Reseña #57: el libro de la elegida

Publicado el 30 octubre 2015 por Alaluzdelasvelas

Bueno, bueno, bueno. Tarde, pero aquí estoy. ¿Qué tal ha ido la semana? ¿Muy larga? Espero que se os haya hecho amena y que hayáis podido disfrutar de libros maravillosos. Dado que mañana es la esperada noche de Halloween y yo soy bastante miedica para los libros de terror, creo que me conformaré con una buena novela romántica. Pero, contadme, ¿qué vais a leer este fin de semana?

Marcada por las estrellas desde su nacimiento, Daanna McKenna se ha visto obligada a existir privada de libertad, condenada a esperar eternamente a que despierte el supuesto don que la hace imprescindible para su clan. Ahora los dioses exigen su participación directa en el desenlace de la guerra. Pero la llave que liberará su poder está en manos del hombre que destrozó su corazón. El sanador de los vanirios keltois es incapaz de encontrar una cura a su desesperación. Durante más de dos mil años ha esperado que su cáraid le perdonara por un pecado que nunca cometió. Pero todo fue en vano. La Elegida decidió lanzarle al abismo de la sangre y de las tinieblas y ahora Menw McCloud está a punto de entregarse a la oscuridad sin saber que sólo él podrá decidir el destino de la hermosa vaniria y de la guerra definitiva entre el bien y el mal. Loki busca la grieta por la que entrar al Midgard. Los dioses mueven ficha. Y las sombras del pasado arremeten contra dos almas destruidas que buscan la manera de cicatrizar sus heridas. ¿Cuántos secretos puede custodiar la eternidad?

Reseñas de libros anteriores

Los dioses, nunca piadosos, siempre codiciosos; creyeron que tenían que intervenir y el mismo día en que todos los integrantes del clan celta fueron convertidos en vanirios, se les exigió no

intervenir en las batallas humanas. Normas que, por supuesto, no fueron acatadas por todos: Seth y Lucius, rindiéndose ya a los sucios juegos de Loki, arrastraron a los hermanos McCloud hasta el lugar donde los romanos sembraban el caos. Sanador y druida se vengaron, hasta que los dioses les vieron. Freyja observó cómo Menw convirtió a Brenda en una vaniria. La chica estaba a punto de morir y nuestro protagonista, ejerciendo como lo que es, intentó mediar entre la vida y la muerte. Sobra decir que eso a Freyja le trajo sin cuidado y es que la diosa, ni corta ni perezosa, exigió a Menw cumplir una promesa: nunca contarle lo sucedido a Daana, a no ser que ésta quisiera saberlo .

El caso es que después de ser rechazado durante siglos, Menw ha perdido la esperanza. Su cuerpo se debilita, su alma cada vez es más frágil ... Tanto es esto, que después de ver cómo

Daana intentó salvar a Gabriel

Tras acostarse con Daana - de una forma no demasiado bonita, por decirlo de algún modo -, As y Caleb llegan al hotel. Con ellos llegan otros vanirios, dispuestos a arrastrar al sanador a la habitación del hambre. Ha probado la sangre de Daana y, como vaticina Caleb, la adicción y desesperación por beber más no tardará en llegar .

A consecuencia de la desaparición de Cahal, Menw incendió una de las entidades físicas de Newcientists y es por ello que algunos vampiros, entre ellos, Brenda; deciden hacer explotar la casa de Daana

Sin duda: mi favorito de la saga por el momento . Lena Valenti se ha ganado un hueco en mi corazón como autora predilecta y es que sus personajes son tan reales , ¡tanto!, que duele. Duele verlos sufrir , duele veros imponentes ante la situación ... Y duele saber que, aunque el final siempre es feliz, hay que pasar por miles de adversidades e historias tristes y desgarradoras para llegar a un entendimiento .

