Reseña #143: Del color de la leche

Publicado el 23 febrero 2019 por Alaluzdelasvelas


Reseña
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Del color de la leche
 ¡Hola, hola, hola!
 ¡Qué ganitas tenía de dejarme caer por aquí! De hecho, estar escribiendo esta entrada tranquilamente – sin presiones y esas cosas tan jodidas del día a día –, sin pensar en qué tengo que hacer después – aunque, muy en el fondo, lo piense -; es bastante liberador. Y hablando de cositas liberadoras, quería enseñaros unas cositas que tengo hace poquito por casa. Cositas súper chachis, por cierto, a las que les tengo muchísimas ganas, pese a haber leído ya algunas obras. Pero eso no es lo mejor de la semana o, al menos, no sólo eso es lo mejor. Lo mejor son esas mañanas de jueves en las que, pese a madrugar, acabas el día sentada en un sofá muy bohemio, disfrutando de música de los noventa, mientras un café humea en una mesa de cristal. La buena vida, ¿verdad? ¿Y vosotras y vosotros?

 Venimos con reseña – sí, lo sé, lo sé, por aquí hay poquita variedad últimamente, pero estoy trabajando en ello -, y esta vez de un libro muy pero que muy especial. Uno que me robó el corazón, pese a que no esperaba de él nada de nada. ¿Qué, vamos al lío? ¡Dentro reseña!Ficha técnica

Título:Del color de la leche Autora:Nell Leyshon Traductor:Mariano Peyrou Tubert Editorial:Sexto Piso Número de páginas: 176 ISBN:9788415601340 Preció libro físico: 16,00€ Precio libro electrónico:8,54
Sinopsis
 Mary, una niña de quince años que vive con su familia en una granja de la Inglaterra rural de 1830, tiene el pelo del color de la leche y nació con un defecto físico en una pierna, pero logra escapar momentáneamente de su condena familiar cuando es enviada a trabajar como criada para cuidar a la mujer del vicario, que está enferma. Entonces, tiene la oportunidad de aprender a leer y escribir, de dejar de ver «sólo un montón de rayas negras» en los libros. Sin embargo, conforme deja el mundo de las sombras, descubre que las luces pueden resultar incluso más cegadoras, por eso, a Mary sólo le queda el poder de contar su historia para tratar de encontrar sosiego en la palabra escrita.Mi opinión No esperaba, literalmente, nada de esta novela. Ni siquiera estoy segura de si quería o no que me gustara. Lo único que puedo asegurar es que la empecé con bastante escepticismo, haciéndome la pregunta de si el formato se mantendría a lo largo de toda la novela. ¿Y por qué os cuento esto? Del color de la lecheno contiene, en su totalidad, ni una sola mayúscula. Tampoco hay signos de puntuación, a excepción de puntos y seguido, puntos y a parte; y alguna que otra coma. Ojo, porque esto tiene sentido, aunque no seré yo quién os cuente el motivo.
 Mary es la hija de unos granjeros que se parten el lomo trabajando para llevarse algo de comer a la boca o, en su defecto, dejan que sus hijas se lo partan desde que sale el sol hasta que se pone. El padre, un déspota demasiado aficionado al cinturón, mantiene algo así como una dictadura del terror en su casa; y es que nuestra maravillosa Mary habla mucho, tiene el pelo del color de la leche y una malformación en la pierna. Por si todo esto fuera poco, sus hermanas – y sus padres, qué narices – la tratan como si fuera completamente idiota, un mueble al que mandar callar. Después de una temporada difícil en la que nuestra pequeña protagonista sólo encuentra consuelo en las conversaciones, llenas de palabrotas, con su abuelo; llega a casa la noticia de que el vicario necesita que alguien le ayude a cuidar de su mujer enferma. ¿Quién mejor que Mary para ese trabajo?
 No sabía por dónde iba a ir la historia y, sinceramente, creo que sobran las palabras; porque Del color de la lechees una historia construida con silencios y palabras que nacen para ser dichas y, sin embargo, mueren por el miedo, la vergüenza y la jodida percepción de que, en realidad, no hay nadie que quiera escucharlas. Mary no es más que un mueble, como os contaba líneas más arriba, del que quieren deshacerse, ¿no? ¿Qué más da si se adapta bien, si sabe lo que se espera de ella o si será feliz? ¿Qué más da, si cada mes hay dinero en los bolsillos de los cerdos que tiene por padres?
 Me gustó el tono apremiante de libro, la carencia de florituras, lo descarnado de las sensaciones de Mary. Me encantó, porque ella nos dice, nada más empezar la novela, que todo lo ha escrito ella y que jura decir la verdad, aunque no tenga mucho tiempo. El runrún molesto, el miedo a qué significa eso o qué diablos tiene que ver con la historia; así como los pequeños descubrimientos de nuestra dulce protagonista, hace del libro una delicia.Pero lo dulce empacha, ¿no es cierto? Vamos a abrir boca. El hijo del vicario ha dejado embarazada a una de las hermanas de Mary y un secreto así de gordo quema demasiado en la lengua. Hay más. La madre del chico, la mujer enferma a la que nuestra protagonista debe ayudar, empieza a encariñarse con ella. Tal vez su hijo no la quiera, pero Mary es la hija que nunca tuvo. Y queda muy poco tiempo para que la vida de esta pobre mujer expire.

 Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler
 No me lo esperaba. El libro empieza siendo ligeramente oscuro, con un fondo tosco que hace que atrape; pero no tan… descorazonador. Esperaba una historia en la que los prados y las vacas tuvieran voz, no una en la que se le quitara la voz a Mary. Y es que, a medida que avanzaba, no podía más que preguntarme cuánto duraría la pesadilla.
 Poniéndome turbia, os diré que me hubiese encantado que ese cabronazo hijo de la mierda se partiese la puta cabeza cayéndose por las escaleras. Hay que ser muy miserable para hacerle algo así a una niña inocente, a una pobre criatura que sólo quiere hacer su trabajo e irse. Peor todavía si lo usa como excusa antes de “enseñarle a leer y escribir”. ¿Y qué pasa con él? Pues que es un puto pederasta, un violador de mierda y una asquerosa mierda con piernas. En ese orden.
 Me gusta el tono de denuncia que se palpa en las páginas de Del color de la leche. Nell Leyshon juega muy bien sus cartas, y es que nos mantiene en vilo, viviendo a través de una protagonista que va muriendo en vida, cómo todo puede pasar de horrible a terrible en cuestión de un segundo. Ella fue a llevar dinero a casa, siendo poco más que una niña asustada; y salió por la puerta grande. Incluso el hijo del vicario acabó cayéndome en gracia, pese a que no se imaginara las barbaridades que pasaban por la mente de su padre.Un hombre de Dios. Vaya, con el beatillo…  El final es… horrible. El mal cuerpo que se queda después de leer las últimas páginas, sabiendo que ella no podía hacer nada, que no era más que una víctima en una época injusta; genera una impotencia brutal. Por eso vale la pena el libro. Porque duele como mil demonios, porque hace que mastiques rabia, porque consiga que te mueras por saber qué más va a pasar. Porque podría ser real.
Con todo, Del color de la lechees un libro que rompe, que duele y que hace que aprietes los puños de pura rabia. Con una protagonista entrañable y un final que parte el alma, la autora nos regala una historia desgarradora.Nota: 5/5