Pero claro, asisten los Príncipes y no importa estar 30 minutos sentado en la butaca por protocolo, ni siquiera hacer esperar cinco al director antes de arrancar con un "Himno de España" que en la joven orquesta fundada por Don Riccardo sonó muy italiano como no podía ser menos.
La obra elegida no es habitual y tampoco muy agradecida, pero hay que reconocer que los duros ensayos del coro lograron una versión más que digna, sumando otra gran batuta a su currículo.
De las notas al programa del académico Antonio Gallego tituladas "Armonía, consenso, universalidad, los valores que nos salvan" casi diría que fueron premonitorias en un 20-O histórico en que comimos con la noticia que Gadafi había muerto para proseguir con ETA anunciando su final (!). El título de la entrada no es lo que parece (anunciaríamos La Tercera) sino por el origen e historia de esta obra para coro y orquesta bien analizada por el académico zamorano, que Muti ya grabase hace años junto al de Verdi (además del Réquiem para voces masculinas) y que era lógico trajese a Oviedo con "su orquesta" que lleva el nombre del compositor, teniendo además un coro asturiano que en estos momentos puede con lo que le echen siendo capaz de amoldarse a todos los repertorios y directores, lo que es un mérito enorme. De este Réquiem escribe Gallego en las notas que "al margen de sus habilidades músicas, que fueron abundantes, también tuvo la de mantenerse en el poder con regímenes tan distintos como la República revolucionaria, el Imperio y los nuevos Borbones, un buen ejemplo de lo que hoy podríamos denominar consenso".