Conoceremos a su familia y a algunos vecinos del pueblo, todo es tranquilidad y alegría hasta que de repente una noche llegan unos marines norteamericanos que trastocarán un poco la vida de los habitantes de Mic-Napoca.En algunas partes se ha notado cierta premura porque todo encaje, pero que no impide disfrutar de la historia. Igualmente existen ciertas repeticiones que no eran necesarias, como lo del pueblo. Pero son pequeños detalles que se entienden en una primera novela.En el lado positivo está todo lo demás, unos personajes que con pocos detalles te los imaginas, no sé como lo hace pero realmente al terminar la lectura sientes que los conoces, que has estado allí unos días de vacaciones y se te han quedado en el recuerdo, simplemente con pequeños fragmentos, sin grandes descripciones, logra la magia.Una historia que si bien por el lado del romance es tal vez demasiado sencilla, tiene otros puntos a su favor como el inicio de los capítulos, con las retransmisiones de la radio local gracias a su locutor Georghe, que os diré que yo estaba esperando, y que te permiten sumergirte aún más si cabe en las historias del pueblo y entre sus vecinos. O las visitas al café Sinaloa y esa facilidad de la dueña en acertar con los pedidos, claro que con esas delicias, es fácil complacer al cliente.También nos reserva una pequeña sorpresa, que a mí al menos me ha parecido muy cómica y que le da ese punto de rebeldía a la historia.Sin olvidarnos del título de la novela y la bonita tradición que nos regala la escritora, dando valor a lo sencillo, a los sentimientos, a la familia, los amigos, y en definitiva al amor en todas sus formas que de eso también hay bastante en este cuento de navidad. En especial el amor a los libros y a esas historias que nos llegan al corazón, que nos transforman y nos adentran en otros mundos.Así toda la novela está pensada para que el lector se sienta mimado, arropado, agasajado, colmado de placeres, y todo ello desde la inocencia y la naturalidad que encierra la historia.
“Cuéntame una noctalia”, un regalo entrañable para abrir junto al fuego que te llenará de ternura y te invita a valorar los pequeños placeres de la vida: una lectura, una conversación, un dulce, los silencios, pequeñas cosas que hacen que la vida sea más agradable.
“Aprendió que la familia a veces se encontraba a la vuelta de un camino inesperado y que el hogar estaba allí dónde uno deseaba volver al final del día.”
“Un par de latidos, un instante, todo se ha quedado inmóvil. El aire es espeso, mullido como una nube de azúcar, la niebla casi ha desaparecido.”
“Aquí estoy, tumbada a los pies de un árbol acogedor en medio de la primera nevada del invierno.”