Reseña #100: la misión

Publicado el 24 noviembre 2017 por Alaluzdelasvelas
RESEÑA #100: LA MISIÓN
¡Hola, hola, hola! ¡Estamos de centenario! La reseña número 100, nada más y nada menos. ¡La de cositas que han ido cambiando, a lo largo de todo este tiempo! Ay, si es que me pongo hasta sentimental. Eso sí, no creáis que voy a cometer el error de leer la primera entrada que subí; no tengo tantas ganas de pasar vergüencita. ¡Pero vamos a lo que vamos! Aquí una servidora va a pasarse el fin de semana estudiando como una cabrona. Sí, sí, la vida y los parciales. Es de chiste. Ahora bien, pese a que el fin de semana va a tener sus cosillas malas – muchas, de hecho – también tiene lo suyo bueno. ¿Qué tal si hablamos de un libro que me encantó? ¡Dentro reseña!
Ficha técnica
Título:(Amos y Mazmorras 3) La misiónAutora:Lena ValentiEditorial: DEBOLSILLONúmero de páginas: 284ISBN: 9788490624814Precio: 9,95€SinopsisEn los Reinos Olvidados todos pierden el corazón.Cuando la agente del FBI Leslie Connelly regresó a Nueva Orleans tras el éxito logrado en la misión de Amos y Mazmorras, no podía imaginarse que su papel en el caso todavía no había finalizado. El cuerpo voluptuoso, el pelo negro y sedoso y la mirada de hielo de la agente llamaron la atención de El Drakon, un poderoso señor de la mafia rusa que había pagado una suma millonaria para comprarla como esclava sexual. Eso la convierte en la candidata perfecta para la nueva misión: desmantelar la red de trata de blancas de una vez por todas. Para ello contará con la ayuda de un agente del Servicio de Inteligencia ruso muy experimentado: el sexy, rudo y taciturno Markus Lébedev. Pero esta no es la primera vez que colaboran juntos. Ya se habían conocido en el torneo de Amos y Mazmorras, donde "el ruso" se infiltró como un amo del calabozo, y la atracción fue tan inmediata como irresistible. La misión en los Reinos Olvidados es muy delicada, pero la batalla más peligrosa se librará entre las sábanas. Markus y Leslie conocen el mundo oscuro de las fustas, los látigos y el cuero, ¿pero están preparados para el amor?En la mirada del demonio se esconden miles de secretos y una súplica que invita a romper las reglas.Mi opinión A esta mujer deberían darle el premio a “Señora de los finales terribles”. ¿Y por qué? Pues porque a mí por poco no me peta la patata. Pero vamos a empezar por el principio, que me emociono.Leslie se siente algo escéptica respecto a la relación de Lion y Cleo. A su juicio, son un poco exagerados. Dos tortolitos que exacerban el significado de la palabra <<amor>>. Ahora bien, a ese escepticismo no puede evitar sumar cierto grado de decepción. ¿Por qué, después de tanto tiempo, siente cosas tan confusas hacia un hombre? Ella es una mujer dura, una chica de hierro que no se deja amedrantar por nadie. ¿Qué demonios tiene Markus, ese ruso del SVR, para ponerla tan nerviosa?
Voy a tener que retractarme de todo lo que dije de las dos primeras partes de la saga. Porque sí, amigas y amigos, aunque fueron maravillosas, geniales y adictivas; esta tercera parte supera con creces a sus predecesoras. Una historia turbia, la que se nos presenta, y es que ésta vez el sadomasoquismo no tiene cabida. No hay nada que indique que nuestros protagonistas son dos amos, más allá de sus caracteres dominantes. Una historia turbia, decía. ¡Y qué cierto! Lena Valenti nos sumerge de lleno en el turbio mundo de las bratvas, los grupos mafiosos rusos, y lo hace con tanta maestría que es imposible no devorar la novela.
Tras el pequeño descanso tras la misión de Amos y mazmorras DS, Leslie empieza a trabajar con Markus. Deben ir a Londres por encargo expreso del FBI y la SVR para desmantelar el grupo de captación de una de las miles de mafias. Para ello, primero deben acudir a la prisión de Nueva Orleans y extraer el máximo de información a Belihkov, un soplón que no duda en hablar con Markus. Los nuevos datos ponen en guardia a Leslie y Markus, aunque nuestra protagonista no tiene ni la más remota idea de la locura de caso en la que se ha metido. No puedo decir nada sin desvelarlo todo, aunque sí diré dos cosas. La primera es que la atmósfera que conjura Lena Valenti es oscura. Un Londres gris, una capital triste, cargada de secretos turbios.Escenario que casa a la perfección con la seriedad de los temas que se tratan. La trata de blancas, el cómo criban a las chicas que llegan al aeropuerto y las convierten en meros “paquetes”… sucesos escalofriantes que no dejan a nadie indiferente. Al menos, no a nuestros protagonistas.
Mi segundo comentario irá referido al señor Montgomery. Menudo desgraciado, el tío. ¡Cuánto sabe y cuánto calla! Y no, no puedo decir nada más, lo siento. Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler

Al borde de un algo. Así me he quedado. Os he dicho infinidad de veces que la señora Valenti tiene el don de la palabra, el modo exacto de hacernos llegar pensamientos, sentimientos y emociones de lo más confusas. Pues bien, esta vez lo ha bordado. Yo me inclino ante ella.La estancia en Londres es una locura. Una locura, porque ni Markus confía en Leslie, ni Leslie confía en Markus. Él no quiere ni oír hablar de “binomios”, él sólo quiere hacer su trabajo. Ojo, hacerlo a su manera, porque el señor, con sus huevos bien gordos, se encarga de inutilizar el móvil de Leslie. Las normas quedan fuera. A partir de ahora, manda la ley del Demonio.Sobrepasada. Así me he quedado. No es posible que un sólo personaje encarne tantísimas cosas. Markus, el sicario. Markus, el ex-presidario. Markus, el agente. Markus, el Demonio. Y me quedo con éste último, porque nuestro querido ruso tiene el corazón hecho polvo. Algo que no gusta nada a la agente del FBI. Ella, una mujer íntegra, de ideales muy claros, no puede entender cómo es posible que Markus haya convertido la misión en algo personal. No lo entiende, claro, hasta que al final la verdad le da un bofetón en toda la cara.Veréis, cuando empecé este libro lo que esperaba era que, como mucho, me gustara tanto como las protagonizadas por Lion Romano y Cleo Connelly. Qué inocente fui, ¿eh? Nuestro amo del calabozo apuntaba a maneras desde el minuto cero, lo mismo para nuestra ama recién descubierta, esa chica supuestamente desaparecida. Y es que, como os decía más arriba, aquí Lena Valenti hace alarde de todo su potencial. Nos vuelca de lleno en un mundo atroz, uno cargado de palabras sucias, comentarios obscenos y realidades despreciables. Nos habla de lo más bajo que encarna el ser humano. Esos vicios asquerosos, esas inclinaciones repugnantes… las cribas de mujeres, de personas, maldita sea. Y, pese a todo, también hay luz.Pequeños momentos en los que parece que un rayito de sol impacta en la novela, mostrándonos la cara amable de Leslie, la dulce y la empática; la cara benévola de Markus, su protección y su cariño. Es por todo eso que la novela vale la pena.
El desarrollo es trepidante. Escalan poco a poco por la truculenta pirámide que es la bratva, y lo hacen sin un solo error. Dos agentes como ellos, terroríficamente bien formados, no pueden permitirse lujos como dudar; mucho menos si tenemos en cuenta que la violencia de nuestro Demonio puede mandarlos a los dos al maldito infierno. Si tuviera que quedarme con una escena, si tuviera que elegir un momento, me quedaría con todo lo que sucede en el Soho. Ese punto, horrible, atroz; en el que Markus empieza a demostrar cuál es el verdadero móvil de su misión fue, sin lugar a dudas, fascinante. Pero cuidado, porque nuestro ruso no es lo que parece y eso es precisamente lo que aterroriza a Leslie. Saberse vulnerable, ella que no quiere ni oír hablar de amor; ver cómo una persona puede influir lo suficiente en ti como para hacerte cambiar de parecer… Me maravilla.Me maravilla, digo, porque nuestra chica Connelly es una verdadera máquina de matar, una chica que puede tumbar a una mole con dos movimientos de sus dedos; y, pese a todo, es humana. Humana, porque no comprende cómo Markus puede matar con tanta precisión, con tanta crueldad. Ella no tortura, él sí. Ella no somete, él sí. Ella es certera. Él es letal. Y, entre los dos, forman un equipo perfecto.
He hablado infinidad de veces de romper barreras, hincar las rodillas y decir verdades, de la visceralidad y todas sus formas. Pues bien, puedo decir que en esta novela Lena Valenti nos da un santo bofetón en toda la cara.Uno que pica, por cierto. ¿Y por qué? ¡Oh, buena pregunta! Digo esto porque nuestra querida autora no deja que Leslie sepa más que lo estrictamente necesario. El cuerpo de Markus es un mapa, pero no es tan fácil como parece leerlo. Sus tatuajes, entre ellos una matrioskacon un esqueleto, tiene mucho que decir en la historia. Y yo por poco no me muero del susto al comprender qué función tenía dicha marca de tinta.
El final es de infarto. De los que dejan a una con el cerebro vuelto del revés y los ojos desorbitados. No es feliz, realmente es muy agrio, pero sería una asquerosa hipócrita si dijera que ni me ha sorprendido ni me ha gustado. Me ha encantado. Me ha gustado tanto que sigo sin entender por qué narices no lo entendí desde el principio. Ya lo decía yo, un santo bofetón.Sólo me queda desear muchísima suerte a Leslie. Suerte y paciencia, porque ahora sí que está de mierda hasta el cuello, la pobre.Con todo, La misión, es una novela que supera a sus predecesoras. Con unos personajes maravillosos y una trama de infarto, Lena Valenti nos sumerge de lleno en el mundo de la mafia rusa. Espero con muchísimas ganas la cuarta parte.
Nota: 5/5

Citas(…)-Claro, ruso – contestó, arisco –. He tardado porque un puto personaje de Dragones y Mazmorras me clavó un cuerno en pulmón. Me venía mal instalar un sistema de seguridad mientras me ponían la ventilación asistida – contestó, irónico.(…)
(…) Y no se preocupaban ni se hacían preguntas porque, sencillamente, no les tocaba de cerca; y, era bien sabido, que el ser humano solo se involucraba en ese tipo de asuntos cuando al final golpeaban en su propio tejado.(…)