Reseña #77: seducción

Publicado el 18 febrero 2017 por Alaluzdelasvelas
RESEÑA #77: SEDUCCIÓN
¡Hola, hola, hola!  Y se nos va otra semana. Otra semana en la que… ¡sigo cumpliendo! (Aplausos). Sí, sí. Parece que me lo estoy tomando en serio, ¿eh? Pero bueno, no me enrollo más, que lo que os comento hoy tiene tela… y no de l buena, precisamente.¡Dentro reseña!Ficha técnica
Título: (Mi hombre 1) SeducciónAutora: Jodi Ellen MalpasEditorial: Editorial PlanetaNúmero de páginas: 576ISBN: 9788408135708Precio: 6,95€SinopsisTres... Sé que él no me conviene.
Dos... Mi instinto me grita que salga corriendo.
Uno... Pero si sigue mirándome así...
¿Qué haré cuando llegue a cero?
Indomable, controlador, autoritario, implacable, dulce, provocador...
Es peligroso.
Es enigmático.
Es absolutamente adictivo.
Es mi hombre.
Mi opinión Mucha gente dice que soy bruta hablando, que digo lo primero que se me pasa por la cabeza y que los filtros me los salto con demasiada frecuencia. En circunstancias normales, podría decirse que esto no es precisamente bueno pero, si nos acogemos a los hechos que se exponen en este libro, me da a mí que a la protagonista le faltan unos buenos kiwis, ya sabéis de qué hablo.  Siento verdadera lástima y es que después de 2017 años de historia, todavía nos encontramos con libros en los que se nos habla de una chica que no puede vivir sin un hombre. Un pene, para ser más exactos, porque este tío tiene de caballeroso lo mismo que yo de monja. ¡Menudo energúmeno!  Antes de que os echéis unas risas a costa de mi mal humor – incluso antes de que algunas y algunos de vosotras y vosotros queráis lapidarme por mi opinión –, os diré que la novela empieza en un punto, digamos, difícil. Hace muy poco que Ava O’Shea ha dejado a su novio, Matt, de mutuo acuerdo.El tío le ponía cada dos por tres los cuernos y se interesaba por ella tanto como por los tratados de física cuántica. Así que nuestra querida y dulce Ava se va a vivir con Kate, una chica que sí tiene los ovarios bien puestos. Debo decir que agradecí que hubiera un personaje femenino con el aplomo necesario en la historia, mi lado feminista se sintió verdaderamente aliviado cuando se dio cuenta de que, pese a que la relación en sí es lamentable, había un toque de sentido común en el libro, un atisbo de que aún hay esperanza. Volviendo a la trama, que es lo que nos ocupa, se nos presenta un verdadero reto. Ava es decoradora de interiores de lujo moderno. Una chica de sólo veintiséis años muy consagrada ya en su campo de trabajo. ¡Cuál será su sorpresa al saber que el señor de La Mansión ha contratado sus servicios para decorar la ampliación de su hotel! Permitidme que aquí me meta un dedo en cada ojo y dé gracias por haberme quedado ciega. ¡A qué buena hora la pobre desgraciada se sube en el coche y va al maldito hotel!  Como no puede ser de otra manera, nuestra Ava se entera de que “El señor” no es un viejo barrigudo y con tendencias lascivas. No, por supuesto que no. El señor, Jesse Ward, es un impresionante hombre de edad desconocida que está de <<toma pan y moja>>.Sí, sí, un diez en lo que a físico se refiere. Permitidme ponerme un poco borde diciendo que todo el diez se va a la porra en cuanto el muy desgraciado abre la boquita. Un cero como persona. Eso es el grandísimo Jesse Ward. ¡Anda y que se vaya muy lejos! Sobra decir que estoy cabreada. Cabreada de verdad, chicas y chicos, porque no me parece ni medio normal lo que se nos muestra entre las páginas de esta novela de corte erótico. Os puedo asegurar que a mí el muy desgraciado de Ward tendría que atarme en una mazmorra para que no le sacara los ojos.¡¿Pero qué se ha creído, el muy cretino?! Os llamo a todas. Sí, a todas, para que me digáis si veis si quiera un poquito normal que una persona ANULE vuestra voluntad. Mi especial énfasis en la palabra “anular” tendría que dar una pista de cuán macabra es la mente de Ward. Y me ciño a los hechos, que conste. Sabía que iba a encontrarme a un protagonista controlador, obsesivo y celoso. Lo que no sabía era que estaba leyendo sobre un hombre que raya en el neuroticismo. Os expondré algunos ejemplos, para que vayáis haciendo buenas migas con el campeón. ¿Quién puede defender que un tío te elija la ropa? ¿Y qué te diga que <<no vas a irte nunca>>? ¿Qué eres suya? ¿Qué te corte un vestido sólo porque considera que es demasiado atrevido? ¿Qué no te deje decir palabrotas pero que él diga todas las que le salgan de los kiwis? ¿Qué te diga que vas a hacer lo que él diga y así todo irá como la seda? ¿Qué te llame medio millón de veces y te grite porque no le coges el teléfono? ¿Qué manipule tu móvil cada vez que quiere? ¿Qué decida que te vas a su casa sí sí o sí? ¿Qué te diga que ropa interior ponerte? ¡Qué se vaya a la mismísima mierda, eso es lo que le digo yo a una persona así! ¡Sólo faltaba!