Ahora que son las doce de la noche, y por hacer una crónica de urgencia habría que decir que la Huelga General del 29-M no ha pinchado, que ha sido un éxito, los sectores más industriales y claves de la economía se han parado y han hecho parar el resto. La derecha está cabreada, más aún, el domingo ya lo pasó mal. Pero quizás el problema no sea que la mayoría de la clase trabajadora esté en contra de la Reforma Laboral, el problema era (y creo que sigue siendo), que muchas personas han dejado de creer en los sindicatos y en los partidos políticos de izquierda, se han dejado contaminar de la crítica interesada de los medios de comunicación, y no han participado de forma activa, sino a lo sumo pasiva, en las movilizaciones de ayer. Yo sigo pensando que, a pesar de la burocratización de la clase sindical, los sindicatos siguen siendo necesarios como herramienta para la lucha de un mundo mejor, especialmente con un capitalismo salvaje, que pretende la selva y la guerra, que ha echado leña al fuego de la lucha de clases y que pretende que no tengamos organizaciones. Por eso las criticas, y por eso criminaliza a CCOO y a UGT, porque sencillamente no les interesa. Hay muchos trabajadores que te vienen con el "yo no hago huelga para los zánganos de los sindicalistas" o te repiten las consignas de los relojes de Cándido Méndez o el crucero de Toxo, como si solo los empresarios tuvieran derecho a un reloj o a un viaje en el verano. No tenemos que perder el norte y seguir defendiendo a los sindicatos de clase, a estos o a los que salgan nuevo, si salen, pero no desarmarnos nunca. A todos los que critican a los sindicatos les pediría yo que se afiliaran, que pagaran las cuotas, que se presentaran a las asambleas, a las listas de su empresa en las elecciones sindicales, y que luego si quieren opinen, pero no antes. Hay que mojarse y esto es una guerra. La revolución no se hace con guantes de seda y los piquetes son necesarios, son necesarios para los trabajadores que están amenazados por el contrato precario de su jefe que no le permite hacer huelga. Por eso hay que dejar de demonizar a los sindicalistas, a los que se han llevado toda la noche en planta trabajando por todos nosotros (gracias Pablo, Arturo, Jesús...), a los que han estado detrás de la organización, de las banderas, de los carteles,... A los estudiantes que poco a poco despiertan. La lucha continúa: el 1 de Mayo será el más combativo, seguro. Somos más.
Ahora que son las doce de la noche, y por hacer una crónica de urgencia habría que decir que la Huelga General del 29-M no ha pinchado, que ha sido un éxito, los sectores más industriales y claves de la economía se han parado y han hecho parar el resto. La derecha está cabreada, más aún, el domingo ya lo pasó mal. Pero quizás el problema no sea que la mayoría de la clase trabajadora esté en contra de la Reforma Laboral, el problema era (y creo que sigue siendo), que muchas personas han dejado de creer en los sindicatos y en los partidos políticos de izquierda, se han dejado contaminar de la crítica interesada de los medios de comunicación, y no han participado de forma activa, sino a lo sumo pasiva, en las movilizaciones de ayer. Yo sigo pensando que, a pesar de la burocratización de la clase sindical, los sindicatos siguen siendo necesarios como herramienta para la lucha de un mundo mejor, especialmente con un capitalismo salvaje, que pretende la selva y la guerra, que ha echado leña al fuego de la lucha de clases y que pretende que no tengamos organizaciones. Por eso las criticas, y por eso criminaliza a CCOO y a UGT, porque sencillamente no les interesa. Hay muchos trabajadores que te vienen con el "yo no hago huelga para los zánganos de los sindicalistas" o te repiten las consignas de los relojes de Cándido Méndez o el crucero de Toxo, como si solo los empresarios tuvieran derecho a un reloj o a un viaje en el verano. No tenemos que perder el norte y seguir defendiendo a los sindicatos de clase, a estos o a los que salgan nuevo, si salen, pero no desarmarnos nunca. A todos los que critican a los sindicatos les pediría yo que se afiliaran, que pagaran las cuotas, que se presentaran a las asambleas, a las listas de su empresa en las elecciones sindicales, y que luego si quieren opinen, pero no antes. Hay que mojarse y esto es una guerra. La revolución no se hace con guantes de seda y los piquetes son necesarios, son necesarios para los trabajadores que están amenazados por el contrato precario de su jefe que no le permite hacer huelga. Por eso hay que dejar de demonizar a los sindicalistas, a los que se han llevado toda la noche en planta trabajando por todos nosotros (gracias Pablo, Arturo, Jesús...), a los que han estado detrás de la organización, de las banderas, de los carteles,... A los estudiantes que poco a poco despiertan. La lucha continúa: el 1 de Mayo será el más combativo, seguro. Somos más.