La madre de Valeria y Raven las abandonó hace años sin dar explicaciones y ambas han tenido que aprender a ganarse la vida. Mientras Valeria tiene un insignificante trabajo como modelo, su hermana patea la ciudad en busca de hombres a los que seducir para pagar el alquiler a cambio de sus servicios. Valeria pensaba que todo seguiría así para siempre… hasta que escucha la música de aquel chico al final de la calle, junto a su casa, y sus miradas se cruzan.
Desde ese momento, una serie de curiosas coincidencias llevará a los personajes de esta novela a cambiar sus vidas como nunca se hubieran imaginado.
Opinión personal: En cuanto me enteré de que Clara Cortés había ganado la 3ª edición del premio LaCaixa/Plataforma tuve esa sensación de que era muy merecido. Reconozco que me he pasado este tiempo hasta que ha llegado a mis manos fantaseando sobre él y creándome unas expectativas muy altas; y no, no me ha decepcionado para nada. Al final de la calle 118 cuenta la historia de Valeria y de Raven, cuya madre las ha abandonado años atrás y han tenido que sobrevivir solas en un mundo que no es fácil. Para ello, nuestra protagonista Valeria se gana la vida trabajando como modelo, mientras que su hermana Raven es prostituta. Esta obra nos narra la lucha por la supervivencia de ambas chicas, los pequeños detalles que hacen del mundo algo más bonito y también nos describe a personas que hacen sonreír en los momentos más oscuros. En definitiva, la vida trae consigo muchos cambios, y éstos se ven reflejados en esta novela de una forma realista, sencilla y, en ocasiones, muy dura. Sí, es cierto, Al final de la calle 118 me ha parecido una novela muy dura por el realismo que se esconde en cada página, pero también es una obra de lucha, de superación de todos los problemas, de amistad, de amor en todas sus definiciones… Todo esto narrado en primera persona, con un ritmo bastante pausado y que, a la vez, engancha. Debo reconocer que al principio me parecía un poco extraño que la obra tuviese esa cadencia, como si toda ella fuera una poesía que hay que recitar despacio, con rimas en las frases y muchas comas para que el lector no se perdiese un solo detalle. Pues bien, eso que me extrañaba en un principio creo que es una de los puntos que más destacaría de la novela. Clara, con apenas 18 años, ha conseguido usar un estilo muy personal y muy maduro que enamora al lector. No es, sin duda, una obra para leer con prisas o una obra que leer de 5 en 5 minutos mientras corres para no perder el siguiente metro. Si algo he aprendido con la lectura de Al final de la calle 118 es que como más se puede disfrutar es sentándote en la terraza, con el olor a primavera y el sol, y dejándote llevar por ese ritmo que la autora ha impuesto y que tan acertado es. Aunque en sí la lectura pueda parecer lenta, lo cierto es que la trama engancha. Con su sencillez y realismo no puedes separarte del libro hasta que no vas descubriendo qué se esconde detrás de todas esas situaciones que se narran en la novela. La trama da unos giros brutales y mantiene la intriga en todo momento. Quizá hay algunas partes que sean más predecibles (en concreto he encontrado una, pero no voy a mencionarla por no hacer spoilers) pero eso no quita que sea menos especial. Creo que desde un primer momento Clara nos malacostumbra a jugar con el lector y, cuando encuentras algo que podrías esperarte es como: ¡te pillé!.
Bueno, ¿alguien lo ha leído ya? Os recuerdo que el día 15 estará en todas las librerías y, si aun no habéis pensado comprarlo, es una gran opción y una gran lectura. Garazi