Reseña #114: diez negritos

Publicado el 14 abril 2018 por Alaluzdelasvelas

Reseña #114
Diez negritos

¡Hola, hola, hola!
 Lo sé, lo sé, tendría que haber publicado ayer por la tarde, pero no pude. Vamos, que fue una de esas tardes caóticas en las que sale todo al revés y, cuando por fin llegué a casa, no tenía ganas de nada. Pero da absolutamente nada. Vamos, que me senté en el sofá a tragarme todos los anuncios, vaya a ser que me haya perdido dos segundos de alguno.

 ¡Hoy soluciono el problema! Y es que, después de tanto tiempo, por fin puedo decir que me he dignado a leer algo de Agatha Christie. El caso es que no lo hubiera hecho de no ser porque Omaira, del blog Entre la lectura y el cine; y Patt, del blog Deja volar tu imaginación (Devoim)lo propusieron como lectura conjunta. Sobra decir que son dos blogs muy guays, así que… ¿qué tal si vais a echar un vistacito?  Volviendo al tema, maté dos pájaros de un tiro: por un lado hice una LC y por otro leí un libro que mi señora abuela llevaba años recomendándome. Aquí podéis echar un vistazo a la reseña de Omaira. Y después de mi rollazo… ¡Dentro reseña!Ficha técnica

Título:Diez negritosAutor:Agatha ChristieEditorial:BooketNúmero de páginas: 161ISBN:9789875809000Preció libro físico: 14,90€Precio versión digital: 4,99Sinopsis

 En la remota isla del Negro, una mano misteriosa está empeñada en cometer una serie de espeluznantes asesinatos, siguiendo al pie de la letra las ingenuas indicaciones de una canción de cuna. Por su atmósfera inquietante y su hermetismo, esta es una de las novelas más logradas de Agatha Christie.Mi opinión

 No es ninguna sorpresa que a mí este tipo de historias no suelen gustarme. De hecho, tiendo a dormirme. Pero hay una primera vez para todo y es que Diez negritos, si bien no se ha convertido en uno de mis libros favoritos, me ha dejado muy buenas sensaciones.
 La presentación es caótica. Ocho personas totalmente diferentes, que no tienen nada que ver las unas con las otras, viajan en tren para coger un bote. Bote que les llevará a la Isla del Negro, un lugar prácticamente desierto del que se cuentan muchas historias. Historias, como podréis suponer, un tanto cuestionables; y es que nadie ha visto nunca al dueño de la isla. Sí, sí, como lo leéis: dueño de la isla. Tenemos de todo: un policía un poco especial, un juez, una secretaria, una señora soltera – a la que los muy cabrones llaman “la solterona” –, un médico, un chaval que se dedica a conducir al límite… Todo un elenco de personas aparentemente normales que llegan a la Isla del Negro con unas directrices, cuánto menos, extrañas: nadie conoce a nadie, nadie sabe realmente por qué ha accedido a esa semana de vacaciones. Hasta ahí, la historia era light. Muy light, de hecho. Vamos, como si te tomas un bifidusen vez de un Danone de toda la vida. Pero esperad, que ahora la cosa se pone turbia. La llegada a la mansión no es cómo los invitados piensan, y es que la recepción la lleva un matrimonio de criados, dos personas que llevan al grupo de ocho a las habitaciones. Habitaciones en las que hay una nana. La nana de los diez negritos.
 Agatha Christie tiene una prosa muy sencilla. Sin florituras, sin descripciones excesivas. No puede ser de otro modo, si tenemos en cuenta que el libro ni siquiera llega a las 200 páginas. Vamos, que es de esos libros que podéis leeros tranquilamente en una tarde, porque, creedme, ganas no os van a faltar.
 La cosa se pone chunga cuando, después de cenar, empieza a sonar un gramófono. ¿Y qué se desprende? Una sarta de acusaciones horribles hacia todos y cada uno de los invitados. Acusaciones en las que el final siempre es el mismo: todo el mundo ha matado a alguien, de un modo u otro. ¿Qué, ya os vais animando? ¿No? Pues vamos a hablar de algo aún más gore.
 La nana, algo así como un mal augurio, empieza a cumplirse cuando la criada se va a dormir y no se despierta. Envenenamiento. Un suceso que hace que los otros nueve empiecen a asustarse.
 Si os soy sincera, no daba un duro. Quiero decir, entiendo que en la época que está ambientada la novela, usaban el método hipotético-deductivo para resolver casos. No había los mismos medios que ahora y, joder, estaba convencida de que eso haría que el libro se me hiciera cuesta arriba. Para nada. Agatha Christe nos da la información a cuentagotas, al mismo tiempo que siembra la semilla de la duda en nuestras cabezas. Sospechas de todos y todas. Porque caen como moscas al son de los retorcidos versos de la canción de cuna, una que, si queréis mi opinión, es de muy mal gusto cantársela a un pobre bebé. Dado que el libro es minúsculo y no soy amiga de destripar historias, os diré un par de cosas más antes de dejar a vuestra elección leer o no la novela. Los personajes no se caracterizan por ser gente simpática que haga florecer nuestro sentido de la justicia, ni siquiera despiertan empatía. Son personas normales y corrientes, muertas de miedo ante la perspectiva de ser los siguientes; y es que las muertes se van sucediendo, dejando cada vez menos sospechas. A fin de cuentas, si están solos en la isla, alguien tiene que ser el asesino o la asesina… ¿verdad?

Y ahora, bienvenidos a la Zona Spoiler

 Voy a ser tan breve que ni siquiera sé por qué he incluido el apartado. No me lo esperaba. De verdad que no. O sea, la persona que resultó ser el/la verdadero/verdadera culpable fue de las que peor me cayeron desde el principio, alguien que despertaba toda mi animosidad pero, joder, no esperaba que fuera alguien tan retorcido. Sí, Agatha Christie nos engaña como a críos, diciéndonos una cosa y haciendo otra. Pero eso no quiere decir que el libro sea, ni mucho menos, perfecto.
 Mi mayor problema con el libro ha sido que no he conectado con ninguno de los personajes. Me han dejado fría, todas y todos. Tal vez la única que me cayó simpática, y de aquellas manera, fue Vera. Una tía que hizo algo horrible e imperdonable, ya que estamos; pero todo el mundo en la mansión tiene mucho por lo que callar.
 No esperaba tampoco que murieran todos. La nana, esa nana horrorosa, habla de diez negritos que van muriendo. Y se cumple. Por Dios que se cumple. Verso a verso, sin dejarse a nadie, llueven las ejecuciones. Algunas desagradables, otras retorcidamente frías, casi impersonales; pero todas ellas chocantes. Para que nos entendamos: capítulo a capítulo, me preguntaba quién sería el siguiente. El final es de esos que te dejan bizqueando. Los di a todos por muertos. A todos. De no ser por el epílogo, escrito de un modo tan descorazonado que me hizo arrugar la nariz, no hubiera sabido quién era la verdadera persona culpable.


Con todo, Diez negritoses un libro corto que se lee prácticamente solo. Con una prosa fácil y directa, Agatha Christie nos sumerge en una historia bastante curiosa, sazonada con una nana de lo más retorcida.
Nota: 4/5