Reseña #122: El infierno de Gabriel

Publicado el 14 julio 2018 por Alaluzdelasvelas

La de hoy es una reseña hater. Muy hater, de hecho. Os lo voy a decir sin florituras: he odiado esto. Sí, "esto". Si adoráis el libro, casi que mejor dejéis pasar la reseña porque, evidentemente, vamos a tener opiniones totalmente diferentes. Eso sí, esto es mi opinión y espero respeto. El mismo con el que trato yo a todas las personas con las que no comparto opinión. Aclarado esto, ¡dentro reseña!

El misterioso y atractivo profesor Gabriel Emerson, reconocido especialista en Dante, es un hombre torturado por su pasado y orgulloso del prestigio que ha conseguido, aunque también es consciente de que es un imán para el pecado y, especialmente, para la lujuria. Cuando la virtuosa Julia Mitchell se matricula en el máster que Gabriel imparte en la Universidad de Toronto, la vida de éste cambia irrevocablemente. La relación que mantiene con su nueva alumna lo obligará a enfrentarse a sus demonios personales y lo conducirá a una fascinante exploración del sexo, el amor y la redención. Con ingenio y sarcasmo, el autor cuenta la odisea de Gabriel a través de su particular infierno de tentación y amor prohibido.

Esta es la reseña que más tiempo me ha llevado desde que tengo el blog. La escribí por primera vez nada más terminar el libro, con un cabreo de campeona; y la vuelvo escribir ahora después de haber consultado con algunas personas - gracias a todas ellas, por cierto - sobre cómo reorientar el tema para que no sea tan destructiva como, en realidad, es.

Para empezar, quiero deciros que llamar a esta mierda libro es ser demasiado generosa. No es sólo el hecho de que no haya por dónde cogerlo - porque no lo hay, creedme -, sino que el autor se ceba. Con demasiada gente. Primero quiero hablaros de ( escribiros sobre ) la trama inexistente del libro, el finísimo hilo conductor de la historia. Julia es una chica de veintitrés años que, ¡cómo no!, se enamoró cuando era una adolescente y, como no puede ser de otro modo, no quiere menos de "ese primer amor" - ficticio - para ella. Un amor que no aporta nada bueno, básicamente porque no es más que un día de delirio para él y una experiencia casi extrasensorial para ella. Como las casualidades son muy fáciles de escribir - señor autor, ¿usted conoce la palabra "realismo"? Le queda grande, ¿verdad? Lo suponía -, Gabriel es el nuevo profesor de Julia. Un hombre taciturno, con nariz de sabueso para las vírgenes, como ilustra la siguiente cita:

-Te ruborizas como una adolescente, Julianne - susurró él -.Y puedo sentir tu inocencia. Es obvio que eres virgen, así que deja de aparentar que no es así. ( P ágina 120)

Qué jodido, ¿eh? No sé, lo mismo en sus horas libres el tío se dedica a ir a gatas por la calle, oliendo lo que sea que quier a oler. Qué patético, joder, qué patético. Pero hablábamos de ( ) la trama. Este desgraciado es su profesor y, por supuesto, no se acuerda de ella. A fin de cuentas, él estaba borracho - y drogado. -. Así que se dedica a hacerle lo que viene siendo la vida imposible a la tonta del culo que tenemos por protagonista. Una chica de grandes convicciones religiosas, no creáis. Resulta que ahora hay música sucia, música que parece salir de la boca del demonio. Sí, sí, aquí la amiga Julia dice que los grupos que hablan de sexo como el mero hecho de "follar" son horrible Wow, qué machote, ¿eh? Permitid que me muera del asco s . Vamos, que en los conciertos sacrifican cabras y se beben su sangre, o algo peor. Lo mismo se cargan a un par de vírgenes. Hay que joderse, la de gilipolleces que hay que leer. Sí, sí, leed la siguiente cita y flipad conmigo:

La primera vez que los escuchó fue en un club, en Filadelfia. Había estado bailado con él, y él se había estado restregando contra ella. Al principio no le dio importancia, porque ya estaba acostumbrada. Siempre lo hacía, pero cuando cambió la música y empezó a son a r aquella canción, Julia empezó a se n tirse incómoda. Supuso que tendría algo que ver con extraña secuencia de letras del principio, pero luego empeoró con aquella voz, la letra sobre follar como un animal y la mirad de él mientras apoyaba la frente en la suya y le susurraba aquellas palabras, que se le clavaron en el alma.

