Reseña: A Capella – Sadie Haller

Publicado el 07 abril 2015 por Jacob Cora @Un_Book

A Capella (Dominant Cord Intermezzo #1)
Sadie Haller

Sigo con mi pequeño maratón de historias cortas para reengancharme a la lectura de libros. Esta vez hago una parada en la zona BDSM del territorio de la Erótica. ¿Sabe alguien si me devuelven el dinero del viaje? Menos mal que es un libro gratuito de Amazon, pues no me ha gustado ni un pelo. Desgraciadamente, cada vez es más común leer la mala interpretación que hacen algunos escritores hoy en día de lo que es un rol de Dominación/Sumisión. Es un juego sexual para los momentos íntimos de la pareja. No es algo que esté constantemente presente en la vida de los implicados.

Y es esto lo que nos relata Sadie Haller en A Capella. Mac es una mujer que, tras sufrir una violación, estaba un poco perdida en la vida. A esto que aparece Finn, un Dom (no sé cómo traducirlo) bastante estricto, para “salvarla” de las miserias de su vida. ¿Y cómo ayuda a la buena mujer a salir de su trauma? Pues fácil. Convierte a Mac en una esclava sin poder de decisión en ningún aspecto de su vida. Lo que debe vestir, lo que debe comer, cuando tiene que hablar, cuando tiene que moverse… Todos y cada uno de los aspectos de su vida. 24 horas de constante dominación que tienen a la pobre mujer en tensión. Porque claro… si desobedece, vienen los castigos…

Ninguno de los protagonistas me ha gustado un pelo. Finn es un abusón, con cero empatía y que se cree que lo sabe todo. Va de magnánimo, pero es bastante retorcido e irrespetuoso. Y Mac por creerse totalmente el cuento. Está convencida de que así su vida ha mejorado mucho. Vamos, tiene que ser la leche que tu pareja en cualquier momento te pueda ordenar que te quedes completamente quieto hasta que se le antoje dar la orden contraria… Bochornoso que nos intente vender como morboso y erótico algo que es bastante cafre y misógino.

Y luego vienen las escenas de sexo, donde la escritora ya termina de coronarse. No sé yo si es que en Canadá las sandías son más pequeñas o qué, pero meter un consolador del tamaño de esa fruta por el ano de Mac me parece geométricamente imposible y extremadamente doloroso. Y claro, si se queja es peor… porque no recibe luego su “recompensa”. Que de recompensa luego tiene más bien poco o al menos es demasiado pequeña para lo que ha tenido que soportar para ganarla. Yo pensaba que este encuentro sexual era el castigo por haber pillado a su esclava comiendo tarta a escondidas. Pero resulta que no, que eso era lo que hacen habitualmente. Que, como se sentía generoso, el castigo había quedado perdonado. No quiero ni pensar en qué habría consistido…

En fin, vaya asco de libro. Este tipo de concepto arruinan totalmente la dinámica Dominación/Sumisión. Que no espere la escritora que lea más libros de esta saga.