Título: Armados de locura.
Autora: Mary Butts (Dorset, Reino Unido 1890 - Penzance, Reino Unido, 1937). Pacifista, bisexual, precursora del ecologismo, vivió en Inglaterra, Italia y Francia, lugares en los que entró en contacto con los principales intelectuales y artistas de su tiempo. T. S. Eliot, Erza Pound, Ford Maddox, May Sinclair, Jean Cocteau, Virginia Woolf y el ocultista Aleister Crowley, de quien fue colaboradora. Su obra, que incluye novelas, ensayos, poemas, diarios y relatos con un marcado carácter experimental, cayó en el olvido tras su muerte en 1937, hasta que en los años 80 y 90 del pasado siglo volvió a ser reeditada y estudiada, adquiriendo la consideración de autora de culto del modernismo inglés.
Editorial: Hermida Editores.
Idioma: inglés.
Traductor: José Luis Piquero.
Sinopsis: Scylla Taverner, su hermano Félix y su amigo Ross se han retirado a la propiedad de los Taverner en la costa suroeste de Inglaterra, donde intentan descubrir "un nuevo valor, una forma diferente de aprehender todo". Son interrumpidos en esta tarea por la llegada de su primo Picus y su fiel amigo Clarence, quienes traten consigo un objeto que creen que podría ser el Santo Grial, que acaba de descubrirse en su finca junto con algunos erizos muertos. Mientras se debate la procedencia del Grial, el objeto se utiliza como cenicero, vaso de whisky y soda y un medio de vergüenza, ya que desaparece en una habitación y aparece en otra. El objetivo principal de la novela es el personaje estadounidense llamado Craston, que desea a Scylla, quien trata de desentrañar los enredados enlaces sexuales de los Taverners en la finca. La novela se aproxima a su final con una buena dosis de intriga que transcurre entre el frenesí y el delirio.
Su lectura me ha parecido: caótica, extravagante, experimental, con toques de humor muy surrealistas, misteriosa, deliciosamente irónica, demasiado breve... A estas alturas no se que pensar. Empiezo a creer en la terrible idea de que existía de verdad un objetivo, una obsesión, un complot consistente en borrar de la historia todo nombre de mujer que hubiese aportado algo a la humanidad. Desde los grandes logros hasta los más pequeños, no importaba, la fobia respecto al trabajo femenino, ese miedo a que los hombres viesen cuestionada su posición de superioridad en todos los ámbitos de la sociedad, adquiría tintes cada vez más oscuros. Ocultación, destrucción, quema, asesinato, encarcelamiento, maltrato, persecución... Lo han intentado todo, hasta imponer un sepulcral silencio sobre las bocas de cientos de mujeres, para que nuestras palabras no tuviesen cabida en una sociedad férreamente patriarcal, vaciando de los libros de texto, a excepción de las figuras femeninas de turno, de una serie de mujeres que cambiaron el mundo con su ejemplo. ¿El motivo? Evitar que las niñas y adolescentes pudiesen tomar como referentes a dichos personajes femeninos. ¿Qué mejor forma de desmoralizar o confundir que el inundar sus temarios de nombres masculinos? Ellos serían sus referentes, sus modelos a seguir, solamente ellos, sin más opciones. ¡Cuánto daño hizo la ignorancia! ¡Cuántas mujeres han crecido sin conocer las inspiradoras opiniones procedentes de políticas, científicas, empresarias, escritoras, pintoras, actrices o médicas por ejemplo! Desgraciadamente demasiadas. Por eso la labor que desde hace unos años parece que están llevando a cabo mayoritariamente las pequeñas editoriales, que poco a poco comienzan a poblar nuestras estanterías con títulos escritos por mujeres de las que a penas teníamos noticias, es impagable. Una de ellas, Hermida Editores, a pesar de tener aún un catálogo mayoritariamente masculino, en los últimos años se ha afanado por editar libros cuyas autoras merecen un estudio y una especial atención por parte de las comunidades intelectuales y educativas. De hecho, Bary Butts, de quien hablaremos largo y tendido en el cuarto párrafo, es el ejemplo perfecto de lo comentado al principio de esta reseña, el de una autora cuya obra cayó "misteriosamente" en el olvido. Armados de locura: sofisticación y surrealismo con un marcado carácter experimental.