Fueran cuales fuesen las creencias religiosas de Julia y sus oraciones medio en broma a los dioses menores, en ese momento tuvo la certeza de estar oyendo la voz de diablo. Sintió que Lucifer la rodeaba con sus brazos y le susurraba aquellas palabras. Y se asustó mucho. ( P ágina 72)

Qué queréis que os diga, es de lo más lamentable que he leído en mi vida; y mirad que he leído Cincuenta sombras de Grey . Pero esperad, esperad, que ahora viene lo bueno de verdad. El autor se mete con la gente pobre, dejando muy claro que el maravilloso y todopoderoso Gabriel odia "el agujero de hobbit" en el que vive Julia, que es "tan pobre como un ratón de iglesia". ¿No os creéis que sea un cerdo clasista? Pues aquí tenéis una cita, con las perlas que le rondan la cabeza a la joya mayor:

El profesor Emerson se acercó a una de las dos únicas sillas y se sentó, esforzándose por disimular lo incómodo que se sentía para no humillarla más. [...] Él se acordó de los pantalones de Armani que había tirado a la basura tras el viaje de vuelta de Pensilvania. No podía soportar llevar algo manchado de orina, ni siquiera después de haber sido lavado, pero con el dinero que Paulina se había gastado en aquellos pantalones, la señorita Mithchell habría podido pagar el alquiler de un mes. Y aún le habría sobrado algo. ( P áginas 34 y 35).

Tenemos también episodios de homofobia. Si esto no es el colmo, que baje ese Dios del que tanto se habla en el libro - porque, joder, esto parecía una clase de religión - y lo vea. D e momento, os comparto la perla que le sale a la "perfecta Julia". A la perfecta homófoba, diría yo. Mirad, mirad:

- No voy a vomitar - murmuró ella -. Por desgracia, no es la primera vez que una mujer trata de ligar conmigo. ( P ágina 385).

¡Aún tendremos que darle las gracias por no vomitar! Pero es que esta escena es aún más lamentable de lo que estáis pensando. Resulta que el gran Gabriel, que es la leche de bueno dando clases - y siendo un cerdo machista también, pero eso parece ser que va a parte -, tiene una compañera de trabajo que es una depravada. Sí, sí. Como a la mujer le gusta el sadomasoquismo, es un monstruo. A mí no me miréis, esto lo ha escrito el señor Sylvain Reynard, no yo. Y es que el hombre no tiene, hablando claro, ni puta idea de lo que dice. Confunde una práctica sexual sana, consensuada y segura; con agresión, abuso y violencia. ¿No me creéis? Pues allá va la cita:

- Paul me contó que le gusta el dolor. ¿Fuisteis... violentos juntos?

Él apretó tanto los puños que los tendones se le tensaron y empezaron a temblar.

-S í . Me gustaría decirte que me embaucó con sus malas artes de seductora, pero no fue eso lo que pasó. Sin embargo, no pienso entrar en detalles. No quiero que tu mente descienda a su oscuro reino. Lo que sí te contaré es que en uno de nuestros... encuentros, hizo algo que me hizo perder el control. Y que le di a pr obar su propia medicina. Pero eso me echó de su casa y no volví a verla nunca más.

Por si esto no os parece lo suficientemente asqueroso, tenemos chistacos . Sí, sí, chascarillos machistas, que fomentan el patriarcado y que hacen que las mujeres seamos enemigas entre nosotras. Sumadle que el autor habla de la prostitución con una mordacidad que debería darle vergüenza. Hacer comentarios hirientes con ese tema es REPUGNANTE. Esas mujeres NO eligen su vida. La trata de blancas no es un juego. Manda cojones.

