Muchas veces la gente me señala por la calle y se descojona de mí diciendo: “¡Anda mira, el menda ese que se ve todas las pelis pufo del mundo”!. Sin embargo, con Troll Hunter esperaba recuperar mi dignidad, pues cuando vi el trailer en su día me resultó un film bastante prometedor.
Pues bien, no me andaré con rodeos ni con aires tikis-mikis y diré sin paños calientes que Troll Hunter tiene de peli prometedora lo mismo que mi abuela como playmate, no me jodas. Si esta era la gran esperanza y mi as en la manga para salir de ese pozo de inmundicia peliculera en el que me hallo, entonces eso significa que ya no hay esperanzas para mí. Y es que poner tantas ciegas esperanzas en un film noruego es jugársela muy a la torera, y viene a ser algo comparable al hecho de pensar de nuevo en el Real Madrid como campeón de Europa.
El meollo del film gira en torno a un grupo de estudiantes, quienes cámara en mano, deciden salir en busca de cazadores ilegales de osos para hacer una especie de reportaje de investigación. La sorpresa en sus pesquisas vendrá cuando se encuentran de lleno con un misterioso cazador que por las noches de adentra en los bosques con la intención de… cazar Trolls. Y es que lo más curioso del film es que sigue la misma estela que El Proyecto de la Bruja de Blair, tratando de “vendernos” la idea al inicio del mismo de que todo lo que vamos a ver a continuación son imágenes reales, recuperadas o encontradas por alguien de forma fortuita, y que nada se sabe de la suerte que corrieron los responsables de las mismas (a los cuales se les da por muertos o desaparecidos).
Ni que decir tiene que toda ella está rodada en plan falso documental con el recurso de la cámara en ristre (o cámara novato, como lo llamo yo) y del que nunca me cansaré de criticar lo gilipollesco del hecho de quién narices puede ser tan tontaco como para que te vaya persiguiendo por un oscuro bosque cualquier clase de engendro (ya sea bruja, troll o presentador del Sálvame) y vayas ahí “to” feliz con la cámara pegada al ojo rodando la pechá a correr que te estás pegando. Supongo que cualquier persona normal tiraría la cámara a tomar por culo (o contra el perseguidor, a ver si lo endiña en la cabeza con suerte) para librarse de ese peso extra y salir de allí por patas levantando una polvareda similar a la de una manada de ñus perseguidos por leonas hambrientas.
Me imagino que a los fans de este tipo de largometrajes tipo Rec, The Tunnel o la antes mencionada Bruja de (Tony) Blair pensarán que el film no estará tan mal como lo pinto y que algo tendrá. Pues bien, a toda esta chavalería les diré que me duele romperles las esperanzas, pero el film tiene de miedo lo que yo de chulo piscinas. Las escenas de tensión con los protagonistas correteando por los bosques cual jamelgos “desbocaos” se pueden contar con dos dedos, y en ningún momento causan terror y ni siquiera lo pasas mal por ellos (pues casi dan ganas hasta de que se los zampe un troll de esos). Y es que en el largometraje priman sobre todo los momentos “peceras”, ya sabéis, esos en los que uno mira la película sin que ocurra absolutamente nada y que van convirtiendo el film en algo más lento y tedioso que un debate de los del programa del Garci.
En definitiva, Troll Hunter me ha resultado un film flojo, regulero, soporífero por momentos, y que no aprovecha lo poquito bueno que se podría sacar de él (eso sí, los paisajes y los parajes son cojonudos). Así que si buscas un film de terror, aquí no lo vas a encontrar, pero si lo que anhelas es ver bichos feos puedes ver esta película o mirar una foto mía.
Tags: rec, Troll hunter, trolls