La historia de como Armados de locura llegó primero a mis manos para más tarde reposar en uno de los estantes de mi librería particular tiene un origen muy claro, concreto y relacionado con una de las causas que más he defendido a lo largo de todos estos años: el feminismo. El entrar en una carrera donde solamente en el último curso de carrera cursé una asignatura destinada específicamente a explicar la historia en clave de género (totalmente parcial y muy mal enfocada por cierto) me sirvió para darme cuenta del poco interés que existe desde algunos ámbitos académicos por el tema. El carácter rotatorio de ésta, junto con el poco tiempo que se destinaba a ella (duraba solamente un cuatrimestre), reflejaban un desinterés mayúsculo, así como una idea errónea de lo que significaban los estudios de género. A partir de ese momento, aunque antes ya había comenzado a inundar mi biblioteca de escritoras de todos los géneros, comencé a tomarme más en serio el tema. Si quería ser una persona a corde con mis ideas, feministas por cierto, debía empaparme de infinidad de autoras y de sus escritos. Quería conocer la historia de las mujeres, su posición, su voz, su opinión al respecto de los temas que tanto han acaparado las conversaciones y discursos de los hombres, y nadie iba a disuadirme en mi empeño. En ese viaje que abarca prácticamente los cinco continentes, literariamente hablando claro, descubrí escritoras singulares, con fuerza, originales, pragmáticas, libres, más o menos conservadoras en sus planteamientos, potentes, versátiles con la pluma, descriptivas, que van directas al grano, maestras de la poesía, del relato, del microrelato, de la novela, del ensayo o del teatro. Fue tal la variedad que encontré a mi paso que sentí que iba por buen camino. A eso hay que añadirle el hecho de que, al compás de mis investigaciones, descubrimientos y autoformación en la materia, muchas editoriales parecieron captar el mensaje que la sociedad estaba lanzando desde todos los rincones. De la noche a la mañana, literalmente, las librerías se inundaron de textos feministas, además de un sinfín de traducciones de obras escritas por mujeres que hasta ese momento nunca habían visto la luz en este país. Un hecho que, en un alarde de sinceridad, os diré que me hizo muy feliz. De este modo conocí a escritoras como Luisa Carnés, Barbara Pym, Emmy Hennings o Daphne du Maurier entre otras muchas (pues la lista de nombres es tremendamente larga). La figura de Mary Butts comenzó a destacar por encima de las nombradas en el momento en el que tomé su libro, Armados de locura, para iniciar un viaje nocturno al interior de sus páginas. Una travesía, plagada de olas y corrientes marinas que finalmente condujeron a buen puerto.