-Estaba hablando con alguien. La conoces. Es una auténtica zorra - La mirada embriaga de Gabriel barrió la sala antes de volver a centrarse en ella - Se ha lardado. Me alegro, es una bruja. ( P ágina 200).

- ¿No recuerd as lo que pasó anoche, Gabriel?

-No, gracias a Dios, no lo recuerdo. ¡Y levántate! Pasas más tiempo de rodillas que cualquier puta. ( P ágina 224).

Cambiando de tercio, os diré que en el libro, por si todo esto fuera poco, el autor se mete directamente con el boxeo. Además no no tener ni puta idea de sadomasoquismo, tiene menos todavía de boxeo. No sé si habréis boxeado alguna vez, pero yo sí y os puedo jurar, y os juro, que no es un deporte violento. Es un deporte en el que hay respeto, en el que nadie se excede con nadie y en el que, ¡sorpresa, sorpresa!, todo el mundo llega vivo a casa. En mi vida he llegado morada. Ni yo ni nadie con quien haya entrenado. Así que citas como esta, me parecen el jodido colmo:

- Me refiero a mis habilidades pugilísticas. Cuando se enteró de que había boxeado y de que era miembro del club de esgrima de Oxford, no pude quitármela de encima. Por desgracia, tenemos esas aficiones en común.

Ella se ruborizó, incómoda.

Viendo el panorama, entenderéis mi enfado. Un enfado con sentido , porque no es sólo el hecho de que el autor nos trate, a todas las que no queremos relaciones de esas en las que vas cagando arcoíris; de putas, viciosas y malas personas. Es el hecho de que, para colmo, parece que tengamos que darle la razón. Año 2018, bienvenidas y bienvenidos. Si queréis follar cada noche con una persona diferente: hacedlo. Y disfrutadlo, qué coño. Los orgasmos son la hostia, quién os los dé - como si os los queréis dar vosotras mismas o vosotros mismos - no importa. Y si cuando acabáis recogéis las bragas y os largáis - o los calzoncillos, chicos - ¡olé vosotras y vosotros! ¡Qué le jodan a los putos prejuicios! ¡Sólo faltaba!

Un libro con toques homófobos. Un libro que insulta indiscriminadamente, escudándose en la obra de La divina comedia . Dante tiene que retorcerse sólo de pensar en la interpretación que este hombre ha hecho. Una sucia, horrible, en la que sólo los modositos valen la pena. Gabriel no es un cerdo por follar. Julia no es mejor persona por ser virgen a los veintitrés años. Demonizar el sexo, ¡¡es que no me lo puedo creer!! S e habla de lo fea s que son la lujuria y la vanidad, pese a que el protagonista se ponga burro sólo viéndole los tobillos a la protagonista - -. Qué triste es estar tan reprimido. ¿Sabéis?, hay estudios en entrenamiento en masturbación, lo mismo más de una persona tendría que echar un ojo. Y ya luego, si se siente muy valiente, mirarse en un lo que tiene entre las piernas piernecitas. sí, a la virgen, no nos olvidemos de que es virgen; y si no, no pasa nada, el autor lo recuerda cada media línea espejo espejito

Por norma general, soy una persona muy civilizada en mis reseñas. Esta vez no. Si me siento insultada, ¿por qué no puedo decirlo? Total, el autor dedica 600 - horribles - páginas, con una prosa muy cuestionable y un estilo que deja mucho que desear; a contarnos lo que opina él de todo . Pero venga, que no se diga, vamos a hablar de la trama. ¡Ja, la trama! ¿Eso qué es? ¿Se come?

Todo el libro gira entorno a un sinsentido. Cuándo pregunto si el autor conoce la palabra "realidad" no lo hago de coña. Julia y Gabriel son, respectivamente, alumna y profesor - más todos los insultos que me estoy reservando, haciendo uso de un autocontrol que me va a costar una úlcera -, entonces, ¿cómo es posible que en unos cuatro meses nadie se dé cuenta de que tienen algo? ¿Nadie? ¿Y los secundarios? ¡Ah, no, que son floreros! Un montón de gente que viene y va, pero que no aporta nada. Porque el libro es pipí de unicornio desde el momento en que Gabriel decide que esa chica tan genial y maravillosa - sí, la virgen, ¡vaya a ser que os olvidéis! - es la misma a la que conoció cuando estaban en casa de sus padres. Qué bonito, ¿eh? Entonces, de repente, para de llamarla puta. ¡Eso es amor, claro que sí!

