La sociedad americana tiene la mente mucho más abierta en lo que se refiera a la hora de encontrar pareja. El negocio de los asesores es allí tan normal como cualquier otro y los portales de citas por Internet están de lo más aceptados, así como también las citas rápidas (en las que hombres y mujeres que no se conocen de nada tienen charlas de 8 minutos para decidir si se gusta no no). De hecho, es muy curioso ver que existen cientos de portales para perfiles de lo más variopintos y precisos (gente con animales, gente pelirroja, vegetarianos, etc). En España tenemos más pudor a la hora de hablar de los portales de búsqueda de pareja y, realmente, sólo hay un par de empresas en ese sector que sean "potentes" (realmente les va muy bien, a pesar de que a la hora de la verdad nadie admite haber usado sus servicios). Los clientes de los asesores de citas no tienen porque ser necesariamente 'raros' (hay de todo, como en la vida real) sino que son, básicamente, gente sin tiempo (pero con dinero, eso sí) que no quiere perder el poco que tiene socializando y va al grano. Desde empresarios que, por su trabajo, tienen que pasarse toda la semana viajando de un país a otro y cuando llega el fin de semana quieren tener a alguien con quien salir, pasando por gente que trabaja mucho y no tiene tiempo de hacer amigos, hasta gente que se acaba de mudar a la ciudad y no conoce a nadie etc. El mundo de los singles (solteros) genera toda una industria millonaria a su alrededor que pocos se pueden imaginar. ¡Hay incluso empresas que rompen relaciones por ti! Contratar un asesor, pues, no es tan raro: hay quien contrata a un entrenador o 'personal trainer' para que le ayude a adelgazar. Los asesores entrenan para ayudar a encontrar el amor. Contratar uno es mucho más seguro que intentar ligar por Internet (donde la mayoría de la gente miente y donde la criba que tienes que hacer es mucho más complicada, además de ser peligroso).
El libro lanza un dardo envenenado maravilloso al mundo del periodismo. Cuando Victoria recibe el encargo de escribir una columna 'frívola', le dice a su jefe que ella no sabe cómo hacer eso. ¡Ella es una periodista seria! Aunque admite que sus columnas sobre Guantánamo, refugiados y derechos humanos quedan muy bien en el periódico porque le dan prestigio pero que en realidad no las lee nadie. Lo que vende es un entierro, una boda y el morbo del famoseo. La gente, estando de vacaciones, no quiere leer sus columnas deprimentes: quieren negar la realidad y leer sobre frivolidades e ignorar la realidad (algunos la ignoran todo el año). En ese aspecto, el libro encierra un mensaje subliminal delicioso: el mejor remedio contra la conciencia es la indiferencia. Otro de sus dardos envenenados va dirigido al mundo de los 'blogers'; en concreto, de los egocéntricos. En el libro aparece el blog de un internauta que se las da de listo y narra las peripecias de su vida, haciendo parecer que ésta es de lo más interesante (citas con modelos, borracheras, sexo, las mujeres babean por mí, soy un experto en el amor). Incluso da consejos y se las da de sabiondo, como esas personas que lo saben todo. Es un claro mensaje subliminal a todas aquellas personas que tienen blogs y se dedican a aliñar sus narraciones con grandes dosis de "excentricidades urbanas" para hacerlas más interesantes y encima dan consejos morales: un simple trabajo en una oficina puede convertirse en toda una aventura en la que tú eres el rey del mambo si le echas imaginación y pedantería. No hay que olvidar que "los que siempre están de vuelta de todo, son los que no han ido a ninguna parte". La practicidad de los americanos para según qué cosas es de admirar. En el libro, se nos muestra cómo no tienen reparos en admitir que usan los servicios de un asesor de citas (en España te mirarían como si usaras los servicios de una alcahueta). Son mucho más prácticos y lo tienen todo más claro en este aspecto. Por ejemplo, otro dato muy curioso del libro, nos muestra que los americanos tienen jurisdicción sobre el anillo de compromiso. Incluso hay casos que llegan a los tribunales (parejas que rompen y van a los tribunales por el anillo para que éstos decidan quién se lo queda). También tienen unas normas no escritas sobre el tema como cuánto es aconsejable gastarse, qué tamaño debe tener el diamante, qué pasa cuando el anillo es herencia familiar y la relacion ación se rompe, etc. Muchas mujeres se lo compran ellas mismas por miedo a que el novio no les acierte en los gustos (y es algo que tendrás que llevar toda la vida). Practicidad ante todo.
El libro está escrito en primera persona, narrado por la propia Victoria Sachs en sus columnas para el periódico catalán con el que colabora. La novela está estructurada a modo de columnas y es muy fácil de leer. Además, está escrito en un tono humorístico muy divertido. Las peripecias que vive son realmente divertidas (citas desastrosas, situaciones vergonzosas, meteduras de pata, líos, etc). Tiene una historia sencilla, directa, con un estilo narrativo periodístico muy ágil y dinámico que convierte esta novela en una lectura realmente fresca. Lo mejor de todo es la caricaturización de los habitantes de las grandes ciudades de la sociedad actual: divertidas y reales al 100%. La protagonista es una chica normal, que vive en Nueva York y tiene una vida de lo más rutinaria (sin grandes excentricidades) poco amiga del riesgo y amante de la rutina. Su trabajo de investigación del mundo de los asesores de citas la llevará a vivir situaciones de lo más variopintas. ¿Recomendado? Sí. Es un libro que se lee de un tirón; una lectura ideal para cuando se busca algo ligero. No es una novela en la que los personajes estén desarrollados en profundidad: simplemente mezcla la ficción con el reportaje periodístico, pero todo en su justa dosis (en alguna parte encontré demasiado reportaje, pero nada grave). Es una novela interesante de leer por la perspectiva que aporta y el análisis que hace la sociedad moderna y sus nuevas necesidades, además de mostrar en profundidad el negocio y dinero que se genera alrededor de los solteros y del mundo de las relaciones personales. Además, desmonta el mito de que los que usan estos servicios tienen que ser unos degenerados, unos freaks o unos perdedores. La protagonista es realmente entrañable por su manera de ser, las reflexiones que hace y las cosas que le pasan. Es una historia sencilla con su inicio, nudo y desenlace (muy divertido, por cierto) que nos muestra la realidad a través de un personaje de ficción. Totalmente recomendada para épocas en las que el cuerpo te pide lecturas sencillas y para pasar un buen rato. Mejor esta novela que muchísimas chick lit que han salido al mercado en los últimos años, desde luego. No es alta literatura, ni lo pretende, pero entretiene y, además, informa. ¿Qué más se le puede pedir? Fuente: http://enclavedeocio.blogspot.com.es/