¡Hola, hola, hola!¿Qué tal va la semana? ¿Habéis disfrutado, o estáis disfrutando del punte? Aquí una servidora tuvo que ir a clase ayer, pero… aquí estoy una vez más, a pie de cañón, para traeros la reseña de un libro maravilloso. No me enrollo más.. ¡Dentro reseña!Ficha técnica
Título:(Seis de cuervos 1) Seis de cuervosAutora:Leigh BardugoEditorial: HidraNúmero de páginas: 544ISBN: 9788416387588Precio: 19,00€SinopsisKetterdam: Un desbordante foco de comercio internacional donde todo se puede conseguir por el precio adecuado, como bien sabe el prodigio criminal Kaz Brekker. A Kaz le acaban de ofrecer la oportunidad de llevar a cabo un gran robo, un arriesgado golpe que podría hacerle más rico de lo que se jamás se ha atrevido a imaginar en sus sueños más salvajes. Pero no podrá llevarlo a cabo por sí solo: tendrá que reclutar a un peculiar equipo formado por un convicto, una espía, un pistolero, una Grisha, un ladrón y un fugitivo. Aunque ellos no lo saben, llegado el momento los miembros del grupo de Kaz serán los únicos capaces de salvar el mundo de la aniquilación total. Bueno, lo serán si no se matan entre ellos primero.Mi opinión Es difícil hablar de algo tan maravilloso, sobre todo si lo que pretendo es que aquellas personas que aún no hayáis dado una oportunidad a Seis de cuervos, lo hagáis. Finales de año, a unas pocas semanas de la Navidad y… me encuentro una joya. Una mayúscula. Kaz Brekker es un un superviviente, un chaval que sabe lo que es pasarlo mal de verdad. Alguien que lo ha perdido todo o que es, como él mismo dice, la clase de cabrón que sólo se fabrica en el Barril. Un lugar, cuánto menos, difícil, el Barril. Un barrio duro de Ketterdam, una ciudad de Kerch dedicada al comercio. Clubes, casas de juego, bares y canales. Sí, amigas y amigos, Kaz vive el día a día entre las húmedas calles de Ketterdam, siempre seguido de su Espectro, Inej, una chica suli que lo perdió todo un día cualquiera, hasta que llegó Kaz… y la salvó.
Veréis, Seis de cuervosno es un libro al uso. No habla de héroes, no habla de personas que merezcan una segunda oportunidad. Habla de gente que no tiene nada que perder, personas que están tan abajo, que han besado tantas veces el suelo, que ya nada les importa. Excepto el dinero. Excepto purgar lo poco que quede por arreglar.
La traición no está bien vista, entre las bandas. Así nos lo demuestra Kaz cuando ejecuta, sin ningún tipo de piedad, a Gran Bollinguer ante los estupefactos ojos de los Gaviota Cuchilla y Jesper, uno de los Despojos. Sí, habéis leído bien, los Despojos, el pequeño equipo que Kaz dirige con mano de hierro, bajo la tutela meramente formal de Per Haskell, el viejo.
Decía que la traición no está bien vista. Veréis, después de la ejecución de Gran Bollinguer, Kaz se pelea con Inej, o tal vez sea Inej quién se pelee con Kaz. La cuestión es que nuestra chica silenciosa desaparece y a Kaz, el mayor cabrón del barril, Manos Sucias, se lo llevan los chicos de un mercader que mucho tiene que decir en esta historia. Van Eck, un mercader rico. Van Eck, el cabrón que le pide algo prácticamente imposible. Van Eck, el que hace que todo se vaya de madre.
He hablado infinidad de veces de personas que, con sus libros, rompen barreras. Personas que se rompen en el papel, que lloran sobre el papel, desnudándose poco a poco ante todas las personas que tenemos el honor de leerlas. Leigh Bardugo es de esas. Una mujer que deja su corazón en la desgarradora historia que es Seis de cuervosporque, creedme, este no es un libro en el que todo vaya bien. No hay cabida para la ilusión o los sueños. Ketterdam está podrido. Tan podrido con Kaz y los demás. Ahora bien, ¿quién dice que, aunque no sea una historia feliz, no pueda ser maravillosa?
El encargo de Van Eck es sencillo, al menos en términos de palabra. Entrar en la Corte de Hielo, la prisión más segura del mundo, allá en la lejana Fjerda, y rescatar a Bo Yul-Bayur, un hombre que ha desarrollado una droga peligrosa. La jurda parem, la droga que hace que los Grisha incrementen sus poderes hasta el punto de perder la cordura y morir. Por supuesto, Kaz le dice que está loco. Completamente loco. Ahora bien, los números suben y suben, haciendo que nuestro protagonista dé el sí en treinta mil kruges. Pero necesita un equipo. Uno que no tenga nada que perder. ¿Veis por dónde voy?
