Con diferencia de pocas horas dos personas, bien diferentes, del mundo de la comunicación se han sincerado en sendos discursos. El uno, Antonio Fernández Galiano presidente de Unidad Editorial y recientemente de UTECA (las televisiones comerciales) ha dicho con contundencia en el foro de Nueva Economía, que sobran periódicos en España, que los diarios en Internet no pueden seguir siendo gratuitos y que a pesar de que sigue habiendo un importante número de lectores el papel tiene los días contados.
Cree este alto ejecutivo de los medios que urge una fusión de cabeceras diarias. Que no es lógico, esto lo interpreto yo, que hayan cuatro diarios económicos, media docena de deportivos y 134 diarios de información general batallando en los kioscos cuando solo el 8,2% compran un ejemplar diariamente.
Tenemos más periódicos que la media de la CEE y estamos a la cola de lectores europeos. Esa es una realidad.
El otro que ha pronunciado un discurso al ser premiado por la APM (Asociación de la Prensa de Madrid), es el periodista Fran Llorente, que ha dicho que en estos momentos de informaciones convulsas y complejas y de indefensión del ciudadano, es más necesario que nunca recuperar el periodismo. El hasta ahora director de informativos de TVE ha tenido la sinceridad de reconocer las dificultades con las que se encuentran los periodistas en esta crisis en la que las informaciones interesadas, los rumores permanentes y el oscurantismo de los políticos y los mercados hacen muy difícil transmitir informaciones contrastadas y veraces.
Antonio Fernández Galiano, al que considero amigo y con el que discuto de tanto en cuando sobre el sector de los medios de comunicación, está haciendo un ERE en su empresa, quizás no sea el último porque los ingresos publicitarios siguen cayendo bruscamente en nuestro país y la circulación del papel ha retrocedido más de un 15% con la crisis.
Fran LLorente que ha hecho una labor muy positiva al frente de los informativos de TVE y que ha ayudado a configurar una televisión de calidad e influyente en medio del desastre audiovisual español será cesado con seguridad en unas semanas con el riesgo de desandar lo andado.
Antonio es un gran profesional que conoce perfectamente los medios y al que la crisis no le dio tregua para digerir la multimillonaria compra de Recoletos y que el error compartido por todos los editores de regalar las costosas informaciones de sus cabeceras en la red le está haciendo pagar un precio imposible de rentabilizar. Mis debates con él , desde mi posición donde veo los toros tras la barrera, siempre es el de mantener la calidad informativa e invertir en las redacciones. Postura que suena poco conciliable con los despidos y debilidad de los recursos periodísticos. El sector de los medios es insolidario, competitivo por absurdas veleidades e incapaz de plantar cara colectivamente a la crisis. Parece que a los editores el debate ideológico les interesa más que el periodístico.
No se han unido para reducir los costes de impresión, materias primas, distribución y comercialización que tienen los diarios y que son los que de verdad les están asfixiando. No han sido capaces de plantear estrategias conjuntas en la red y, por descontado, han sido incapaces de negociar las condiciones suficientes (al contrario que otros editores europeos) con los distintos gobiernos españoles de diferentes signos.
Se llega tarde y mal a muchas decisiones. Las que ahora se tomen en el sector serán tan duras como las que nos obliguen "nuestros amigos europeos" a pagar por rescatar a nuestra banca y quizás luego a nuestro país.
No es cierto que los periódicos vayan tan mal en Europa ni en EEUU como en España. Estamos mucho peor.
En el otro lado, el espíritu Fran Llorente puede desaparecer en breve. La máquina de los recortes personales e intelectuales parece avanzar lentamente. La vuelta atrás es el riesgo. No hay posibilidad de detenerla. El discurso de este periodista sonó al homenaje de un tiempo que no volverá.
Somos más pobres con menos periodistas en uno y en otro lado. Seremos menos libres cuando nos acaben rescatando desde afuera, cuando nos impongan sus condiciones, cuando no tengamos cintura para movernos.
Con el periodismo el rescate de los medios y de la profesión solo puede venir desde dentro y aquí las cosas no parecen ir por buen camino.