368 páginas || Papel y ebook
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Han transcurrido seis semanas desde que los ángeles del Apocalipsis descendieron para destruir el mundo. Las pandillas callejeras gobiernan los días mientras el miedo y la superstición dominan la noche.
Unos ángeles beligerantes secuestran a la hermana pequeña de Penryn, y ella hará hasta lo imposible para recuperarla. Incluso pactar con un ángel enemigo que yace moribundo y sin alas en medio de la calle.
Raffe y Penryn dependerán el uno del otro para sobrevivir. Ella arriesgará todo para rescatar a su hermana y él se pondrá a merced de sus más temibles enemigos para recuperar su grandeza perdida.
Hace mucho tiempo que esta trilogía está completa en mi estantería, pero fue a principios de año cuando me decidí realmente a leerla, y aunque me he retrasado un poco en la lectura de esta primera parte, por fin lo he hecho y lo único que puedo deciros es que me ha encantado. Estamos ante un libro de género sobrenatural con ángeles, pero no son los ángeles sobre los que podemos estar acostumbrados a leer, aunque conozcamos historias sobre ángeles caídos, o ángeles que no son para nada buenos. Esta historia, para mí, tiene muchos toques que la hacen original y diferente, y es algo que a mí me ha encantado.
Nos encontramos con un mundo post-apocalíptico, semanas después de que los propios ángeles descendieran sembrando el apocalipsis y destruyendo todo a su paso. Los supervivientes viven escondidos, y las pandillas callejeras se han hecho con el control de las ciudades, haciendo que sean tan peligrosos como los seres alados. Pero nuestra protagonista, Penryn, una adolescente que se siente responsable de su hermana pequeña y de su madre (que mentalmente nunca ha estado bien pero a medida que va pasando la historia, quizá no esté tan loca como pueda parecer), está decidida a encontrar un lugar mejor para su familia, y será ese viaje el que las pondrá a las 3 en peligro, haciendo que incluso su hermana acabe secuestrada y ella ayudando a un ángel que acaba de perder sus alas. Este ángel, Raffe, es sin duda lo que más me ha gustado del libro, y es que es el típico personaje masculino que enamora desde el primer momento en el que aparece, aunque en ese instante ni siquiera hable y solo duerma.
No sé si se puede decir que en este libro hay romance, seguro que lo hay en los siguientes, pero en este, solo hay unos pequeños detalles que nos hacen pensar o creer en que puede existir amor en un mundo destruido. Y esos pequeños toques, sobre todo al final, a mí me han conquistado. Y sí, puede que sean un auténtico cliché, porque os podéis imaginar que vienen de la forma ángel-humana, pero se ve más claro que nunca lo de "el roce hace el cariño" y es lo que pasa en este libro, que todo va construyéndose lentamente y aunque los personajes lo nieguen y lo rechacen, es inevitable que las cosas empiecen a cambiar para ellos. Y qué quereis que os diga, yo espero que sigan cambiando y avanzando mucho más en las siguientes partes.
La pluma de la autora me ha gustado mucho. Es una historia juvenil, sin vocabulario complicado, y con bastante diálogo, aunque también hay mucha narración y descripción. En todo momento somos conscientes y capaces de ver lo que la autora nos está explicando y describiendo, sobre todo en lo que a los ángeles se refiere (porque no hay uno igual a otro, y eso también es un detalle que me ha gustado mucho) y en los extraños experimentos que nos encontramos hacia el final de la historia. También describe los lugares de manera que podamos imaginárnoslos, en plan apocalítico, y eso es genial, porque nos sentimos parte de la historia y de la ambientación. Y los sentimientos, esos también sabe cómo hacérnoslos llegar perfectamente, y no solo por parte de Penryn, que el libro está escrito en primera persona desde su punto de vista, si no también por parte del resto de personajes y de Raffe especialmente, por cómo la chica nos describe sus gestos. Está absolutamente genial escrito, la verdad.
No es el beso delicado de una pareja en su primera cita, ni el beso de un hombre impulsado por simple lujuria. Me besa con la desesperación de un hombre moribundo que cree que la magia de la vida eterna se encuentra en este beso.