Inej, Jesper, Nina, Matthias y Wylan. Los cinco elegidos por nuestro Manos Sucias. Un grupo de lo mas variopinto, con una chica suli que todavía reza a sus santos, un adicto al juego, una Grisha Mortificadora, un ex-soldado del ejército de Fjerda y el hijo de nuestro mercader Van Eck. Sólo me queda un cosa por decir: el viaje es una locura, una locura que hará que nuestros protagonistas, uno a uno, se desnuden ante nosotros para mostrarnos la cara más oscura de la realidad.
Convencerlos no es fácil. A fin de cuentas Matthias está en la Puerta del Infierno, la cárcel de Ketterdam; y Nina lleva más de un año suplicando a Kaz que la ayude a sacarlo. ¿Y ahora quiere hacerlo? ¿Sólo por unos cuántos miles de kruges? ¿Qué hay del honor, esa palabra que sólo los valientes, los valientes de verdad, pueden permitirse? ¿Y por qué parece tan fácil ceder a los excéntricos planes de Manos Sucias? Por la gran palabra, la más terrorífica. El amor. El amor que se fue a la mismísima mierda. El amor que hace que Nina no pueda dormir una sola noche. Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler
No me esperaba encontrarme algo tan maravilloso. Algo tan genial que me mantuviera enganchada día y noche. Se ha dicho que Seis de cuervos es una historia de personajes, más que de trama. Discrepo. Aquí todo es importante. Desde las traiciones, hasta las conversaciones y los recuerdos. Momentos antiguos, momentos presentes y posibles momentos futuros. Porque tal vez nuestros seis protagonistas sean delincuentes, gente sin nada que llorar, pero tienen alma. Una que van a purgar en el hielo, una que van a ver caer una y otra vez.
Si hablamos de favoritos, me quedo con Kaz e Inej. Él, por ser tan desgraciado que no es capaz de hablar claro. Porque no puede mirar a la chica de la que lleva enamorado tanto tiempo que ni siquiera es capaz de recordarlo, porque no puede contar qué pasó sin sentirse expuesto. Porque la verdad, la cruda verdad, lo convierte en alguien débil. Ella, porque es maravillosa. Una superviviente, una sombra que lo sabe todo. Una chica que jamás se deja nada por decir, alguien que lucha por su corazón, aunque sepa que se lo ha entregado a la persona equivocada. No creáis que el resto no valen la pena. Nina y Matthias son personajes complejos, con sus más y sus menos. No en vano él es un antiguo drüskelle, un cazador de brujas de Fjerda. ¿Y qué caza? Grishas, personas que, como Nina, pueden controlar no sólo los elementos, sino el poder de la sanación y… la capacidad de cargarse a alguien sólo controlando su respiración, su corazón y la propia sangre. Supongo que la autora quería que la historia de estos dos fuera emotiva. Lo logra, por todos los dioses que aparecen en este libro que lo logra, pero, aunque fue maravillosa, no fue como la de Kaz e Inej. No fue imposible. No fue algo que estaba destinado a no poder ser.
La historia tiene puntos muy buenos. Ver cómo alguien tan patriótico como Matthias se da cuenta de que esa banda de pobres criminales vale mucho más que todas las promesas que ha escuchado en Fjerda, o darse cuenta de cómo Jesper va enamorándose poco a poco del pequeño Wylan, un chico que parece tonto, alguien que no parece tener mucho que aportar, pero que resulta ser tan válido como el resto de sus amigos. Sí, amigos. Un libro que habla de amistades, traiciones, amores quebrados y silencios. Silencios en los que se encierran para pensar en el pasado, para recordar cada segundo, golpe a golpe. Silencios que nos muestran a una pequeña suli que creció en la lejana Ravka, con una familia acróbata. Silencios que nos hablan de un cazador de brujas y una Grisha que se enamoraron en un naufragio. Silencios que hablan de un pequeño granjero que fue a la ciudad para estudiar y terminó por ser el mejor tirador, aunque también uno de los más adictos al juego. Silencios. Silencios y más silencios.
Me inclino ante Leigh Bardugo por escribir algo tan demencial, algo tan jodidamente demencial que sólo puedo aplaudir. Porque cada personaje, cada palabra, cada escenario… convierte Seis de cuervos en una novela exquisita. Una que rompe. Una que pide que nos rompamos.
