Reseña #129: Hombres de armas

Publicado el 22 septiembre 2018 por Alaluzdelasvelas

¡Hola, hola, hola! ¡Por fin llega el fin de semana! ¡Y cómo se agradece! Contadme, ¿qué tal os está yendo?, ¿preparadas y preparados para decirle adiós al verano? ¡¡Qué ganitas de otoño!! ¡Y más todavía de invierno! Pero ya paro, ya paro. ¿Habéis leído mucho últimamente? Yo la verdad es que sí, pero porque estoy en unas cuantas ( ) Lecturas Conjuntas. Aprovecho para recomendaros, ¡y mucho!, la iniciativa.
Aquí os dejo toda la información, por si os interesa, sí, sí. Personalmente, he conocido a gente estupenda gracias a la iniciativa propuesta por Estefanía, así que sólo me queda darle las gracias por una oportunidad tan estupenda. ¡Y a Lua, del blog Con tinta y letras, por recomendarme que me uniese, sí, sí!

Cambiando un poquito de tercio, ¿qué os parece si hoy hablamos de un libro maravilloso? Sí, sí, uno de esos que hace que pases un muy pero que muy buen rato. Papá Pratchett... ¡Dentro reseña!

Un enano y un payaso aparecen asesinados; sin embargo, en el gremio de asesinos no se ha pagado a nadie por estas muertes. El Cabo Zanahoria y sus compañeros deberán resolver el caso.

-Hace bien. Es usted el tipo de hombre que necesita la ciudad.

Después de los sucesos de ¡Guardias! ¡Guardias!, nuestros hombres de la Guardia Nocturna tienen que enfrentarse a las reformas propuestas por el Patricio: la contratación de tres personas... bueno, al menos una es una persona. Un trol, un enano y una mujer son los nuevos integrantes de la Guardia Nocturna de Ankh-Morpork. Eso sin contar la próxima baja del capitán Vimes.

Como os comenté en la reseña del primer libro de la saga, me moría de ganas por saber qué les deparaba a nuestros chicos y, la verdad, no podría estar más encantada. Comenté un poco el tema en el wrap up de julio - que podéis leer haciendo clic aquí -, pero quiero aprovechar para recuperar un par de ideas de aquella entrada, y es que me encanta el hecho de que papá Pratchett se anime a presentarnos a una mujer no como alguien débil a quién hay que salvar - que le jodan mucho y muy fuerte a eso de "princesa que necesita un caballero de brillante armadura" -, sino como una soldado igual de capaz que sus compañeros. Y es que Angua tiene mucho que decir en esta locura de historia.

Mirad, la fantasía siempre ha sido uno de mis géneros favoritos - sí, sí, ¡leo más cosas a parte de novela romántica! ¡Wow! -, y encontrarme con un autor que, además de regalarnos una trama brillante, lo hace con unos puntos cómicos que no tienen desperdicio; pues, oídme (): es la hostia. ¿Y por qué os cuento eso?, pues porque Mundodisco es un descojone. Un sinsentido con tanto sentido que, la verdad, no va a dejar a nadie indiferente.

Hay muchos problemas. Sí, otra vez. Vimes se retira, no hay nuevo capitán para la guardia y nuestro c abo Zanahoria no sabe qué hacer para que el agente Detritus () y el agente interino Cuddy se comporten. Todo el mundo sabe que trolls y enanos están en guerra - sólo los dioses saben por qué exactamente - pero, ¿quién dice que esos dos no puedan acabar siendo amigos? Ahora bien, todavía tenemos más problemas, y es que alguien se está dedicando a matar. ¡Y no son asesinos del gremio con derecho a hacerlo!

No sabía por dónde iba a salir Terry Pratchett, esa es la verdad. Por un lado me daba miedo que esta segunda parte fuera algo así como una crónica del libro anterior; y, por otra, me tenía preocupada que me aburriera - de hecho, si no recuerdo mal, me habían comentado que la primera parte tenía más gancho -. Pues bien, como suele pasar, todos mis miedos eran infundados. Hombres de armas me ha gustado más que su predecesora, y no sólo porque tengamos una maravillosa protagonista femenina o porque Zanahoria hay cobrado más protagonismo. Este libro es, en general, ligeramente más serio que el anterior. Hay algo parecido a una investigación policial que, la verdad, me ha maravillada. Y es que nuestros protagonistas se han espabilado mucho desde la primera entrega.

