Reseña #46: amor infinito
Publicado el 29 mayo 2015 por Alaluzdelasvelas
RESEÑA #46: AMOR INFINITO
¡Hola a tod@s! J Después de un montón de tiempo por fin he podido hacer esta reseña. Debo decir, antes de que empecéis a leerla, que es un libro que me ha decepcionado muchísimo y no estoy lo que se dice contenta. Por supuesto, quiero que quede claro que esto es simplemente mi opinión: espero no ofender a nadie, puesto que respeto a todas aquellas personas a las que sí les haya gustado.
Ficha técnicaTítulo: (After 4) Amor infinito Autora: Anna ToddEditorial: PlanetaNúmero de páginas: 560ISBN: 9788408138365Precio: 17,90€Sinopsis El amor es pasión y complicidad, pero también es aprender a conocer al otro y hacer juntos un proyecto común. El amor de Tessa y Hardin nunca ha sido fácil, pero cada desafío que han afrontado ha hecho su unión más y más fuerte. Pero, ¿podrán afrontarlo todo? Cuando la verdad sobre sus familias sale a la luz, Tessa y Hardin descubren que, en el fondo, no son tan distintos como creían… Tessa ya no es la chica buena, simple y dulce que llegó a la universidad, y él no es el chico cruel y malo del que se enamoró. Ella pronto se da cuenta de que es la única que lo entiende. Es la única capaz de calmarle... él la necesita. Pero el secreto que esconde es tan grande que Hardin se aleja cada vez más de todo y de todos, incluso de la que parece ser su alma gemela…Reseña de libros anteriores(After 1) After(After 2) En milpedazos(After 3) AlmasperdidasMi opinión Después del choque brutal que significa para Hardin saberse hijo de Christian, decide acceder a la petición de su padre biológico de escuchar toda la historia mientras dan un paseo en coche. Nuestro protagonista, lejos de asimilarlo, decide encerrarse en sí mismo e ir a emborracharse al mismo bar donde Ken lo hacía. Tessa, informada por Kimberley de todo lo que a la verdadera relación familiar se refiere, sale en busca de su novio. ¿Cuál es su sorpresa al encontrarlo completamente borracho en un tugurio de mala muerte? Nada. Absolutamente nada comparado con lo que Hardin hace después. Después de tres libros de tira y aflojas, de momentos tiernos coronados por comentarios de mal gusto de Hardin, de llantos de Tessa y lecciones de moral del resto de personajes, Anna Todd nos brinda la cuarta y última parte de la saga, un broche que, a mi parecer, no está a la altura de sus predecesoras, llegando a ser un paso atrás en una historia de “amor” tan rocambolesca. ¿Qué burrada se os ocurre que puede hacer una persona completamente borracha, alguien que va tan sumamente cegado por el alcohol que no recuerda siquiera por qué hace lo que hace? Yo os podría hacer una lista, sin embargo provocar un incendio no entraría dentro de ella. Sí, Hardin, cegado por la realidad, decide prender fuego a su casa. El sofá que vivió de primera mano la brutal violación de su madre, las escaleras desde donde Hardin lo vio todo sin poder hacer nada, la puerta por la que entraba su “padre” completamente borracho… Mientras el edificio arde, Tessa llama a Christian, que aparece al rescate de su hijo y se hace cargo de toda la culpa. Es a partir de aquí cuando Hardin decide– por enésima vez en los cuatro libros – dejar a Tessa de un modo nada sutil: después de su monumental borrachera se va con ella en coche a dar una vuelta por los idílicos parajes de Inglaterra, para después dejarla en el hotel en el que se hospeda Kimberly. Y no volver. Decepción. La más absoluta decepción. Simplemente no comprendo qué diablos he leído, en qué momento los roles han cambiado, en qué desgraciado momento Tessa ha pasado a ser una chica aún más débil y estúpida; y Hardin más cerdo y retrógrada. Sé que son palabras duras y, creedme, después del calvario que he pasado leyendo este libro me quedo corta. ¿Me explica alguien como es posible que Hardin jure y perjure amar a Tessa con todo su retorcido corazón y luego tenga las santísimas narices de irse al piso de sus antiguos amigos de Londres para fumar y beber? ¿Cómo es posible que después de todo lo que han pasado el muy desgraciado le dé puerta diciendo que ya no es nada para él, que todo ha acabado? Simplemente no puedo entenderlo. Y diréis, ¿ese es todo el problema? No. Por supuesto que no. Esto solo es la primera de toda una serie de gotas que han acabado no sólo por colmar el vaso, sino por volcarlo. ¿Queréis algo irreal? ¿Sí? Pues bien, leed atentamente, que el tema tiene tela… Cuando Tessa vuelve a Estados Unidos sin Hardin, decide volver a su apartamento para recoger las cosas que aún tiene allí.Después de echar un breve vistazo a la peculiar caja negra de Hardin, va al cuarto de baño y, ¡atención!, encuentra a su padre muerto con una aguja clavada en el brazo. Debo remarcar, llegados a este punto, que ese hombre estaba en un centro de desintoxicación completamente vigilado; y el hombre no sólo ha conseguido escapar, sino que antes de que alguien se dé cuenta de su fuga ha conseguido droga, se ha pinchado mal y ha muerto. Todo muy creíble. Incluso la prosa de Anna Todd, fresca y amena, se ha tornado aburrida y repetitiva. Y ahora… Bienvenid@s a la Zona Spoiler De verdad os lo digo: estoy que hecho humo ahora mismo. Anna Todd no sólo nos presenta un inicio de novela absurdo, sino que, para colmo, hace un patético cambio de roles con el cual no estoy para nada conforme. La dulce Tessa pasa a ser una chica histérica que grita cuando ve a Hardin, que juega a fingir que no cree en el amor, a repetirse a sí misma una y otra vez que el matrimonio es absurdo y tener bebés está sobrevalorado. La muerte de su padre la lleva de vuelta a la casa de su madre, lugar en el que se inicia esta curiosa transformación y lugar que, ¡cómo no!, se muestra como el lugar de encuentro entre ella y Hardin después de todo lo sucedido en Londres.