La convivencia de Menw y Daana es un infierno. Él no quiere ni oír hablar de lo que pasó,

Cuando una noche Daana prueba por fin la sangre de Menw - con todas las barreras mentales pertinentes -, al quedarse dormida levita sobre la cama. Su don, lo que tantos siglos lleva esperando, no es otro que la translocación . En su primer viaje astral conoce a Miya, un vanirio de Chicago. Al volver se encuentra con Menw al borde de un ataque de histeria: ¿y si Daana se está muriendo? ¿Qué diablos puede hacer él por ella?

Me dolió en el alma saber lo que le estaban haciendo a Cahal . ¿Cómo alguien tan bueno puede sufrir tanto a manos de su caráid? Su castigo fue ese: no sentir nada, ser poco más que una coraza humana, hasta que apareciera su pareja de vida. Y su pareja, su maldita pareja, es una mujer que cree que los vanirios son vampiros y que su padre adoptivo, un vampiro, es un humano que lo único que quiere es acabar con esa raza . Increíble, ¿verdad? El caso es que yo no puedo perdonar a esta chica . Vamos a ver, sé que actúa desde la ignorancia igual que le pasó a Aileen, pero, a diferencia de esta segunda, la amiga Mizar no se corta un pelo: abre en canal a Cahal, se niega a escucharlo y toca dónde le hace daño . Pero no hablamos de torturas "convencionales". No, no, ella es demasiado buena para eso: hablamos de torturas de segundo o tercer nivel. Abrir el cuerpo de una persona, mover huesos, músculos, apretar, contraer... Romper. Monstruo. Monstruo. Monstruo .

Algo que me chocó bastante fue la actitud final de Mizar. Creo que fue muy correcta - eso sí, yo no la perdono - pese a las circunstancias. Escuchar de los labios de la que creía su amiga, Laila, toda la verdad y querer ayudar a la causa vaniria... Fue un detalle, más teniendo en cuenta sus aberraciones anteriores. Sin embargo, creo que lo mejor de todo fue cuando por fin Cahal se cobró, en cierto modo, su venganza: convertirla en aquello que ella había tratado como si fuera basura . Sé que hay una historia para ellos dos y soy plenamente consciente de que Lena Valenti lo pintará de forma y manera que no me quedará más remedio que perdonarla, pero sigo pensando que fue demasiado estúpida e injusta.

Con todo, El libro de la Elegida es, sin duda, el mejor libro de los tres que he leído. Con una historia preciosa, desgarradora, Lena Valenti vuelve a conquistar nuestros corazones a través de su prosa dulce y cuidada. Daana y Menw, después de miles de años, tienen la oportunidad de estar juntos. Sólo queda saber si las circunstancias de ambos van a permitirlo.

Los celtas, que adoraban el círculo, creían que su forma repelía la energía negativa ya que, al no tener esquinas, nada podía quedar atrapado: todo fluía en círculo, todo se renovaba.

-Nadie está preparado para decir adiós - murmuró la pequeña con gran sabiduría -. La vida es muy bonita para despedirse de ella porque sí.

A la vaniria le encantaba pelear. Le encantaba descargar todo lo que tenía dentro en una buena pelea. En ese momento no tenía que comportarse como nadie especial, simplemente se limitaba a repartir leña, a permitir que la frustración recorriera sus extremidades y golpeara a quien se pusiera por delante con toda su furia. Ahí se liberaba. Podría gritar, podía chillar y dejar de fingir que estaba bien, que era fría y elegante, que siempre mantenía la pose. En esos momentos, toda aquella necesaria y protectora hipocresía dejaba de importar, y sólo quedaban ella y su dolor.

Tenía miedo de descontrolarse, ella odiaba la pérdida de control y ahora estaba a punto de desmoronarse.

-Aileen te ha cambiado - murmuró orgullosa de él. Orgullosa de su cuñada, de la hermana que la vida le había regalado.

-El amor verdadero nos cambia a todos, nos da luz. Y es por esa luz por la que hay que luchar. No te rindas, Daana.

-Eres una mujer, maldita sea - la miró sonrojado -, tú sabes cómo hacerlo ceder, Daana. Eres su pareja, ¿no?

-Las parejas se reconocen inmediatamente, Cal. Yo... debí... No le reconocí a él.

