Reseña #338. La forma en que vivimos, de Fernando Acosta Barriga

Publicado el 10 junio 2019 por Zeleza @AtardecBajoArbo

Sinopsis

Los signos del calentamiento global están en todas partes y son mucho más complejos que el incremento de la temperatura global. El aumento del nivel del mar y eventos de calor extremo, la pérdida de hábitats y el desplazamiento de grandes masas humanas, son fenómenos que están cambiando el mundo. Sin embargo, todo ello es sólo una de entre las muchas formas en que los seres humanos estamos afectando el planeta. La contaminación de distinto tipo, la transformación de la superficie terrestre, la nueva extinción de especies y el excesivo nivel de consumo generan un estrés sobre el planeta que difícilmente reconocemos en su real magnitud.

En un libro notable ?no sólo por lo interesante y atingente de su contenido, sino por su estructura lógica?, Fernando Acosta nos invita a revisar antecedentes del pasado, a reparar sobre lo que ocurre en el presente y a meditar sobre el futuro, conformando una historia que nos permite repensar el destino de la Tierra.

Junto a esto, su valor también reside en que presenta cada uno de los temas de forma amena, con argumentos y contraargumentos, respaldado por una gran evidencia científica y con constantes referencias a grandes escritores e historiadores, construyendo un relato accesible para cualquier persona interesada en el futuro de nuestro pequeño hábitat cósmico y que esté abierta a cuestionar sus propias decisiones de vida. Todo, en momentos en que la supervivencia tanto de la humanidad como de otras especies parece más incierta que nunca.

Director Ejecutivo, Axion


Una lectura algo atípica para un blog pero verdaderamente recomendable.


Antes de nada quisiera pedir disculpas al autor por la tardanza. Es un libro interesantísimo pero no para leerse tras estudio de oposiciones, por lo que he ido leyéndolo cuando he tenido la cabeza más despejada.

Este libro, a salto de caballo entre la divulgación científica y un reportaje, nos muestra a lo largo de sus más de 350 páginas la huella del hombre. El autor, Fernado Acosta, ingeniero civil industrial, ingeniero de minas y académico de la Universidad de Chile, ha realizado un trabajo de investigación brutal en el que narra, de una manera sencilla y comprensible, las acciones del hombre en el planeta y sus posibles consecuencias. Me resulta llamativo todos los temas que trata, desde un repaso histórico a cómo era la naturaleza y cuáles eran los recursos del planeta inicialmente al "mar de la vergüenza", el famoso mar de plástico, pasando por las extinciones por causas antropogénicas, comentar los tecnologías verdes y porqué no están tan desarrolladas como deberían, y muchos más. Especial interés me ha causado la correlación entre el cambio climático y la aparición más que probable de nuevos conflictos en el continente africano y Oriente Medio, y la explicación de cómo el cambio climático puede fomentar la caída de imperios.

Cualquiera podría pensar que el libro es una fusta que golpea constante la espalda de la humanidad, una especie de manifiesto que muestra las razones de porqué debemos desaparecer. Yo personalmente no lo veo así. Lo veo como un libro que dice claramente en dónde la hemos cagado -permitidme la expresión- y en dónde la seguimos cagando, argumentando y contraargumentando nuestras decisiones, basándose en datos reales, datos científicos fácilmente comprobables, y permitiendo al lector que él mismo razone en dónde puede estar el fallo y qué se puede hacer para solucionarlo. Es decir, no se limita a decir que somos lo peor, sino que hace una comparativa en cómo era antes, cómo era ahora y permite que quien lea el libro pueda cuestionarse sus decisiones, cambiando determinados hábitos para contribuir a la no destrucción del planeta. Porque, aunque no lo parezca, una persona puede hacer mucho bien si no se deja llevar por el "es que todo el mundo lo hace".

