Reproches… dardos envenenados de “amor”

Por Rutroncal

A lo largo de la vida nos vamos encontrando con diferentes personas, con las que establecemos diferentes lazos en cuanto a tipo e intensidad (personal, familiar, social, laboral, etc)

Evidentemente, los lazos (en cuanto a número e intensidad), van cambiando; hay personas que en su día jugaron un papel importante en nuestras vidas y hoy no están y por el contrario, hay personas que se han vuelto más cercanas… ¿Qué hace cambiar las relaciones? podríamos estar de acuerdo en que la confianza, comunicación y respeto… serían parte fundamental de esos lazos.

Pero…Cuántas veces habremos recibido una llamada de alguien después de hace mucho tiempo y lo primero que hemos respondido es: Hombre!! ya era hora!! Cuánto tiempo sin saber de tí!!!; no sé qué pensaréis, pero independientemente del tono… estas frases por mucho que estén acompañadas de cierta alegría por dicha llamada… no dejan de reflejar cierto reproche. Si queremos reflejar esa alegría… ¿porqué no contestamos así?: Hola!!!! ¿Cómo estás? ¡Qué alegría saber de tí!. 

Sólo nos damos cuenta de la diferencia entre una respuesta y otra cuando somos nosotr@s quienes realizamos esa llamada y recibimos esa contestación. En el caso de la primera y acto seguido nos estamos justificando por no haber llamado antes.

¿Porqué nos sentimos culpables? El teléfono funciona en ambos sentidos ¿no? y tendemos a agradecer menos de lo que solemos reprochar. Lo que sí es que si hacemos una llamada y recibimos un reproche… dudo mucho de que tengamos ganas de volver a marcar ese número salvo que sea casi por obligación.

Es curioso darnos cuenta del lenguaje que utilizamos en el día a día, no solemos ser conscientes de la negatividad con la que cargamos nuestros mensajes.

Cuando nos damos cuenta de esto y comenzamos a elegir nuestras palabras utilizando un lenguaje positivo nos convertimos en actores movilizadores, elementos de acción por encima de elementos de estancamiento y/o generadores de culpabilidad así como también nos convertimos en mejores comunicadores.

Fijaros con algo muy sencillo. Si a un niñ@ le decimos qué es lo que no queremos que haga o lo que está haciendo mal… no le estamos diciendo lo que verdaderamente queremos ni lo que queremos realmente que cambie, por lo que si las circunstancias se repiten, repetirá la misma conducta porque no sabe realmente cómo se debe de comportar.

Normalmente utilizamos lenguaje genérico y lamentablemente ese tiempo de lenguaje se queda en la superficie. Los mensajes “pórtate bien”, “tienes que ser buen@” realmente ¿qué significan? porque seguro que si preguntamos… tenemos diferente interpretación entre unos y otros.

La cuestión es que en los adultos pasa exactamente lo mismo, fijaros en cómo nos dirigimos con compañer@s, colaboradores/as, jefes/as,… que cuando queremos dejar las cosas “claras” solemos dar tantas explicaciones que la esencia de nuestro mensaje se pierde y por tanto puede ser malinterpretado con facilidad.

Qué consejos podemos seguir:

  • Utilizar lenguaje positivo
  • Peticiones concretas de acción
  • Evitar los reproches en cualquiera de los casos
  • Expresar más las emociones positivas

Aquí tenéis alguno más

Yo me lo propongo cada día ¿y tú?