Esto eran veinte frailes, en un antiguo convento cerquita de Salamanca. Cabeza rapada, barba muy blanca y hábito remendado, caminaban en fila por los inmensos claustros… La irrupción de Fray Perico y su borrico va a trastornar la tranquila vida del convento. Esta es una alegre historia, que a veces recuerda el mundo sencillo de las “florecillas”.
MI OPINIÓN:Este es un libro que recuerdo que me hicieron leer en el colegio cuando tenía entre nueve y diez años. Recuerdo que, aunque me gustó, en ese momento no me llegó a enamorar especialmente; tal vez por ser lectura obligatoria o quizá simplemente no era el momento más apropiado. La cosa es que aunque recordaba el título no pensé mucho en él durante varios años y no fue hasta el año pasado o el anterior a ese que volví a encontrármelo en una librería de segunda mano y decidí volver a darle una oportunidad después de tantos años. Y, adivinen qué: me encantó.
La historia es simple, sí. Pero también es sumamente entretenida y bastante original y diferente a lo que se suele encontrar en literatura infantil. Cada capítulo es casi como un cuento inspirado en el mismo ambiente y con los mismos personajes, son mil aventuras de lo más cotidianas pero a la vez con un toque fantástico muy particular. No aburre en ningún momento y sin duda sacará más de una sonrisa tanto a grandes como a chicos. En cuanto a la prosa, me parece a mí que el autor tiene un estilo bastante particular. Su lenguaje es en general sencillo, pero al mismo tiempo juega mucho con las rimas, aunque tampoco abusa de este recurso.
CALIFICACIÓN: