Su sueño no es otro que conquistar los territorios de Persia que antaño habían pertenecido a Grecia y que se encuentran bajo domino persa, y llegar hasta los confines para aumentar su territorio y ensalzar su poder y el del mundo griego.En su camino se encontrará con diferentes peligros que pondrán a prueba su coraje y su valor pero también su inteligencia.A pesar de que el gran protagonista es Alejandro, conoceremos parte de la vida de muchos de sus amigos y como no de sus enemigos, pero lo más importante será el hecho de la hazaña que Alejandro consiguió, de sus aventuras y sus conquistas, también de algunos de sus fracasos, de su inteligencia, tanto en la batalla como en analizar al enemigo, y de su empeño en conseguir un sueño y no abandonar por muchas dificultades que se le presenten en el camino.El escritor no ahonda en la personalidad de los protagonistas pero sí en los datos históricos que se conocen, y nos ofrece una infinidad de detalles y descripciones que te acercan aún más a la historia. Aunque ello ha provocado que sienta un poco lejanos a todos los personajes, como fríos, es como si el escritor no nos los quisiera acercar pues al hacerlo pudiera desvirtuar los hechos, de este modo lo que nos cuenta Manfredi tal vez esté más cerca de la realidad pero eso ha supuesto que yo haya disfrutado un poco menos del libro de lo que en un principio me esperaba.Manfredi narra los acontecimientos de manera directa, sin rodeos, con datos precisos y sobre todo con un gran conocimiento de la época que transmite al lector en cada página y te adentran en la aventura.Son varias las referencias a oráculos, ofrendas, creencias y supersticiones que aparecen en el libro, hasta el punto de plantearte si realmente Alejandro no estaría predestinado a realizar tan grande hazaña y realmente tuviera el favor de los dioses.
“Las arenas de Amón” es una novela que continúa donde terminó “El hijo del sueño” bien documentada y repleta de batallas, luchas e intrigas, que disfrutarán los que deseen adentrarse y conocer el origen de las aventuras que convirtieron a Alejandro en una leyenda.
“Quiero que me proyectes una ciudad en forma de manto macedonio, así, alrededor de la bahía que tenemos delante.”