El chico llega con un lavado de cerebro que cualquier neurocirujano envidiaría, en serio. ¿Qué por qué? Pues porque este chico que primero es un monstruo decide que va a darle espacio a Tessa, que va a hacer todo lo necesario para que ella vuelva a quererle, que va a dejar a un lado la violencia… ¿Quién le ha hecho una lobotomía? Que yo sepa, un viaje de avión no da para tanto… Entonces llega la verdadera apoteosis. Anna Todd empieza a olvidar personajes en el tintero, como Zed, el profesor Soto – del cual, después de tanto misterio en el tercer libro, no sabemos nada –, Tris, Vance, Kimberly… Todos quedan relegados a un segundo plano, para dar paso al idílico cambio de Hardin junto con una Tessa cada vez más desconfiada. Y es que empieza a pasar el tiempo de un modo irracional. Ha habido veces que me he llegado a plantear si el problema era que la autora quería cambiar la historia y me he encontrado a mí misma pensando “¿por qué no escribe otro libro y hace lo que tiene que hacer con éste?”. El final me ha parecido patético. Hasta un límite, os aseguro, insospechado. He odiado cada maldita página de este libro, llegando a querer dejarlo en más de una ocasión, y ahora me siento engañada: yo quería un final de verdad, con lágrimas, con impotencia por parte de algunos personajes… Quería que Anna Todd hiciera que Tessa dejara de forma definitiva a Hardin, que nos enseñara que esas relaciones no son sanas, pero no ha sido así. Con todo, Amor infinito es un cierre de saga, a mi parecer, muy flojo, con unos personajes irreconocibles, una prosa aburrida y repetitiva; y un desenlace digno de poner los ojos en blanco.
Nota: 1/5Nota final de saga: 2.5/5
Una saga que apuntaba a maneras, pudiendo parecer una forma de mostrar que las relaciones de esas características no son sanas pero que, sin embargo, ha tenido un broche realmente decepcionante.
Citas(…)
Estoy sufriendo por Kim; no se merece semejante traición. Aunque supongo que eso es lo que tienen las traiciones: no tienen prejuicios y atacan a aquellos que ni las ven venir ni las merecen.(…)(…) No, no estoy rota. No estoy rota. Estoy vencida. Lo que siento ahora mismo es pura derrota. Me he pasado meses y meses luchando contra lo inevitable, contra una corriente que era demasiado fuerte como para enfrentarme a ella yo sola, y ahora se me ha tragado y no hay ningún salvavidas a la vista.(…)
(…) Y aquí estoy, sentada en el avión, al lado de un asiento desocupado, con la mente y el corazón vacíos. Cuánto me he equivocado con Hardin, y eso sólo demuestra que los demás únicamente pueden cambiar por voluntad propia, por mucho que tú te esfuerces en que lo hagan. Tienen que querer hacerlo tanto como tú o no hay ninguna esperanza. Es imposible cambiar a la gente que tiene la cabeza puesta en quiénes son. No puedes apoyarlos lo suficiente como para compensar sus bajas expectativas, y no puedes amarlos lo suficiente como para compensar el odio que sienten por sí mismos. Es una batalla perdida y, por fin, después de todo este tiempo, estoy dispuesta a rendirme.(…)
(…) El dolor no tiene la más mínima compasión: reclama la carne prometida, gramo por gramo, y no parará hasta que no quede nada más de ti que una débil sombra de lo que fuiste. La traición y el rechazo duelen, pero nada puede compararse con el dolor de estar vacía. Nada duele más que no sentir dolor, y el hecho de que eso no tenga sentido y a la vez tenga todo el sentido del mundo me convence de que me estoy volviendo loca.(…)
(…)-No te parecería tan mala si dejaras a un lado tu odio por el mundo y todo es que tienes dentro. La miro. Es insufrible pero es leal como nadie, eso no se lo niego. La lealtad es difícil de conseguir, y más en los tiempos que corren.(…)
(…) A veces la ira hace aflorar lo que de verdad sentimos.(…)