarás al mundo. Los berlineses están acostumbrados a vivir fuera, están acostumbrados a cierto tipo de convivencia. No es casualidad que la gran herencia de Potsdamer Platz no sólo sea el tranvía, o el primer semáforo, o cientos de cosas por el estilo, sino este sentido de lo placentero, este sentido del humor. Pablo Neruda ha dicho que el poeta que tiene cosas que decir lo hace en verso porque no tiene otro modo de explicarlo. Yo, que soy arquitecto, no predico con la moral: la diseño y la construyo...”
Renzo Piano, la responsabilidad del arquitecto Conversación con Renzo Cassigoli
Barcelona, 2005, Editorial Gustavo Gili
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky