Rescate a la banca: de jarrones y cuentos chinos
Publicado el 11 junio 2012 por Carmentxu
Un complejo mecanismo cerebral debe ser el que activa la reacción de mentir ante la evidencia. Un niño con una pelota en las manos, por ejemplo, puede alegar frente a un jarrón chino hecho añicos que éste, milagrosamente, se ha caído solo al suelo; que él se encontraba lejos en ese momento, pongamos en Gdansk, y lo defenderá con vehemencia. Y, una vez impuesto el castigo porque las pruebas apuntan a la fechoría, el niño se sentirá tan desgraciado e injustamente tratado como si, efectivamente, no hubiera tenido nada que ver con el asunto. Quien escuche la justificación del niño, negando lo evidente, se sentirá seguramente más enfadado aún que si sólo se tratara de la pérdida del jarrón. Verá atacada su inteligencia y su capacidad deductiva y se sentirá atacado por una soberbia impostada con la que se pretende tapar la falta, la debilidad.
Algo parecido debe estar pasando a los dirigentes europeos cuando escuchan a Mariano Rajoy y a su ministro de Economía, Luis de Guindos, calificar de victoria la capitulación de España a recibir hasta 100.000 millones de euros de rescate. Si es blanco y en botella, es leche. Si son 100.000 millones para recapitalizar la banca porque el país solo no puede por sí mismo y la línea de crédito (sic) viene acompañada de fuertes condicionantes, es rescate. De lo que tarden nuestros gobernantes en reconocer la palabra y pronunciarla con todas sus letras, dependerá la intensidad del euromosqueo. La prensa internacional, como The Economist, se hace eco con ironía y a media sonrisa, y con toda la razón, las palabras del Ejecutivo. A partir de hoy, es la hora de los mercados: desconfiados, temerosos, nerviosos. Cualquier atisbo de mentira o tergiversación les hace huir a otras tierras más seguras.