Busco refugio durante unos días en la serranía de la antigua Bastetania para descansar del ruido mediático que en los últimos meses ha suplantado a la acción política en este país. Mientras, el mundo sigue su curso cada vez más acelerado y me llega noticia del nuevo atentado terrorista que ha segado vidas inocentes en Bruselas. Ante tales hechos luctuosos, lo más honesto que puedo hacer es abstenerme de añadir palabras redundantes y limitarme a dejar constancia de mi solidaridad con las víctimas. Con las recién fallecidas en Bruselas y con las que se ahogan en las aguas fronterizas de una Unión Europea que ha dado la espalda a los valores humanos que daban sentido a la unión de países.
Busco refugio durante unos días en la serranía de la antigua Bastetania para descansar del ruido mediático que en los últimos meses ha suplantado a la acción política en este país. Mientras, el mundo sigue su curso cada vez más acelerado y me llega noticia del nuevo atentado terrorista que ha segado vidas inocentes en Bruselas. Ante tales hechos luctuosos, lo más honesto que puedo hacer es abstenerme de añadir palabras redundantes y limitarme a dejar constancia de mi solidaridad con las víctimas. Con las recién fallecidas en Bruselas y con las que se ahogan en las aguas fronterizas de una Unión Europea que ha dado la espalda a los valores humanos que daban sentido a la unión de países.