El argumento narra cómo unas prospecciones en el terreno ponen al descubierto unos restos descongelados de lo que parece ser es una bestia prehistórica [1]. Pronto se desplazan al lugar dos paleontólogos, el Dr. Dalby y el Dr. Martens, que ponen de manifiesto lo extraordinario del hallazgo: hasta ahora, no se habían descubierto restos orgánicos de reptiles prehistóricos, pues todos los animales encontrados en milenarios bloques de hielo eran mamíferos, mamuts por ejemplo. De hecho, más adelante un periodista sugerirá bautizar al animal como Reptilicus martensius, en honor a su naturaleza reptiliana y al descubridor del espécimen.
No obstante, las carencias sobre la técnica cinematográfica se trasladaron también a la filmación de las secuencias de efectos especiales. Kay Koed se encargó de las miniaturas, y el artista Orla Hoyer se ocupó de diseñar a la criatura, incluso se cree que construyó una versión a tamaño humana de la misma que debía ser operada por dos técnicos, pero no está claro si esta versión se empleó finalmente en el filme. Sin embargo, el equipo no estaba familiarizado con el rodaje de este tipo de tomas, y no cesaban los problemas a la hora de conseguir las correspondientes secuencias. No fue hasta la llegada de Bent Barford —considerado uno de los maestros del stop-motion de Dinamarca y más ducho en este tipo de menesteres— que se pudieron obtener los planos protagonizados por Reptilicus.
Con todo, la dinámica de filmación era particularmente peculiar. Puesto que la producción había alcanzado un acuerdo para distribuir la película en Estados Unidos, primero se grababan las tomas en danés, de cara al estreno en este país, y luego se rodaban las mismas tomas en inglés, cambiando el idioma hablado por los actores, pero con exactamente el mismo escenario. Con la salvedad de la actriz Bodil Miller, la cual no dominaba el inglés y era sustituida por Marlies Behrens, con una mejor dicción anglófona, en su papel de experta enviada por la UNESCO.
Pero de poco sirvió este doble esfuerzo, pues cuando el productor Ib Melchior y la contrapartida estadounidense vieron la película, la consideraron demasiado especial para estrenarla en Estados Unidos. Así que decidieron no solo doblar la narración totalmente con actores de doblaje americanos, sino alterar el montaje y algunos elementos para hacerla, en principio, más digerible para su país. Con este objetivo por ejemplo eliminaron las pocas secuencias donde Reptilicus vuela, y añadieron un poco esforzado efecto óptico superponiendo una especie de escupitajo fosforescente y ácido de Reptilicus que, supuestamente, deshace a aquellos que son alcanzados por el asqueroso fluido. Decimos esto porque, como esas escenas no se rodaron, y el montaje está esclavizado por esta situación, en cuanto los diferentes figurantes son recubiertos por la saliva verduzca, la escena de inmediato cambia de plano. Por no hablar del momento en que se recorta, literalmente, a un personaje de un fotograma para fingir que es engullido por la bestia. Inenarrable.
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[1] Un hallazgo que recuerda, tangencialmente, al descubrimiento de dos dinosaurios descongelados —un tiranosaurio y un brontosaurio— en el filme "Dinosaurus!" (Irvin S. Yeaworth. 1960), estrenada un año antes.
OCTAVIO LÓPEZ SANJUÁN
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