Este libro recibió el primer premio “Dr. Alberto Manini Ríos” de la Asociación de Escritores del Interior (A.E.D.I) de Uruguay, a la mejor obra édita del año 2014
Por: Marisa Avogadro Thomé. Periodista – Escritora
Portada del libro
Cuando pensamos en el viento, pensamos en el movimiento. Los vientos surcan los aires, a veces con una fuerza arrolladora. Otras, con la suavidad de una pluma, con la que se hace una caricia.
A la sed de los vientos. Sonetos – Alla setre dei venti de Gerardo Molina; versión en español e italiano; ha sido traducida al italiano por Giuliana Balboni y Claudia Morettini. Este libro recibió el primer premio “Dr. Alberto Manini Ríos” de la Asociación de Escritores del Interior (A.E.D.I) de Uruguay, a la mejor obra édita del año 2014.
A la sed de los vientos es tal vez una alberca adonde ellos han ido a beber estos sonetos, para calmar su sed. Formado por más de cincuenta poemas, que dan una recorrida por paisajes geográficos y del espíritu.
Desde “Mi verso”: No podréis desterrar de mis cantares/vosotros que os decís de pensamiento/el néctar dulce de mi sentimiento,/la savia de mis musas estelares (pág. 19), que integra la primera parte llamada: Mis primeros sonetos; llegamos a Campo, y allí “La siesta”, “El mate amargo”, “La libertad”, “El rancho”, nos harán encontrar con un paisaje típico rioplatense. La siesta es la hora del descanso y Molina dice: “La siesta”: Es la hora caliente de la siesta./Es la hora sin prisa del estío./Un viejo arado sobre el labradío/improvisa un atril para la orquesta/ que el bullicio sin par de la floresta/llevó, de árbol en árbol, al bajío./Sobre un recodo verdeante y umbrío/ el mísero ganado se recuesta… (pág.35).
El autor nos va describiendo y haciendo sentir su tierra. Los vientos de los sonetos siguen ahondando en rimas y la bebida típica de estas tierras se hace presente con “El mate amargo” que mezcla sus sabores con la magia de su pluma: ¡Qué dulzura sin par la del amargo!/Para gustar su líquida fortuna, /atesorar su redondez de luna, /sus estrellas dormidas, hay un largo/ camino de experiencia y sin embargo/igual se brinda, límpido como una/cantarina fragancia de laguna/ ¡Qué dulzura sin par la del amargo!… (pág43)
Seguimos surcando el cielo, viajando por aires suaves y a veces remolinos internos. Entramos en la tercera parte: Homenajes, donde recuerda a su país natal, la bandera, parte de la historia. Sigue luego la cuarta parte: De pueblos y ciudades para llegar a la quinta, Paisajeamor.
Allí, todos se dan cita: los vientos del amor; de la adolescencia, los olvidos, “La ausencia habitada”: El Hado cuyo nombre es también Pena/apartó tu presencia de mis ojos/pero fundió tu alma con mi alma/en éxtasis de amor, inconmovible (pág. 137) para finalizar con “La Esperanza”.
Paisajeamor calma la necesidad de beber de los vientos. Los nutre desde las profundidades del espíritu. Son vientos que por momentos arrecian en la tempestad. En otros, un bálsamo que alienta al encuentro. Y en todo tiempo, una poesía apasionada.
En la sed de los vientos hemos recorrido situaciones, vivencias, amores, sinsabores. Los colores de su Uruguay natal. La pintura con palabras de su gente y sus vidas. Las metáforas que se abren paso desde las flores a la rebeldía. Poemas que trasuntan el sentir latinoamericano y ya, cuando el sol se oculta, nos despedimos con: “La noche” (pág. 91)
La noche:
Con tu magia le das a mi tristeza
repetida, su luz y su consuelo
en nido azul me vuelves la cabeza
y cubres de lirismo, mi desvelo.
Cuántas veces premiaste con largueza
al caminante que en su extraño duelo
encontró para su hambre de terneza
una cena de amor en cada cielo.
Zahorí: porque sabes que esta inquieta
emoción, alba de novia de la cima,
formó la rosa de espigado talle
que oprimí mi frente de poeta.
Que la arranqué, a tu influjo, y se hizo rima
bordada en la tiniebla de mi calle.
Gerardo Molina nació en Los Cerrillos, Canelones, Uruguay. Es profesor de idioma español y ex directo de Liceos. Escribe poesías, cuentos, ensayos, obras de teatro e historia. Por estos trabajos ha recibido diversos premios entre ellos fue distinguido como Caballero de la Poesía Latinoamericana en Rosario de Santa Fe (Argentina) en el 2003. Homenajeado por el Parlamento Nacional de Uruguay. Ha dictado conferencias y recitales de su poesía en su país natal, Argentina, Chile, Perú, Brasil, España, Francia e Italia.
Para comunicarse con el autor: gerardomolinacastrillo@gmail.com