Nos tienen acostumbrados a que segundas partes nunca fueron buenas, la archiconocida frase, pero creo que en muchas ocasiones estas continuaciones fallan porque pierden la esencia que tenía la primera, que se salen de madre porque ya han dado todo lo que tenían en la anterior y de esta forma en la segunda tienen que introducir todo tipo de cosas absurdas para innovar y no resultar repetitivos.
En el caso de la continuación de The hangover (en España Resacón en las Vegas, por culpa de esta traducción tenemos un título tan horrible aquí para la segunda parte) no encontramos estos problemas. La película es fiel a sus personajes, no los distorsiona, guarda la esencia de lo que era la primera. De hecho en ocasiones casi podría resultar repetitiva, ya que la estructura argumental es igual a su predecesora, pero los acontecimientos que vemos retratados son como nuevos gags que bien se podrían haber añadido a la que se desarrolla en las Vegas.
Sin duda alguna lo más importante de Resacón en las Vegas eran sus personajes, todos muy bien trazados, con unos perfiles muy bien delimitados y todos graciosos en sus respectivos estilos. Por suerte, esta segunda parte no los destroza, los mantiene y no cae en la sentimentalidad como muchas otras.
Divertida, alocada, zafia, a todo aquel que le haya gustado la primera parte de esta bilogía se quedará encantado con la aventura tailandesa de estos hombres inmaduros y desagradables.