En lo que respecta a la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que Armados de locura presenta una de las lecturas más rápidas del año, mucho más que otros libros escritos con ese objetivo, el de desaparecer en cuestión de días de las manos del lector. Por fortuna, la novelette (me siento incapaz de referirme a ella como una novela) de Mary Butts es algo más que un best seller de la época, pues dudo mucho que los libros para las masas de entonces contuviesen el carácter extravagante y experimental de Armados de locura. Lo sublime, en el sentido romántico de la palabra, sobrevuela permanentemente sus páginas, algo que apreciamos por ejemplo en las descripciones paisajísticas y en la construcción de los personajes que protagonizan esta historia. Esta claro, y si no que alguien me corrija, que por la época en la que escribió la novela (principios de siglo XX) Butts bebió en gran medida de dos influencias culturales muy interesantes. Por un lado, de las teorías de Freud (no hay duda de que el lector puede respirar cierta aproximación por parte de la autora a las más conocidas del inventor del psicoanálisis), y por otro a lo oculto, a lo misterioso, sin llegar a caer en ese tenebrismo tan explotado por la literatura. De hecho, si nos atenemos a su biografía, es posible que Butts quisiese intencionadamente huir de ello, que Armados de locura, así como el resto de su producción literaria se situasen lejos de las influencias míticas y religiosas de las que fue discípula durante unos años de su vida junto bajo las enseñanzas del mago Alister Crowley (del que hablaremos largo y tenido más adelante). Fuese como fuese, el caso es que Mary Butts tuvo claro que la literatura era el medio perfecto para experimentar, modelar y jugar con las palabras y de paso con el lector, algo que consigue, y con creces, en la presente novela. El caos es el protagonista absoluto en Armados de locura, de principio a fin, desde la primera hasta la última página. Es más, sigo sorprendida por el hecho de que desde Hermida Editores hayan conseguido elaborar una breve sinopsis del libro, pues, a mi juicio, la trama en si es harto compleja y extraña. Plagada de personajes (arquetipos de su época), de giros inesperados, de la presencia de elementos completamente inusuales y de tramas sin cerrar (agujeros que el lector sorprendentemente asume y acepta sin ningún problema); Armados de locura podría definirse como un pasatiempo rápido, trepidante, pero al mismo tiempo inmortal en la memoria de quien se adentra en su historia. Si el enredo y las relaciones amorosas constituyen una parte importante de ésta, el supuesto "Santo Grial" (objeto sagrado que adquiere todo tipo de usos y sufre todo tipo de hilarantes maltratos) no sólo nos da pistas de ese carácter espiritual que ha acompañado a la autora durante tantos años, sino que se erige como símbolo de lo caduco, de una religión cuyos años de esplendor pasaron hace mucho tiempo a mejor vida, hasta el punto de que en el interior de su objeto más sagrado, como es la copa que Jesús empleó en la Última Cena, ahora reposan las cenizas de los puros y el amargor de una bebida mucho más espirituosa. En este libro todo es extravagante, lujoso, pero decadente, como los inolvidables escenarios del Gran Gatsby, con la única diferencia de que Armados de locura transcurre en la Inglaterra eduardiana y en un entorno realmente anómalo, más típico de las novelas victorianas, con la presencia de un bosque (donde tienen lugar las escenas más interesantes del texto) cercano a una imponente mansión. Por no hablar de la afilada ironía que asoma, expectante, página tras página. Era británica, así que lo podemos considerar como marca de la casa. Una vez puse punto y final a su lectura, no me quedó del todo claro su mensaje, ni su reflexión (demasiados cabos sueltos), ni su intencionalidad, en otras palabras, lo que la autora pretendía conseguir con su historia. A pesar de todo, eran muchas las posibilidades: ¿mezcla de tradiciones literarias? ¿Vanguardismo? ¿Un intento por escapar a los convencionalismos de su época? ¿El disfrute por el disfrute? ¿Dejar a cuadros al lector? ¿O simplemente nada, absolutamente nada, que el lector discurriese por una trama y para evadirse, no pensar? Tras leer Armados de locura, lo único que se me ocurre decir es que caben todas y cada una de las posibilidades. ¿No es fantástico?