Como el libro es bastante corto y lo que quiero - por vuestro bien, por supuesto - es que leáis la saga de La Guardia, sólo os diré () que el asesinato de un payaso, los delirios de un niño rico y la verdadera naturaleza de cierto miembro de la Guardia Nocturna, son los grandes misterios de la novela.

¡Vamos a abrir apetito! Vamos a decir, sólo por si alguien acaba cayendo en la tentación de leer a papá Pratchett, que Zanahoria se da cuenta de que hay una personita especial que, ¡sorpresa, sorpresa!, le hace la cobra. Una chica con carácter, sin duda. Pero no sólo eso. Vamos a mirar los gremios, así de lejos, y vamos a enterarnos de las cosas siniestras que se cuecen dentro del de los payasos. ¡Ah, y vamos a echar un vistazo a lady Ramkin y sus dragones!

Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler

Como comentaba párrafos más arriba, mis debilidades en el mundillo de la lectura son la novela romántica y la fantástica. El hecho de que Terry Pratchett nos regale un poquito de, digamos, amor en esta novela... me ha encantado. Antes de que miréis al cielo y penséis algo como "esto es lo mismo que pasa con las series de polis, si no se enamoran parece ser que no son series de polis", dadme unas pocas líneas. ¡Sólo unas poquitas! ¿Tengo vuestra atención? ¿Sí? ¿Seguras, seguros? Bien. Zanahoria y Angua se enamoran. Es así de sencillo. Él es un sol y ella, bueno, digamos que tiene un punto que la convierte en una chica misteriosa. Además, también es un cielo. Así las cosas, ¿cómo iba a parecerme mal? ¡Si son adorables!

No, el libro no gira entorno a eso. De hecho, es una trama muy pero que muy secundaria. El libro gira entorno al sistema de alcantarillado de Ankh-Morpork y los gremios implicados en el asesinato de uno de los payasos. Como no puede ser de otro modo, el gremio de los asesinos - específicamente el Doctor Blanco - tiene mucho que decir, y es que nuestra ciudad medio corrupta medio absurda, no acepta que la ley actúe. Algo que desquicia al bueno de Vimes.

Vimes me gustó muchísimo en la primera novela. Ese carácter huraño, con esa fijación por el alcohol y los tugurios. Me recordó al típico inspector que se nos presenta en los films americanos, ese con gabardina y gafas oscuras que, lejos de hacer las delicias de los espectadores, consigue que se te hiele un poquito la sangre. Con estos antecedentes, estoy segura de que no os sorprenderá nada saber que no tiene ningunas ganas de retirarse. La clase alta no es para él, y es que esa corte de ricos piojosos le tienen, literalmente, frito. Lady Ramkin, que tiene la paciencia de una santa, se encabrona un poco con el tema - creedme, no es para menos -, pero termina por aceptar que su futuro marido tiene que hacerse cargo del último caso de la Guardia Nocturna, antes de volverse completamente loco.

El equipo vuelve a reunirse, sí. El Capitán Vimes, junto con Zanahoria y Angua, investigan por un lado - la investigación seria, sea dicho de paso -; mientras los agentes interinos Detritus y Cuddy van de un sitio para otro, peleándose y... ¡aprendiendo! Ay, por favor, no sabéis lo muchísimo que me reí con cómo interactuaban esos dos. Era como ver a dos niños matándose por la atención de su tía favorita. Palabrita . ¿Me dejo a alguien? Sí, ¿verdad? Nuestro sargento Colon y el cabo Nobby. Yo es que me muero. Vaya par de vagos, por favor, ¡pero son estupendos!

Entre las muchas novedades de Hombres de armas, tenemos el hecho de que Zanahoria se convierte en el pilar y ejemplo a seguir. Gracias a él, las cosas salen bien. O todo lo bien que pueden salir con gente como Y-Voy-A-La-Ruina, los jefazos del gremio de asesinos y una panda de depravados dando zancadas por la ciudad. No sé, a lo mejor me pilló un poco tonta, pero me pareció muy tierno que por fin hubiera alguien en la Guardia Nocturna que quisiera que hubiese un poco de justicia, de lade verdad, en la ciudad.

El final por poco no me provoca una úlcera. ¿Sabéis ese momento en que un autor se siente muy gracioso delante de la pantalla de su ordenador y, con dedos inclementes, teclea las desgracias de sus personajes? Pues bueno, digamos que yo ya tenía preparada toda una sarta de tacos y maldiciones contra la gran idea de Pratchett. Menos mal que al final salió bien. No puedo decir lo mismo de todos los personajes, claro; y es que hay un disgusto que, jo, me dio mucha pena. Pero si queréis saber de qué os hablo, tendréis que leer el libro.