El plan de Kaz, que va cogiendo forma a medida que leemos, es magistral. Magistral y alocado, porque mezcla sus propias batallas. Quiero hablar, llegados a este punto, de Pekka Rollins. El puto Pekka Rollins. Odio a este hombre. Así de sencillo. Alguien despreciable, alguien que le debe toda su asquerosa y patética vida a Kaz. Alguien a quién quiero ver caer a lo grande en la segunda parte. Ladrillo a ladrillo.Mención especial a los escenarios. Las cárceles, las celdas, cada pasillo, cada habitación. Todo es gris, lo suficientemente oscuro para que no nos sintamos seguros en ningún momento. Lo más inofensivo tiene dos caras. Y eso es algo que nuestros protagonistas aprenden, golpe a golpe. El final… Ay, ese final. Casi se me saltan las lágrimas. Es cruel, injusto y, pese a todo, perfecto. Perfecto, os cuento, porque no podía ser de otra manera, no sin hacer que la historia perdiera la fuerza, esa esencia decadente que envuelve cada palabra de la novela.
No sé qué va a pasar. No sé cómo se arreglarán, o no, las cosas. Sólo sé que no puedo esperar a descubrirlo.Con todo, Seis de cuervoses un libro redondo. Con unos personajes que rompen el corazón, una historia desgarradora y una pluma impecable, Leigh Bardugo nos sumerge en la misión imposible de entrar en la Corte de Hielo.
Nota: 5/5
Citas(…)-Cuando todo el mundo sabe que eres un monstruo, no necesitas perder el tiempo haciendo monstruosidades. (…)
(…)-Diriges apuestas en peleas, de caballos y sobre tus propios juegos de azar. Has sido jefe del Club Cuervo desde más de dos años. Eres la persona más joven en llevar una casa de apuestas y has doblado tus beneficios en ese tiempo. Eres un chantajista…-Negocio con información.-Un estafador…-Creo oportunidades. -Un chulo y un asesino…-No trabajo con putas, y siempre mato por una causa.-¿Y qué causa es esa?-La misma que la tuya, merca. Beneficios.-¿Cómo obtienes la información, Brekker?-Digamos que sé forzar cerraduras.-Debes de ser muy hábil.-Desde luego que sí. – Kaz se reclinó un poco –. ¿Sabes? Cada hombre es una caja fuerte, una cámara de secretos y anhelos. Están los que toman el camino de la fuerza, pero yo prefiero un acercamiento más suave; la presión adecuada aplicada en el momento y el lugar preciso. Es algo delicado.-¿Siempre hablas con metáforas, señor Brekker? Kaz sonrió.-No es una metáfora.(…)
(…)
Ladrillo a ladrillo, voy a destruirte.(…)
(…)-¿Necesitáis acompañante? – preguntó el guardia mientras se acercaban.-Tengo una pregunta – dijo Kaz. Bajo la capa, Nina levantó las manos, sintiendo el flujo de sangre en las venas del guardia, el tejido de sus pulmones. – Sobre tu madre y si los rumores son ciertos.Nina sintió que el pulso del hombre se incrementaba y suspiró.-Nunca lo pones fácil, ¿verdad, Kaz?(…)
(…)-¿Cuál es la forma más sencilla de robarle la cartera a un hombre?-¿Un cuchillo en la garganta? – preguntó Inej.-¿Una pistola en la espalda? – dijo Jesper.-¿Veneno en su copa? – sugirió Nina.-Sois todos horribles – replicó Matthias. Kaz puso los ojos en blanco.-La forma más sencilla de robarle la cartera a un hombre es decirle que vas a robarle el reloj. Atrás su atención y la diriges a donde quieras que vaya.(…)
(…)Tuvo que reírse de sí misma: no le desearía amor a nadie. Era un invitado al que recibías y del que después no podías librarte.(…)
(…)-Vale. Pero si Pekka Rollins nos mata a todos, voy a pedirle al fantasma de Wylan que enseñe a mi fantasma a tocar la flauta solo poder amargar a tu fantasma. Los labios de Brekker se crisparon.-Contrataré al fantasma de Matthias para darle una patada en el culo a tu fantasma.-Mi fantasma no se asociará con tu fantasma – aseguró Matthias con recelo, y después se preguntó si el aire marino le estaría pudriendo el cerebro.(…)
(…)-Buenos, hemos conseguido encerrarnos en la prisión más segura del mundo. O somos genios, o los hijos de puta más estúpidos que han existido jamás.(…)
(…) Por alguna razón, esas palabras la habían reconfortado. Mejor verdades terribles que mentiras amables.(…)
(…)-Te encanta el engaño.-Me encanta el enigma. El engaño es solo mi lengua materna.
(...)