es la quinta entrega de las novelas sobre la vida de Ana Shirley, de la canadiense Lucy Maud Montgomery. (Este libro forma parte del Reto Libros Olvidados.)
Durante el post no hay spoilers de este libro, pero sí de los anteriores, por lo que lee bajo tu responsabilidad.
Gilbert, el verdadero amor de Ana, acaba los estudios de medicina. La pareja ya no tendrá que vivir separada. Se casan con sencillez y comienzan su vida en común en la pequeña casa que siempre habían soñado. Allí, Ana conoce a sus nuevos vecinos, hace nuevas amistades y resuelve algunos problemas. Pero siempre es la misma Ana, tan alegre y vital, y siempre llena de sorpresas.
El libro está dividido en 38 capítulos, narrados en tercera persona y protagonizados por Ana Shirley. Cuenta la historia de Ana entre los 25 y los 27 años.
En Cuatro Vientos conocerán a algunos lugareños con particulares historias, que acabarán siendo amigos del alma de Ana o, como ahora lo llama, de la raza de José. Serán relevantes el capitán Jim, un anciano que se le describe como de alma elevada y mente sencilla, con una eterna juventud en los ojos y el corazón; la señorita Cornelia, una eterna soltera que no tiene muchas cosas buenas que decir sobre los hombres; y Leslie Moore, una jovencita a quien la vida no ha tratado demasiado bien.
Me encanta Ana, a pesar de que ha crecido, sigue teniendo esos brillos de aquella niña soñadora que conocimos en . La escritora ha creado un personaje tan maravilloso y que ha ido evolucionando de una manera tan acertada, el resto de personajes corales que la acompañan durante la saga, que parece que haya existido
n cuanto a el entorno en el que transcurre la historia, podemos observar como la humanidad va avanzando, tanto en Avonlea como en Cuatro Vientos. Ahora existe el teléfono, lo que no a todos les gusta demasiado, y la medicina está avanzando, aunque tampoco todo el mundo se fía ni cree que se deba impedir lo que Dios ha decidido. Las creencias religiosas seguirán siendo muy importantes en la sociedad.
Otra cosa que me gusta es la educación de los personajes. No sé si es que en eran así o lo son, en particular, los canadienses. Pero llevan muy bien las diferencias políticas, muy educadamente y con mucha tolerancia. ¡Ojalá ahora mismo en España nos pareciéramos una décima parte en esta actitud!
Las eternas descripciones, algo habitual en todos los libros de la serie. Son bonitas pero cansan.