Reseña #93: sabor a ti

Publicado el 16 septiembre 2017 por Alaluzdelasvelas
RESEÑA #93: SABOR A TI
¡Hola, hola, hola! ¿Qué tal ha empezado la vuelta a la rutina? Espero que un poquito menos caótica que la mía. La verdad es que esperaba pasar más tiempo en casa. Ay, gajes del oficio. Pero bueno, ya es sábado, así que vamos a aparcar las quejas bien lejos. ¡Nos quedamos con lo bueno! ¿Y qué mejor manera de dar la bienvenida al mes de las vueltas a clase que con una reseña de un libro maravilloso? Ninguna. Si ya lo decía yo… ¡Dentro reseña!Ficha técnicaTítulo:(Cuatro bodas 3) Sabor a tiAutora:Nora RobertsTraducción de:Silvia Alemany VilaltaEditorial: Plaza & JanésNúmero de páginas: 384ISBN: 9788401383700Precio: 15,00€Reseñas de los libros anteriores(Cuatro bodas 1) Álbum de boda(Cuatro bodas 2) Rosas sin espinasSinopsisDe niñas lo compartieron todo y con los años se han convertido en mujeres divertidas, sexis e independientes. Juntas han montado una empresa donde cada una aporta lo mejor de sí misma para convertir una boda en el día perfecto. El éxito está asegurado si Parker se ocupa de la organización, Laurel del banquete, Mackensie de las fotos y Emmaline de las flores. Si alguien sabe cómo planear la boda perfecta es este cuarteto de amigas. Aunque organizar varios enlaces a la semana no garantiza encontrar el amor, que siempre aparece cuando y donde menos lo esperas... como le acaba de suceder a Laurel McBane.La única concesión al romanticismo en la vida de Laurel es crear el más perfecto de los pasteles de boda. En todo lo demás, antepone una actitud cautelosa. Hasta que se da de bruces con Delaney Brown, el hombre más leal, encantador y exasperante que haya conocido. ¿Será por fin el momento de lanzarse y atreverse a probar una relación con la que, hasta ahora, Laurel solo podía soñar?Mi opiniónLaurel McBane es una luchadora. Una chica que se las ha visto y deseado para llegar a ser una repostera reconocida, una más de nuestras chicas de Votos. Ella, a diferencia de sus amigas, sabe lo que es ser pobre. Sabe lo mucho que cuesta poder llevar a cabo tus sueños, sobre todo si tus puntos de apoyo– madre y padre – brillan por su ausencia.Tal vez por eso, nuestra pastelera tiene un genio de aúpa. Genio al que da rienda suelta siempre que se encuentra con Delaney Brown. Tercera novela consecutiva que leo de la autora, tercera alegría. Tenía muchísimas ganas de adentrarme en esta historia, principalmente porque tanto Laurel como Del son, al menos por el momento, mis personajes favoritos. Dos titanes, eso son.Competitivos hasta lo imposible, orgullosos y… positivos. Sí, contrariamente a lo que pueda parecer, nuestra a veces huraña protagonista es una mujer de lo más positiva. Dije en la reseña anterior que Nora Roberts tenía una fórmula, una manera de estructurar sus historias que lograba dejar con muchas ganas de más. ¡Y qué cierto!Laurel está harta. Harta de verdad. Harta de que Del la trate como si fuera su maldita hermana, harta de que no se la tome en serio, harta de que siempre decida qué es lo mejor para los demás. Así que un día, después de una celebración, nuestro abogado se planta en la cocina de Laurel a recoger un encargo. Encargo que el muy ceporro intenta abonar. ¿Y qué pasa entonces? Pues que la repostera, nuestra temperamental protagonista, se pone hecha un basilisco. Un basilisco medio bipolar, si queréis miopinión, porque después de echarle un broncazo de tres pares de narices, le besa. Sí, le besa. Y vaya beso.La situación escapa del control de ambos.Del no concibe que Laurel haya podido hacer eso, al igual como no comprende por qué le ha parecido tan maravilloso su arrojo. Y es que la chica tiene los ovarios muy bien puestos. Airada, cabreada y algo humillada, Laurel se escuda tras sus queridas amigas, la florista, la fotógrafa y… la adicta al trabajo. ¡Ay, la perfecta Parker!Comenté que odiaba a Parker. Bueno, creo que no llegué a usar la palabra “odiar”, pero sí dije que la aborrecía. Debo confesar que, después de tres libros y muchas intervenciones por parte de nuestra jefaza de las bodas, empiezo a cogerle cariño.Ojo, no digo que la adore– aún no –, pero sí tengo muchas ganas de ver cómo va a ser lo suyo con Malcolm. El inesperado beso de Laurel da rienda suelta a Del pare decidir qué hacer. Y así decide robarle unos zapatos, poniendo como condición de devolución una llamada en menos de 48 horas. Por supuesto, Laurel no está para bromas. El hecho de que él apele a su espíritu de competición, a la ambición y la competitividad desmedida no va a lograr efecto alguno… ¿o tal vez sí?Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler
Una delicia. Eso es la lectura.No sólo porque ellos sean maravillosos, sino porque cada paso que dan, cada momento, te deja con una sonrisa en los labios. Creo que no me equivoco cuando digo que, en esta tercera parte, Nora Roberts ha jugado muy bien sus cartas.No nos ha regalado una historia que responda al patrón de sus debuts anteriores. No nos brinda una chica con miedo al compromiso, un chico que sólo quiere casarse, o al revés. Nos brinda una historia de nuevos límites, una en la que la amistad anterior, lo más parecido a la fraternidad, va un paso más allá.El hecho de que Del y Laurel se hayan criado juntos deja poco por saber, o al menos eso es lo primero que piensan nuestros protagonistas.Si queréis mi opinión, yo les di quince días.Quince días, ¿para qué?, me preguntaréis. Para acostarse juntos. Veréis, nuestro abogado quiere ser un perfecto caballero y, para no convertir su atracción hacia Laurel en un mero juego sexual, decide proponerle salir juntos durante un mes. Sin sexo. Y así llegamos a los quince días. El resto de la tropa apuesta, siendo la puja de Carter – el adorable y dulce Carter – de 24 días. Un bote de, ¡atención!, novecientos dólares, amigas y amigos, porque hasta la propia Laurel participa. Sobra decir que Parker hace de tesorera.Dios le libre de hacer algo que no sea políticamente correcto. No sé vosotras, ni vosotros, pero yo me muero por ver cómo esa chica tan remilgada se suelta, ni que sea un poquito, la melena.Evidentemente, pierden, haciendo novecientos dólares más rico a Malcolm. El cuatro de julio, después de un día tranquilo al aire libre viendo los fuegos artificiales, Laurel y Del deciden que ya ha pasado tiempo suficiente. Debo decir que me sorprendió cómo Laurel intentó justificar que, en cierto modo, ya había pasado el mes – muy ingenioso, sin duda.La historia, en general, es bonita. No hay grandes sobresaltos, no hay ni ex novias celosas ni ex novios insoportables, algo que, sinceramente, agradecí. Y mucho. Lo que sí sucede, y sobre lo que quiero hablaros, es que la desgraciada de Linda aparece. ¡Cómo no! La insoportable madre de Mac, la mujer de la lengua viperina. Me pareció horrible todo lo que dijo. Que tachase a Del de hombre que se lo haría con cualquiera antes de darle una patada, que dijera que nuestra protagonista no es más que una caza fortunas… Asqueroso. Asqueroso e innecesario. Eso fue. Hubo algo, sin embargo, que me gustó mucho de esa escena. El papel que desempeña la amistad, el hecho de que siempre se tenga alguien con quién poder desahogarse, alguien en quien apoyarse. Porque Emma, nuestra dulce y encantadora florista, tiene el don de la oportunidad.Lo mejor del libro es el final. Ese viaje a la casa de la playa, donde nuestros ocho personajes favoritos– sí, sí, también vemos allí a Malcolm – pasan unas bien merecidas vacaciones. Momentos que a mí me dejaron con los ojos haciendo chiribitas, aunque no os pienso decir(escribir) ni una palabra.Leed el libro y veréis de qué maravillas os hablo. Redimirse y exorcizar los demonios son, tal vez, las ideas a tener en cuenta. Y eso a mí me maravilla.Con todo, Sabor a ties una tercera parte sencillamente maravillosa, con dos protagonistas que dejan huella. Una historia cargada de palabras que se atesoran. Una vez más, Nora Roberts consigue que no podamos evitar seguirles la pista a nuestras chicas de Votos.
Nota: 4,5/5
Citas
(…)Cuando las cosas no cambian, se estancan y se pudren.(…)
(…)-Buenos días – dijo Carter sonriéndole –. ¿Qué le ha pasado a tu cabeza?-Del me la golpeó contra la escalera.-Después de que ella me pegara y me arrancara la camisa.-Porque estabas borracho y me tiraste al suelo.-No estaba borracho, fuiste tú quien se cayó.-Porque tú lo dices.(…)
(…)-¡Menuda bobada! – Parker levantó los ojos al cielo –. Te vas a cabrear como a Mac no le guste.-Tienes razón. Si no le gusta, es que es imbécil, y eso significa que hace más de veinte años que tengo una amiga imbécil.(…)
(…)-¡Por Dios! ¡Das más miedo que un rottweiler! (…)
(…)-Aplaudo que seas impulsiva, pero cuando salgo con una mujer, la acompaño siempre a su casa. Considera que estamos aplicando la regla general Brown.Laurel consideró sus palabras sin dejar de tamborilear con los dedos sobre la rodilla.-Es decir, que si hubieras seguido tú el impulso, yo estaría obligada a llevarte a casa.-No. Y no considero mi regla sexista, sino elemental – Del la miró con ojos adormilados mientras conducía bajo la lluvia –. Estoy a favor de la igual de derechos, de salarios, de elecciones, de oportunidades, de lo que sea… pero cuando salgo con una mujer, la acompaño a su casa. No me gusta que tenga que conducir en mitad de la noche ni que vaya sola por ahí a las cinco y media de la mañana si puedo evitarlo.-Porque tienes un pene.-Sí, y lo conservo.-¿Ése pene te protege de los accidentes, las averías y los pinchazos?-Lo interesante de ti, y reconozco que a veces me fastidia, es que eres capaz de complicar lo más sencillo.(…)
(…)-Para mí no es así. No necesito el anillo, el libro de familia o un vestido blanco espectacular. No es el hecho de casarme lo que me importa, ni mucho menos. Es la promesa. Es saber que alguien quiere que yo forme parte de su vida, que me quiera, que sienta que soy la elegida. No es que me baste, es que eso lo es todo para mí.(…)