Lo convencional, lo misterioso, lo divino, lo extravagante, lo alocado y lo elegante. Todo eso está en Armados de locura, una novela tan extraña como envolvente, capaz de generarte sentimientos encontrados y que sueltes alguna que otra risilla nerviosa. Pocos críticos, a pesar de esos clamorosos defectos de trama (intencionados o no, nunca lo sabremos), califican a Mary Butts como una autora mediocre, sino todo lo contrario, señalándola como una de las más originales de su tiempo. Sin embargo, si revisamos de nuevo la breve nota biográfica adjuntada en una de las solapas de la presente edición, comprobamos lo que muchos ya temíamos, y es que hasta la década de los 80 del pasado siglo la comunidad intelectual desconocía su existencia. A partir de ahí, el interés en Inglaterra hacia esta autora de principios de siglo XX fue tremendo, lo que propició una edición comentada y revisada de sus textos más célebres hasta ese momento guardados en el fondo de un cajón, cogiendo polvo, esperando que alguien se acordase de ellos. ¿Qué pasó entonces con Mary Butts? ¿Por qué su producción literaria cayó prácticamente en el olvido tras su muerte en 1937? La respuesta es obvia: era mujer. No obstante y si nos atenemos a su vida, el lector más curioso descubre entonces que Mary Butts fue algo más que una mujer con talento para la literatura, fue toda una pionera. En primer lugar del ecologismo. Una rápida búsqueda en internet nos aclara que Butts fue una firme defensora de la naturaleza, un activismo que le llevó a encabezar una protesta (con panfletos y pancartas incluidas) en la campiña inglesa contra la caza y de aviso a los excursionistas para que no se tropezasen con algunas de las trampas que los cazadores solían utilizar para atrapar a sus presas. En segundo lugar, del pacifismo era otro de sus pilares como intelectual, el cual compartió en gran medida con el que fuera su marido el poeta John Rodker. El contexto previo a la Primera Guerra Mundial acrecentó su posicionamiento político así como su convencimiento de que las guerras sólo traían hambre, destrucción y la muerte de miles de inocentes. En tercer lugar la naturalidad con la que llevó su bisexualidad. Desde la universidad, donde vivió su primer despertar sexual junto a una compañera de clase, hasta el fin de sus días mantuvo su condición sin a penas esconderla y disfrutando de ella siempre que se le presentaba la oportunidad. Y en cuarto y último lugar su relación con la magia, en concreto, con el ocultista Alister Crowley, uno de los magos más importantes de principios de siglo XX, fundador de la filosofía religiosa de Thelema y autor del famoso El libro de la ley (donde se exponen los fundamentos más importantes y la historia de Thelema). Un personaje cuya leyenda negra ha sobrevolado gran parte de su biografía y del que la propia Butts acabó distanciándose. A modo de recapitulación, podríamos decir que Mary Butts fue una escritora bisexual, pacifista, ecologista y que en su pasado coqueteó con la magia negra de Crowley, por tanto bruja. Justo lo que no se esperaba de una mujer de su época. Es posible que todos estos factores hicieron que su figura y libros fuesen injustamente ocultados por la comunidad intelectual de su tiempo. Seguramente pensaron que nada bueno contendrían esos textos firmados por Butts, y estoy convencida de que muchos ni siquiera los leyeron, que emitieron veredicto sin pararse a valorar si la obra merecía o no reconocimiento al menos para una segunda impresión. Justo lo que sigue pasando a día de hoy respecto a las mujeres que quieren mostrar sus habilidades artísticas o intelectuales. Los prejuicios, los estereotipos y sobre todo, el paternalismo ahogan los discursos femeninos dentro de ámbitos tradicionalmente masculinos. Tal vez si hubiésemos tenido más presente a la figura de Mary Butts desde el principio, desde el momento en el que publicó su primera novela, las cosas posiblemente hubiesen sido distintas. Armados de locura: una historia de amor, enredos, engaños, locuras, frivolidades, religión, fiesta...Una novela que sabe a whisky y suena al son del mejor Foxtrot.
Frases o párrafos favoritos:
Scylla comprendió que Craston ya había tenido suficiente y se sentía sofocado y solo. Clarence regresó agónicamente por el camino doble del bosque, por ser el más recto. Ross se retiró a su cuarto y Craston se aferró fuertemente a un pensamiento: "Todos necesitamos salir de aquí por una temporada."
Película/Canción: como no podía ser de otra forma y en vistas de que no hay una adaptación a la vista, he decidido adjuntaros la pieza de Foxtrot que me ha acompañado durante la redacción de la reseña. Se me van los pies cada vez que la escucho.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Hermida Editores