¡¡TENEMOS DERECHOS, LECHE!!  En fin. Lo dicho, que estoy muy enfadada. Enfadada de verdad. No me gusta. Sencillamente me parece asquerosamente tóxico. Pasé de todo cuando se empezó a tachar After de este mismo término, incluso cuando se puso en tela de juicio el libro Maravilloso desastre. Pero esta vez no me callo. No me da la gana. Nadie, repito, nadie merece que le digan lo que tiene que hacer. NADIE. Porque somos libres. Todas y todos. Nadie es la esclava de nadie al igual que nadie es el esclavo de nadie y quién defienda esta basura, lo siento, pero tiene un problema.  Comentaba hace poco con una amiga que me he vuelto más crítica, más directa. Y es cierto. Supongo que la exposición en blogger me ha servido para quitarme la vergüenza, algo que agradezco, y es que esta vez voy a hacer una excepción. No voy a hacer la ya conocida “zona spoiler”, ni siquiera hablaré mucho más sobre la trama. Sólo quiero que os preguntéis algo conmigo: ¿os gustaría que vuestra mejor amiga se viera en la situación de estar con un tío que se la folla hasta la extenuación pero que, a nivel emocional, es poco más que una cucaracha insensible? Un tío que llega y comba la puerta de la cocina de un puñetazo, que os rompe una copa porque está enfadado por algo que carece de sentido, un tío que, en esencia, no es más que un monstruo peligroso para el resto y para sí mismo. Un tío al que le daba yo una patada dónde duele. No sé vosotras, chicas; ni vosotros, chicos; pero a mí no me haría ninguna gracia tener que ver cómo mi amiga no puede ni siquiera salir de fiesta conmigo porque el tío al que se supone que sólo se tira aparece de la nada y se la lleva cual hombre de cromañón. No, no y no.  Las campañas de concienciación parecen caer en saco roto, porque este libro es un grito a la sumisión. Un grito a la sumisión absoluta, y no por preferencias sexuales, precisamente. Un grito a la esclavitud. Y es que esto no es moco de pavo. La protagonista, a lo largo del libro, se reconoce a sí misma como “una esclava de los deseos de Jesse”. ¡Ojo, que la cosa tiene narices! ¡¡Qué le cercenen lo suyo y se la metan por el culo!!  Lo que más me molesta del libro es que, realmente, la protagonista sabe a lo largo de todo el condenado libro que nada de lo que pasa es normal. Sabe que está mal sentirse tan sometida, saberse tan vulnerable, tan manipulable. Alguna vez he dicho que me gusta la visceralidad a la que podemos vernos sometidas y sometidos todas y todos en una situación “x”, pero no me gusta la bipolaridad de la que hace alarde nuestro amigo Ward. Me importan bien poco sus traumas, así como los motivos que él crea tener para comportarse como un neurótico controlador.Una persona que te llama medio millón de veces, que hace cuentas atrás para que te sometas… no te quiere. Y eso es lo que me parece triste. Sí, triste, porque no concibo que ese hombre de apariencia fuerte y desbaratadora se sienta indefenso cuando sabe que pueden abandonarlo. Porque ese es el comportamiento de un maltratador, amigas y amigos. El comportamiento de un desequilibrado, de alguien que está demasiado podrido por dentro. El comportamiento de alguien que merece morir solo.  No diré nada más, sólo que todo es previsible y el secreto tan secreto no es para nada sorprendente, ni siquiera “alucinante”. Es un secreto mal guardado, un secreto que todo el mundo sabe menos Ava, porque la chica está abducida por un cerdo.  Si tengo que salvar algo del libro– quiero ser justa –, sería el hecho de que a lo largo de la novela se nota como la autora, Jodi Ellen Malpas, mejora su escritura.Pasa de una simplicidad más que evidente a una pluma más, digamos, exquisita; una pluma que no tolera el “es así y punto”. Una prosa ágil, sin duda. Una pena, porque la prosa de esta autora da para un muy buen libro. Un muy buen libro que, sin duda, no he encontrado. Con todo, Seducción, es una primera parte bien escrita, sí, pero que raya en lo absurdo. Con un protagonista masculino al que le hacen falta dos buenos guantazos y una protagonista femenina que no tiene ni idea de lo que hace con su vida. Un libro que no recomiendo. Un libro que, para mí, podría no estar ni publicado.

Nota: 2/5