Mirad, esto es vergonzoso. Vergonzoso y denigrante. No tenemos que leer esta basura. Porque eso es lo que es: basura. Nos venden una relación tóxica, una pegajosa en la que los celos, los prejuicios y la castidad mandan. Porque sí, amigas y amigos, al autor le pirra la palabra "castidad". Para él, todo es muy casto. Menos las que decimos que follar sin compromiso está bien. A nosotras que nos tiren aceite hirviendo en la espalda, como poco, porque qué malas-malísimas somos. Hay que joderse, qué puta vergüenza.

Voy a destripar el final. Entero. Os aviso por si todavía queréis darle una oportunidad a este pedazo de libro casto .

Es patético. Sí, sólo dos palabras. Julia y Gabriel se ven día sí día también, no follan - porque, claro, eso es asqueroso. Ellos, cuando ella "esté preparada" harán el amor, que suena más bonito -, hacen planes de futuro cuando les apetece, hablan de sus pasados - a cada cual más terrible, porque esto es una competición, yo lo entiendo - y se dedican a hacer referencia a textos bíblicos. No me preguntéis cómo cojones es posible que Dios tenga tanto peso en la vida de estos dos idiotas, pero así es. Yo, la verdad, no me lo esperaba. Para nada.

Tal vez el punto de inflexión sea la llegada al pueblo en el que vivían, muy lejos de Toronto. Allí Julia se encuentra con su ex que, ¡cómo no!, es un cerdo que la llamaba frígida - el mismo que dio voz a Satán con esa canción tan terrible. Menos mal que la protagonista no sabe qué grupo es Ramstein , si no se pegaba un tiro entre sus cejitas - y que, ahora que ha vuelto, quiere violar castas la . Porque sí, al tío le da el puntazo y va a casa de Julia . ¡Pero no os preocupéis! ¡Llega Súper Gabriel al rescate! Como él ha boxeado - - le da una paliza de muerte y se va con su novia al hospital. De ahí en adelante, no pasa nada. NADA. No me digáis que "no hablo de la trama", porque la trama no existe. esperemos que su ángel se lo perdone, ¡qué deporte más feo!, ¡ugh!

El final ya es para pegarse un tiro. Una mierda. Eso es. Unas treinta páginas a explicarnos cómo Gabriel la... ¿desvirga? Nah, eso es horroroso. " ". Eso está un poquito mejor. Menos mal, ahora podremos rebajar el castigo. En vez de aceite hirviendo, que sea agua - pero también hirviendo, ¿eh? Le hace el amor con mucho cariño, castamente, porque claro, los que follan dan asco, y su ángel no da asco

¿He sido lo suficientemente clara? ¿He sido bastante concisa? ¿No? Pues hacemos un resumen: llamar a esto libro es de traca. Es un despropósito, un montón de tiempo perdido en algo que no vale la pena y que está etiquetado de erótica porque hay veinte páginas de pseudosexo - casi les pone más comer que follar. Ups, he vuelto a decir la palabra - y aderezado con un Ibuprofeno , porque todo el mundo sabe que cuando se pierde la virginidad hay que tomarse un . ¡Venga ya, joder, venga ya! Iburofeno

Con libros así, se me quitan las ganas de leer. Así de claro os lo cuento. No entiendo quién dio el visto bueno para que esto se publicara, pero yo, desde luego, hubiera echado el proyecto atrás. Menuda basura. Y me da igual. Lo repito: MENUDA BASURA.

Con todo, es un sinsentido continuo, un libro que no aporta nada bueno y que cae en tópicos que deberían darnos vergüenza. No pienso leer nada más que publique este autor. Sólo faltaba.