En una serie larga de libros es imposible que alguno no falle o que guste menos por los motivos que sea. Que baje el nivel o sirva simplemente como mera transición hacia el final de la historia. En el caso de la penúltima entrega de la saga de Alcatraz aboga por una entrega de transición hacia el capitulo final de la historia, que en general, gusta menos que todas las anteriores. En la cuarta entrega de su serie autobiográfica Alcatraz nos cuenta como se enfrenta a la facción de las Lentes Fragmentadas, un gran ejército de Bibliotecarios con peligrosos robots gigantes que intentan conquistar Mokia y odian todo tipo de cristal o tecnología silimática. ¿Logrará el gran héroe Alcatraz Smedry salvar el reino de Mokia? Con su estilo particularmente disparatado donde conecta las propias divagaciones con la trama, acompañaremos de nuevo a Alcatraz y sus amigos en una nueva y peligrosa aventura en la que nos sigue intentando hacer ver que no es el gran héroe que todas las historias dicen.
La cuarta entrega de Alcatraz es un mero escenario para encaminarnos hacia el final de la historia. Argumentalmente es la más floja de las cuatro que llevo leídas, el ritmo es bastante menor y todas las revelaciones o momentos interesantes se concentran en las interesantes páginas finales. En este cuarto volumen el juego con el narrador que tanto me gustaba de romper la cuarta pared a veces se le va de las manos, es desmedido, demasiado exagerado o forzado. Es cierto que sus comentarios mordaces dentro de lo absurdo siguen teniendo toques muy simpáticos sobre literatura, política, religiones o guerras, pero hubo partes en que llegaba a resultar cargante. Aun así, sigo alabando esa inventiva y verborrea de los particulares monólogos de Alcatraz, sin ellos estos libros y las introducciones a cada capítulo no serían lo mismo y perderían toda originalidad.
Este es el volumen donde el lector recibe más respuestas para la historia central, donde algunos secretos son desvelados y nos ponen en sintonía para el resto del relato. El final de Las lentes fragmentadas nos vuelve a poner por el buen camino, tanto que resulta imposible no leer el primer capítulo de El talento oscuro que viene al final del libro. Se hace mayor hincapié en los misteriosos Talentos de los Smedry y en las poderosas lentes oculantistas. No por nada Brandon Sanderson es uno de los reyes en sistemas mágicos, y aquí no podía ser menos. Al principio puede parecer superficial y simple en el primer libro, pero como bien recuerdan sus leyes de la magia, lo va exprimiendo hasta agotar todas las posibilidades. El estilo de ir categorizando y describiendo cómo funciona todo el sistema es puro Sanderson. Los lectores más adultos y asiduos del autor podrán elaborar teorías de su funcionamiento y origen como en cualquier libro de Cosmere.
La cuarta entrega de la saga Alcatraz supone un entretenido volumen de transición hacia su conclusión, pero que esta un peldaño por debajo de sus predecesoras. Es interesante visitar y conocer Mokia, un nuevo miembro Smedry se nos une con su peculiar Talento y descubrimos por fin alguno de los secretos que llevan bien guardados desde la primera entrega. Con menos acción y aventuras, esta entrega conserva el mismo estilo alocado y divertido que sus predecesoras. Tanto la traducción de Pilar Ramírez Tello, las ilustraciones interiores de Hayley Lazo como la cubierta de Marina Vidal, siguen haciendo que los volúmenes sean perfectos. Alcatraz sigue siendo un divertimento, un pasatiempo, una lectura ideal para la edad a la que va dirigida que todos podemos disfrutar gracias a su dinámica y comentarios mordaces. Todo queda en el aire para una quinta entrega que promete desvelar muchos secretos y claves para conocer la verdadera historia de Alcatraz Smedry ¿Conseguiremos por fin ver la escena del altar tan prometida en cada libro? La respuesta, en El talento oscuro.
¡Muchas gracias a Sin Límites por el ejemplar!
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