Con todo, Hombres de armas , es una segunda parte que supera a su predecesora. Con una trama trepidante y unos personajes sencillamente maravillosos, Terry Pratchett nos sumerge una vez más en las oscuras calles de Ankh-Morpork. Sálvese quién pueda.

Ahí es donde se equivoca la gente. Los individuos no son en principio miembros de pleno derecho de la raza humana, excepto en sentido biológico. Necesitan ir rebotando de un lado a otro por el movimiento browniano de la sociedad, que es un mecanismo mediante el que los seres humanos se recuerdan constantemente unos a otros que son... bueno... seres humanos.

Los enanos se sienten muy apegados al oro. Cualquier salteador de caminos que exigiera <<La bolsa o la vida>> haría bien en llevar una silla plegable, un almuerzo preparado y un libro para leer mientras iba teniendo lugar el debate.

-Mi aya me dijo un auténtico rey podía sacar una espada de una piedra - dijo el vizconde Patinador.

-Ja, sí, y también podía curar la caspa - dijo lord Óxido -. Eso no es más que una leyenda. No es real. Y, de todos modos, esa historia siempre me ha tenido un poco perplejo. ¿Qué hay de difícil en eso de sacar una espada de una piedra? El trabajo de verdad ya está hecho. Lo que deberías hacer es moverte y buscar al hombre que clavó la espada en la piedra en un principio, ¿eh?

El problema con el Destino, naturalmente, es que no suele importarle demasiado dónde pone el dedo.

-Buenos días, señor Franela - dijo Zanahoria -. ¿Algún problema?

-¡Se llevó siete dólares y no me enseñó ninguna licencia de ladrón! - dijo el señor Franela -. ¿Qué va a hacer usted al respecto? ¡Yo pago mis impuestos!

-Enseguida emprenderemos una frenética persecución - dijo Zanahoria sin perder la calma, sacando un cuaderno de notas -. ¿Siete dólares ha dicho?

-Al menos eran catorce.

-Bueno - dijo el sargento Colon -, eso, hombre, es vuestra porra, también nomenclaturada como vuestro palo nocturno o bastón del cargo.

Hizo una pausa mientras intentaba recordar sus días en el ejército, y de pronto sonrió.

-¡Cuidaréis de él! - gritó -. Comeréis con él, dormiréis con él, y...

-¿Quién ha dicho eso?

-Aquí abajo. Soy yo, el guardia interito Cuddy.

-¿Cómo hacemos para comer con él, sargento?

La braveza del sargento Colon se quedó sin cuerda y dejó de funcionar. Estaba empezando a recelar un poco del guardia interino Cuddy. Sospechaba que el guardia interino Cuddy era la clase de persona que siempre está creando problemas.

-Bueno, ¿lo usamos como si fuera un cuchillo o como si fuera un tendedor, o lo cortamos por la mitad para hacerlo palillos o qué?

-¿Se puede saber de qué estás hablando?

-¿Y ahora qué pasa, guardia interina Angua?

-¿Exactamente cómo dormimos con él, sargento?

-Bueno, yo... Lo quería decir es que... ¡Cabo Nobbs, deje de reírse ahora mismo!

-Estamos tratando con una mente perturbada - dijo Vimes.

-¡Oh, no! ¿Eso cree?

-Pero... no... no puede estar en lo cierto. Porque Nobby estuvo con nosotros durante todo el tiempo.

-No me refería a Nobby - dijo Vimes tercamente -. Por muchas cosas que pudiera llegar a hacerle a un dragón, dudo que lo hiciera estallar. En este mundo hay personas más extrañas que el cabo Nobbs, mi querido muchacho.

La expresión de Zanahoria se deslizó en un rictus de intrigado horror.

Uno de los pensamientos que luchaban por hacerse con un poco de espacio dentro de su mente era que las opiniones humildes no existían.

-No lo sé, capitán. Pero parecen familiares. Algo así como... ¿la escritura de los alquimistas?

-¡Oh, no! - Vimes se tapó los ojos con las manos -. ¡Los jodidos alquimistas no! ¡Oh, no! ¡Esa puta pandilla de vendedores de fuegos artificiales que están mal de la cabeza no! ¡Puedo aguantar a los Asesinos, pero a esos idiotas no! ¡No! ¡Por favor!

-En Ankh-Morpork hasta la mierda tiene una calle para ella sola - dijo Detritus, con un temeroso asombro en su voz.