Reseña #103: el hechizo

Publicado el 22 diciembre 2017 por Alaluzdelasvelas
RESEÑA #103: EL HECHIZO
¡Hola, hola, hola! ¡¡Ya han llegado!! ¡Las vacaciones! Aplausos, por favor. No, no vamos a hablar de todo lo que tenemos que hacer para enero, vamos a centrarnos en que por fin es viernes y que este domingo es Noche Buena. Yo no sé vosotras, vosotros, pero a mí me apetece, y mucho, zamparme unos cuantos polvorones, comer tanto que luego no pueda ni moverme – ya lloraremos los kilos ganados después de Reyes, gracias– y leer debajo de una mantita mientras pasan las horas. Ay, la vida. Pasando a otros temas, hoy os traigo la reseña de uno de mis libros favoritos del año. Sí, lo sé, lo sé, vaya atracón de Lena Valenti. ¿Veis?, una ya no sabe qué hacer para que le deis una oportunidad… ¡Dentro reseña!Ficha técnica
Título:(Amos y Mazmorras 4) El hechizoAutora:Lena ValentiEditorial: DEBOLSILLONúmero de páginas: 272ISBN: 9788490624821Precio: 9,95€SinopsisLa bruja nunca escapará del oscuro corazón de su demonio.Durante los cuatro años que Markus Lébedev, el agente del Servicio de Inteligencia ruso, pasó infiltrado en un gulag aprendió dos cosas sobre la mafia: la muerte no siempre es lo peor que les puede pasar a las víctimas y que un vor que forma una familia, y por tanto no se entrega por completo a la banda, recibe su merecido. Markus, por lo menos, pagó un precio muy alto. Para él la misión en los Reinos Olvidados no era una batalla más en la guerra contra el crimen organizado, fue una venganza personal. No hubo piedad para aquellos que explotaban a mujeres, los mismos que se lo arrebataron todo cuando violaron y asesinaron a su mujer. Fue rápido, impecable y despiadado. Entre los fríos muros del gulag perdió el alma, y el demonio se apoderó de él# Al menos eso pensaba hasta que Leslie Connelly, una bruja de melena oscura y ojos hipnóticos, se cruzó en su camino. Ahora ya no son solo dos desconocidos que sienten una pasión indomable, y tienen más miedo a ser vulnerables que al sonido seco del látigo. Su misión será relativamente fácil, aunque tengan que volver a vestirse de amo y sumisa. Lo difícil será el amor. Cuando haces un pacto con el demonio, ya no hay vuelta atrás.Reseñas de libros anteriores(Amos y mazmorras 1) La doma(Amos y mazmorras 2) El torneo(Amos y mazmorras 3) La misiónMi opinión Otra novela que se nos va. ¡Y vaya novela! Con finales así, a una se le saltan las lágrimas. Lágrimas de felicidad, no penséis que se pone todo muy dramático – rollo: oh, Dios mío, no lo soporto más, sí, sí –. Pero vamos a empezar por el principio, ¿no? ¡Qué levanten la mano todas aquellas y todos aquellos que quisieron sacarle los ojos de las cuencas a Markus cuando el muy cobarde se fue con el rabito entre las piernas! (Yo levanto las dos manos, para que os hagáis una idea). Porque sí, amigas y amigos, nuestro querido Markus Lédeveb huye como un cobarde, dejando a Leslie con una responsabilidad de tres pares de narices. Recoger a su hija, Milenka, hace que nuestra ya conocida chica Connelly empiece a ser consciente de cosas que hasta el momento ni siquiera se planteaba. Leslie Connelly. Toda una protagonista, la tía. Os prometo que la adoro. Es genial de principio a fin, esta mujer. Con las ideas claras, muy claras, de hecho. Y es que ella no hace nada a medias. Si el escurridizo ruso ha decidido que Milenka pasa a ser su problema, ella lo acepta. Porque sí, porque puede hacerlo. La preciosa niña de los ojos color amatista. Sólo tiene cuatro años y roba el corazón a toda la cuadrilla. Desde sus tíos hasta sus nuevos abuelos. ¿Y qué hay de su padre? Ay, a ese hay que darle de comer a parte. Dije en la reseña de la novela anterior – la cual podéis consultar echando un ojo al apartado de un poco más arriba, Reseñas de libros anteriores – que había adorado cada palabra. Podéis suponer que, aunque en esta cuarta parte mis expectativas estaban muy altas, no quise bajar la guardia. Iba con miedo, no voy a mentiros. Miedo porque no sabía hasta qué punto podía irse de madre el tema de la niña y su padre prácticamente desaparecido – y digo “prácticamente” porque me siento magnánima, porque la verdad, la dura verdad, es que el muy cerdo se larga. Tal cual –. Debería darme vergüenza tener dudas, llegados a este punto. Por amor de Dios, creo que en mi vida había leído tantos libros de la misma autora y todos me parecen maravillosos. Un problema de adicción, me iré a lectores anónimos… Bromas a parte, si sois igual que yo y tenéis miedo de encontraros algo que no esté a la altura de la tercera parte… Dejad de llorar. El libro es jodidamente maravilloso. Vamos a la trama, que es lo importante de verdad. Leslie asume sin problemas su papel de madre – mamá Leslie, como la llama Milenka – y es que la niña se hace querer. Como decía, tanto Cleo como Lion caen de rodillas ante semejante dechado de virtudes. Milenka, que es calcada a su padre (pero en simpática) no tiene desperdicio. Un personaje muy bien trabajado, sin duda. Para nuestra protagonista todo va relativamente bien. La niña se porta, sus tíos se portan, incluso el pobre Tim, enamorado de ella hasta el tuétano, bebe los vientos por ambas. Pero la tranquilidad esalgo efímero, ¿sí? Una noche, Markus aparece. Y lo hace cubierto de sangre. Yo me muero. Así tal cual. Por Dios, ¿se puede escribir mejor, maldita sea? Esta mujer sabe cómo usar las palabras, lo digo siempre. Sabe qué teclas pulsar para sacarte una carcajada, una maldita mueca de horror o unas lagrimitas. Porque no veáis, la tía, cómo se las gasta. Si bien el libro primero parece una cosa, luego se convierte en otra. Regalarnos capítulos de adaptación y tranquilidad, momentos tan sencillos como ir a adoptar un pequeño buldog francés, es sólo el paso previo a hacernos caer en picado. La aparición de Markus provoca una oleada de preguntas. ¿Por qué ha vuelto? ¿Qué ha pasado exactamente para que Yuri, el maldito Vengerde los juegos de Amos y Mazmorras, haya desaparecido en pleno traslado de prisión? ¿Cómo va Lion, nuestro impulsivo y temperamental Lion, a gestionar la aparición de Markus en casa de su cuñada y mejor amiga? ¿Y por qué todo el maldito mundo señala a Markus como un peligro en potencia?
Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler
El enfado con Markus me duró poco. Ya sabéis que no soporto los actos de cobardía, más que nada porque por principios prefiero a las personas que van de cara. Ahora bien, puedo entender la actitud de nuestro ruso – que realmente es norteamericano, pero vamos, que se ha quedado con el mote, el pobre –. Él no es más que una cabeza de turco, alguien que ha vivido por y para ser un arma de doble filo. No en vano es un agente doble, ¿verdad? Pero, claro, la humanidad sigue latente en él y cuando se ve en peligro de muerte se va a llorarle a Leslie. Qué mala, Carme, por decir esas cosas. Ya, bueno, se lo merece. Me gustó muchísimo el aplomo de nuestra protagonista. La chica sabe lo que siente por él, sabe lo muchísimo que quiere a su nueva hija, y sabe que lo daría todo por ayudar al Demonio. Ojo, eso no quiere decir que le guste la idea de servirle su corazón en bandeja y que el tío, ni corto ni perezoso, se lo pisotee. A fin de cuentas, ¿a quién le gusta sentirse vulnerable? Volviendo a lo que decía, me gustó el modo cómo ella afrontó la situación. No puedo decir lo mismo de Markus. Casi me caigo de culo al ver (leer) cómo se desmaya por ver a su hija. Por todos los putos demonios, ¡¿a qué clase de persona se le ocurre hacer algo así?!Cae fulminado por ver a su hija. ¡Yo, después de eso, creo que ya lo doy por perdido! Pero nuestra chica Connelly no, ella tiene el tesón suficiente como para encararlo una y otra y otra vez. Porque el tío es un déspota cuando se lo propone, un hombre que usa su boquita como una maldita pistola. ¡Vaya perlas escupe! Aprovecho para deciros que yo le pongo los huevos de corbata, después del espectáculo lamentable de testosterona que protagoniza tras ver a Tim con su hija y Leslie en la piscina. Me parece genial y maravilloso que esté celoso. No es para menos. Ahora bien, lo que hace ralla en lo malsano. No, no digo que le haya echado una cruz después de eso, pero me mantengo en mis trece: eso no son formas. Punto. Pasando a temas menos escabrosos, la acción es formidable. La aparición de Nick Summers, el trabajo en equipo y las horas que echan para coger con las manos en la masa a Yuri es de diez. Y, hablando de Nick, ese hombre se ha ganado el cielo. Sé que perdonaré a su ex mujer, pero, por Dios, esa mujer tiene un problema muy serio. ¿Cómo se le ocurre denunciar a su marido de “maltratador y violador” si el pobre chaval