Charlie es un chico pobre que vive en una pequeña casa junto a sus padres y sus cuatro abuelos. Al lado de su casa hay una fábrica de chocolate ante la que Charlie pasa todos los días para ir al colegio.Un buen día el dueño de la fábrica Willy Wonka decide invitar a cinco niños a visitarla durante todo un día, además los afortunados recibirán chocolate y golosinas gratis durante toda su vida. Para ello deberán tener la suerte de encontrar un billete dorado que estará escondido en cinco tabletas de chocolate.Una vez que entramos en la fábrica todo es comestible, el paraíso de los golosos, un sueño hecho realidad y una delicia para los sentidos.A medida que vamos pasando las páginas Roald nos traslada a ese mundo maravilloso y nos va dejando perlas de sabiduría sobre lo que está bien y lo que no está tan bien a través del comportamiento de los cinco niños y sus padres. Las canciones de los Oompa-Loompas muy originales, divertidas e irónicas nos darán más de una lección.Su lenguaje es sencillo y está lleno de descripciones, por ello está muy indicado para los más pequeños, pero sin llegar a ser tan simple que aburra al adulto.Un libro que lo he disfrutado, me ha entretenido y he acompañado con una tableta de chocolate pues a los que somos un poco golosos la tentación será muy difícil de vencer. A mí también me hubiera gustado encontrarme esa tableta de chocolate con la lámina dorada y poder visitar esa maravillosa fábrica, claro que dependiendo como seas tal vez no debas entrar en la fábrica, también esconde algún que otro peligro.Una historia tierna y entrañable y que encierra varias moralejas y que disfrutarás sin importar la edad a pesar de que va dirigida a los más pequeños, así que a leérsela a los más pequeños y así disfrutaréis doblemente, con la historia que os hará sentir como niños y viendo la cara y las preguntas que os harán los niños.
“Charlie y la fábrica de chocolate” es un libro con el que grandes y pequeños pueden disfrutar de la magia y la imaginación de este escritor. Divertido, ingenioso y guarda en su interior muchas enseñanzas y ensalza valores un tanto devaluados o pasados de moda en esta sociedad. “Charlie acercó el tazón a sus labios, y a medida que el espeso chocolate caliente descendía por su garganta hasta su estómago vacío, su cuerpo entero, de la cabeza a los pies, empezó a vibrar de placer, y una sensación de intensa felicidad se extendió por él.”
“Y cogerán un libro de cualquier estante,Lo abrirán con cautela, recelosos primero,Pero ya superados los primeros instantesNo podrán apartarse y. lo leerán entero.Y entonces ¡que gozo, qué dulce alegríaLlenará sus ojos y su corazón!”