"[...], África se considera un continente particularmente vulnerable debido a su pobreza generalizada, también a que gran parte de la población depende de la agricultura y a que la gobernanza en muchas naciones es sumamente pobre; todo esto constituye el mix perfecto de condiciones para fomentar un conflicto, como muestran los casos de Nigeria, Siria y Somalía, países donde la crisis del agua ha desencadenado una combinación de disturbios civiles, migratorios, insurgencias e incluso guerras a gran escala. "

Sinceramente, el libro me ha sorprendido mucho. Me esperaba el típico escrito en el que habla de datos constantemente, de lo que hemos hecho, y listo. Pero no. Hay datos científicos y, por supuesto, materia, pero es un libro que puede leer cualquier persona con un mínimo de interés en el planeta y sin necesidad de tener una carrera de Ciencias o Tecnología para entenderse. Está narrado de una forma amena y sencilla, evitando tecnicismo y frases complejas. Aquí se cumple perfectamente las palabras de Einstein: " No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela ".

En cuanto al estilo, a la vez que va narrando intercala citas y referencias de grandes escritores, científicos y personajes históricos en general, con una más que impresionante bibliografía con 781 referencias. Además, está aderezado con fotografías, imágenes, esquemas e infografías junto a un texto explicativo. Particularmente duras pueden las imágenes del capítulo de la Nueva Extinción, en las que un oso polar en un trozo de hielo, un rinoceronte negro está muerto a causa de sus cuernos y un mono encadenado a una bicicleta es sometido por el látigo a seguir montando.

Además, el libro cuenta como con textos relacionados con lo que se narra pero que toman otro camino, generalmente de carácter ampliativo. Estos textos tienen un fondo de distinto color, como si fuesen un reportaje. Llamativo es el del tiburón -un caso conocido- y el que relaciona el cambio climático con la desaparición de la hegemonía vikinga.

No es un libro cuyo objetivo sea ponerte en contra de la humanidad ni que pienses que merecemos la extinción. Es un libro que invita a pensar en dónde nos hemos confundidos y qué podemos hacer para arreglarlo. Mi opinión personal es que debemos cuidarlo rápida y eficazmente. Hace tiempo que yo pensaba que realmente no hay que salvar el planeta: tenemos que salvarnos a nosotros mismos. Al planeta le da igual si morimos o vivimos; se formó, superó sus durísimas condiciones iniciales y creó vida, vivió numerosas extinciones masivas y aquí sigue y seguirá, solamente hasta que el Sol quiera. El caso más claro es la zona de Chernobyl, en la que hay vida ya, muchos antes de lo que se pensaban los científicos (me ha recordado muchísimo a las primeras temporadas de la serie "The 100"). Tenemos que cuidarlo para que el planeta no decida destruirnos y empezar de cero, es decir, para salvarnos y no para "salvarlo".

Me ha causado impresión que el autor y yo tengamos una visión similar, tan distinta a lo que se vende hoy en día. Sacado de la última página: "Está en nuestras manos decidir si los seres humanos continuaremos prosperando o si nos encaminamos a la autodestrucción. La verdadera pregunta no es si continuaremos alterando la naturaleza para nuestros propósitos, sino cómo lo haremos. Gran parte de nosotros puede elegir su estilo de vida, algo que puede ayudarnos a construir una mejor relación con nuestro entorno. Todo se reduce a nuestra disposición a querer estos cambios y decidir qué hacer con este maravilloso lugar en el que vivimos durante un tiempo que no deja de ser breve y milagroso. A la Tierra no le importamos, por lo que somos nosotros los que debemos preocuparnos por esta. Después de todo, haciendo un paralelismo entra la edad de la Tierra y las veinticuatro horas del reloj, ¿por qué habría que preocuparle una especie que lleva menos de dos segundos habitando su superficie? "

Como conclusión, un libro con una documentación más que importante e impresionante, que puede hacernos entender que el tiempo que estamos aquí como especie es un suspiro y que si queremos que sea algo más, debemos ponernos las pilas. Recomendado a cualquier persona con interés por el planeta.