RESEÑA: Ácronos 2. Antología steampunk

Publicado el 19 junio 2015 por Creeloquequieras
Hace unos años surgía en el mercado Ácronos, antología steampunk, en la que tuve el placer de participar. Ahora hablaré de su segunda parte, Ácronos 2, que no es novedad (ya está convocada la cuarta parte), pero es el momento en el que ha salido de mi pila de pendientes, por lo que hoy os hablaré de esta antología steampunk.

Aunque simplificar muchas veces conducirá al error, hagámoslo respecto al género de esta antología para tener un punto de partida para no iniciados: el steampunk es un subgénero de la ciencia ficción caracterizado por dos elementos. El primero será el estético y el de sus figuras recurrentes: gafas de aviador, sombreros de copa, relojes de mano y moda victoriana, zepelines, tuercas, palancas, fuelles, tecnología basada en el vapor, inventos extraños, androides de metal… La segunda, y mucho más interesante, es la de emplear ucronías y retrofuturismos para sus historias, esto es, viajar a un momento en el pasado de la historia conocida, cambiar un acontecimiento o tendencia histórica, y a partir de ahí especular, para un mes después o para tres siglos, no importa. Con esa premisa se construirá la historia deseada, teniendo esta ya las características puntuales que converjan en los aspectos estéticos indicados o diverjan en cien caminos diferentes. No cien sino quince posee Ácronos 2, que ahora pasaré a comentar uno a uno, pues se trata de una colección heterogénea, lo que es de agradecer al tratarse de un género tan específico:
- La Venus de Great Neck (S.J. Chambers): La antología comienza con uno de sus relatos destacados: una historia universal, si bien con una puesta en escena más weird (género difuso; más bien una fantasía retorcida) que steampunk.
- Las hermosas Jaradalias (Gloria T. Dauden): zepelines, robots y acción con un circo de freaks de fondo. Buen componente de la colección y representante del género.
- De cómo perdí la cabeza de mi padre (Eduardo Vaquerizo): uno de los mejores relatos en el que desde el principio (un título genial) disfrutamos del pulso de Vaquerizo para narrar aventuras, de su imaginación creando trastos de todo tipo, y de su sentido del humor con los tópicos del pulp. Y en el espacio. ¿Spacepunk opera? Sería una buena denominación.
- El silencio de Edith (Ángeles Mora):  relato de personajes bien escrito cuyo único problema reside en pertenecer a una antología de este género, lo que le concede cierta previsibilidad; quizá en otra brillara más.
- Bajo la linterna (Héctor Gómez Herrero): otro destacado en el que, más allá de unos acontecimientos bien narrados, destaca la excelente construcción de Héctor Gómez de un escenario de impresión: una ciudad digna de China Miéville.
- ¿Estás ahí? (Cristina Puig): cuento barroco victoriano de corte de terror en el que el protagonista sufre una gran pérdida que tratará de subsanar.
- Disparos en la niebla (Pedro Moscatel): interesante relato que comienza como un divertimento pulp para convertirse en una destacada historia de ciencia ficción que no puedo especificar más sin desvelar demasiado.
- Laya (Josué Ramos): Dos viejos compañeros de la Benemérita discutirán con vehemencia sobre los límites del deber y la moralidad. Podría pertenecer al universo steampunk de Crónicas de Tinieblas de Vaquerizo.
- Un residuo de humanidad (Luis Carbajales): contundente relato corto que da una vuelta de tuerca a ese residuo de humanidad que pueda impregnar a un androide.
- Jinetes de fuego (Laura López Alfranca): Cuento original, dinámico y con trasfondo antimilitarista en el que el primer plano sangriento lo ocupa un deporte extremo que recuerda al quidditch de Harry Potter y la relación entre monturas y jinetes dentro de él.
- Elección envenenada (Rafael González): buena narración a modo de diario sobre una batalla tan terrible y desigualada que puede obligar a que se produzcan drásticas intervenciones (y con ellas elecciones).
- La revolución de los hermanos Serdán (Paulo César Ramírez): historia de resistencia de pequeños contra grandes en la que el conflicto moral parece inevitable que se convertirá en confrontación física.
- Quattromilla Miglia (José Ramón Vázquez): excelente relato postapocalíptico de tan solo 8 páginas en el que a través de una prosa cuidada se alcanza una atmósfera singular e íntima, dando tiempo incluso de contar una historia de decadencia. Quizá mi favorito.
- Retrópolis (Concepción Perea): Bien narrada historia sobre un buscador de leyendas que ineludiblemente me hace mirar hacia el cielo, pensar en el maestro Miyazaki y exclamar ¡Laputa!
- Te hemos seguido (Rodolfo Martínez): El relato más corto y también uno de los mejores, por idea y desarrollo, como no podía ser diferente tratándose de uno de los más grandes autores de género españoles.
Como ya adelantaba, colección heterogénea en referencias aunque homogénea en calidad, y en definitiva más que satisfactoria. No solo digna sucesora de la primera Ácronos sino que, en mi opinión la sobrepasa en muchos aspectos, sobre todo cuando sorprende al alejarse de los tópicos del género o los retuerce. Destaco la oscuridad de Chambers, la acción de Vaquerizo, el escenario de Héctor Gómez, la atmósfera de Vázquez y la conclusión de Rudy Martínez, aunque casi todos los cuentos me han gustado y entretenido en mayor o menor medida. Y señalo también que confío en leer en un momento dado la tercera parte, así como la cuarta, esté o no mi rúbrica rondando por ella.
Por último, no puedo acabar la entrada sin agradecer el ejemplar a uno de sus estupendos escritores, Rafael González, y a sus Párrafos Perturbados. ¡Y disculparme por haber tardado tanto en escribir esta reseña!