-Ah, claro - soltó, riéndose de tal suposición -. ¿Igual que yo reconocí a mi Aileen cuando tuve en mis manos? A veces, los prejuicios y el resentimiento nos pueden cegar. En ocasiones, Daana, nos negamos a admitir que aquello que anhela nuestro instinto más primitivo, aquello por lo que suplica el alma, está justo enfrente de nosotros. No quisiste reconocer a Menw, que es diferente, pero creo que lo veías.

-Seré débil, Elegida - replicó Ruth malhumorada, tomando las llaves de su Smart Roadstar y colgándose el bolso al hombro -, pero te aseguro que sé muy bien cuál es la diferencia entre una amiga y un bufón, y yo no me he pasado tres días muerta de la preocupación y de la rabia, esperando a verte, para que ahora sólo quieras que te entretenga. Alquila a un payaso, vaniria.

Lo odiaba. Odiaba pelearse con él y que los ojos se le llenaran de lágrimas sin derramar. Y esas eran las peores, porque la sal escocía mucho en el interior, y ella estaba magullada por dentro. Menw sabía cómo lastimarla, sabía cómo darle una buena estocada y ella no soportaba que se hicieran daño.

Porque hay verdades, sucesos, que una no quiere creerse, y que si se las guarda para sí misma y no las revela, entonces parece que nunca hubieran sucedido.

El sanador le miró la boca y luego los ojos. Esos ojos que siempre lo habían embrujado. En los atardeceres, en su poblado, cuando todavía eran humanos, Menw y Daana observaban juntos cómo el sol se ponía en las montañas. Entonces él no miraba al sol, él sólo podía mirarla a ella, a las tonalidades verdes y claras que sus ojos adquirían con el reflejo del astro. Ella era su verdadero sol.

Recordad que la luz sólo brilla en la oscuridad.

Llegó el momento de la redención y la rendición. Aunque nadie lo crea, sólo los valientes se arrodillan.

A veces, un solo comentario podía hundirla.

-No creo que sea suficiente con eso. Yo no sé de qué quiere hablarte, o de qué le tienes que hablar a ella, pero creo que teniendo en cuenta que Ruth sufre de verborrea y vómito de palabra, sea lo que sea lo que tengáis pendiente, será una charla larga y tendida - le golpeó la espalda amistosamente, compadeciéndose de ella.

Decían que los celos se nutren de dudas y que la verdad los deshace o los colma.

Si el mal estaba en todos lados, ellos, que eran la personificación de la malicia, seguro que estaban en todas partes también.

El ser humano también era capaz de lo peor y según ella, ese tipo de actos, repetidos y siempre contra el más inocente, no tenía perdón. No. El hombre que tiene alma de demonio, tiene alma de demonio siempre, no se puede reciclar. Jamás.

-Eres muy fuerte, emocionalmente - dijo Noah, de pie detrás de ella.

-En realidad, no es <<fuerte>> la palabra - murmuró, mirándola a los ojos cuando ella se giró para encararle -. Tienes las emociones congeladas, eres una inepta emocional -. Todo lo contrario que era él, un hombre tan empático que a veces prefería no tocar a la gente para no cargarse de sus emociones.

-Soy racional - contestó Mizar sin inmutarse.

-Eso es a lo que me refiero. En vez de ofenderte cuando te digo a la cara que nunca has sido capaz de conocer tus sentimientos, tú vas y lo aceptas y me das una contestación pragmática. Eres de las de dos más dos son cuatro. Cuadriculada al máximo.

Sentía algo parecido a la rabia o puede que a la ira, no sabía diferenciarlo muy bien, pues ella tenía bajo control todas sus emociones, ya que la emoción implicaba debilidad. No se permitía ser débil. Jamás.

-Porque los valientes son aquellos que levantan la cabeza y lloran con la cara descubierta, como vosotros estáis haciendo ahora. Como hago yo. Como hacen vuestros padres. Es de valientes demostrar quiénes somos y expresar nuestro dolor.