sólo quería practicar el rol de dominante con ella? Es que ni le pide explicaciones. Y ahora le llama sin parar. Claro, porque la mujercilla se siente culpable… yo lo entiendo (sarcasmo). Las apariciones de personajes antiguos, como Summers, Sharon y Prince me gustaron mucho. Personajes de los que tengo muchísimas ganas de saber más. Porque Summers es un enigma, pero Prince y Sharon están de mierda hasta el cuello. ¿Lo mejor del tema? No tengo ni la más remota idea de qué pasó para que todo se haya puesto tan turbio. Markus es cabezota. Cabezota hasta unos niveles peligrosos. Es más que evidente que bebe los vientos por Leslie y su hija, pero él se obceca en el “no”. En un “no” estúpido, si queréis mi opinión, porque después de lo sucedido en el club de BDSM no duda en correr a socorrer a Milenka. Es muy triste, y esta vez hablo sin ironías o rencor, que la pobre niña tenga que ver el peligro en primera línea para que su padre se dé cuenta de lo muchísimo que la quiere. Más triste todavía que, pese a ello, se niegue a reconocerlo. La novela sigue un hilo fabuloso. No hay momentos de relleno, todo pasa lo suficientemente rápido, sin ser para nada precipitado. Tal vez lo mejor, a mi juicio, sean las aportaciones de personajes tan entrañables como Darcy y Charles Connelly. Ese matrimonio tiene todo mi respeto. La señora Connelly es una caja de sorpresas. Yo la entiendo, cuando dice que está enamorada de Lion y Markus. Lo mismo para los padres de Lion Romano. Buena gente, esos señores. Volviendo a lo que decía – hoy estoy un poco espesa, ¿verdad? –, los Connelly tienen mucho que decir. Y esta vez no es Darcy quien lleva la batuta, sino Charles. Ese hombre, ese condenado héroe, pone en su sitio a Markus. Aquí ya no se trata de quién es un monstruo. Todos son esclavos de sus circunstancias y, como muy bien dice nuestro héroe del Katrina, cuando alguien toca a los nuestros queremos su cabeza. Así de despreciables y fascinantes somos, los seres humanos. El final, el conjunto, es fascinante. Uno de esos que te dejan con lágrimas de felicidad en los ojos. Algo que he dicho al principio de la reseña y en lo que quiero recrearme. Un final de diez. Sí, otra vez. Me encantó la visceralidad con la que se comportan Lion, Markus y Leslie. Con todos sus familiares – a excepción de la madre de Lion y el agente Summers – hospitalizados, son nuestros tres monstruos los que van a por todas. Los códigos y valores ya no importan. A fin de cuentas, ¿quién les protege a ellos? En estas novelas se habla de gobiernos corruptos, de gente que tapa la mierda a golpe de talonario. Gente sucia, asquerosa y despreciable. Temas que a mí, como a tantas otras, como a tantos otros; me ponen enferma y me sacan la vena justiciera. Pero eso son otros temas. Visto lo visto, ni Lion ni Leslie quieren la cárcel para nadie. Quieren sus cabezas. Algo que sorprende a Markus, no creáis. A lo largo de los dos últimos libros – contando éste, claro – se le trata como a un mercenario por no confiar en la justicia. Y ahora sus dos colegas piensan como él. ¿Hay o no hay visceralidad? Lo que pasa después de la ejecución de Yuri – se lo merecía, el muy cerdo –, me dejó flipando. Que de alguien tan cerrado salga algo tan condenadamente bonito rompe el corazón, ¿sabéis? Por eso perdono a Markus. Porque, pese a todo, al final es un valiente.
Con todo, El hechizo, es una continuación de saga maravillosa. Maravillosa, porque nos habla de saber reconciliarse con el pasado, de abrir el corazón y empezar a creer en los demás. Una cuarta parte que hace las delicias de la saga, con la cuidada prosa de Lena Valenti como hilo conductor. Me muero por seguir con estos libros.
Nota: 5/5Citas
(…)-Este hombre no tiene sentido del humor, Summers – dijo Leslie, que se sentó cómodamente en una silla –. Deberías saberlo. No cuentes chistes ni chascarrillos ni anécdotas de las tuyas, porque tienes ante ti al señor Alatriste. Tiene miedo de sonreír, porque, al parecer, cada vez que lo hace, la luz de un hada se apaga.(…)
(…)-¿Mi Lion quiere tener hijos? – preguntó ella, ilusionada.-Una docena.-¿En serio?-Sí. Y se llamarán: Judas, José, Simón, Pedro, Andrés, Jacobo…-Qué tonta eres. – Soltó una carcajada –. Doce apóstoles, ¿no?-Vale, es broma. Pero, oye, ¿a que no sabes qué hacemos Lion y yo en un Renault?-¿Qué?-Un Clío.
(...)