Reseña atípica: sin trama y sin final

Publicado el 26 marzo 2015 por Indira @Blogracho
Autor: Blogracho

Sin trama y sin final es un libro que me ha provocado una sensación extraña, como cuando tienes la impresión de que algo ya lo has escuchado. Y en efecto, era así.

Muchos de los consejos que da Chéjov ya los había leído de la mano de Carver, Strunk jr., King, Hemingway, la Gotham Writers' Workshop, por citar aquellos que tengo en la punta de los dedos y que, por una u otra cosa o por todo, no me los puedo quitar de la cabeza.

Y es que, a medida que leo este tipo de libro descubro que la mayoría de escritores aconsejan lo mismo: leer y escribir mucho; evitar los adjetivos y los adverbios, o como dice King, escribir con nombres y verbos; mostrar no contar; ser honestos - y aquí abro un paréntesis porque ni con Chéjov ni con los otros he llegado a entender cómo se le puede pedir a una escritor de ficción que sea honesto - pero este será argumento para otro post; quitar las frases superfluas, las palabras inútiles - recortar; revisar las veces que sean necesarias; terminada la novela o el relato, dejarlo reposar con paciencia, volverlo a leer y editar con más paciencia todavía; y tantos otros consejos de mucha utilidad.

Pero la particularidad de este libro y lo que a mí me puesto la piel de gallina, es la generosidad que transpiran los consejos de Chéjov. Esa voz natural, desprendida de toda malicia, constructiva: Limar, pero no demasiado. Hay que ser desmañado y audaz. La brevedad es hermana del talento. La voz de Chéjov, es una voz sin envidia. En Chéjov hay altruismo. Hay modestia y anticonformismo. Hay aversión a lo común con respeto a lo tradicional.

Si tienen la oportunidad léanlo. Chéjov es directo. No duda en corregir, como tampoco duda en alabar a otro escritor y admitir que siente envidia por como escribe; no se cansa de exigir a sus colegas escritores que seamos impecables como escritores, pero humanos y defectuosos en lo que escribimos.

Pero para creer en lo que les estoy diciendo, tienen que escucharlo de su propia pluma, no de la mía.

Sin trama y sin final, Anton Chéjov