Título: Cuentos Eróticos.
Autor: Donatien-Alphonse-François, Marqués de Sade (París 1740 -Charenton 1814), hijo de una familia de la antigua nobleza provenzal, se educó en un monasterio benedictino y en un colegio, donde fue tutelado por un sacerdote y tío suyo. A los diez años presenció las continuas orgías que éste organizaba en su castillo de Saumane. Ingresó en la Escuela de Caballería de la Guardia Real y participó en la Guerra de los Siete Años. A los veintitrés se casó por conveniencia con la hija de un nuevo rico. Cuando meses después de su boda fue detenido, acusado de actos de perversión sexual, blasfemias y profanación religiosa. Por su condición de noble fue desterrado a las propiedades que su familia poseía en la Provenza. En 1772 varias prostitutas lo acusaron de haberlas fustigado y sodomizado. En el juicio se le condena a muerte y a que su cuerpo sea quemado. Escapó entonces a Italia, acompañado de su cuñada. Por influencia de su suegra son apresados y encarcelados en la fortaleza de Miolans, de la que se fuga. Encarcelado en Vincennes, pasó seis años en ella, hasta su traslado a la Bastilla en 1789 y al hospital psiquiátrico en Charenton, donde murió finalmente tras varios intentos de fuga. Algunas de sus obras, tales como Justina o los infortunio de la Virtud (1791), Juliette o las propiedades del Vicio (1796), Los ciento veinte días de Sodoma y La filosofía del Tocador (1795) fueron calificadas de obscenas y hasta bien entrado el siglo XX estuvo prohibida su publicación.
Editorial: Hermida Editores.
Idioma: francés.
Traductor: Enrique Martínez Fariñas.
Sinopsis: en sus Cuentos Eróticos, el "Divino Marqués" expresa el rechazo a la moral burguesa, con sus prejuicios y normas que asfixiaban la libertad de los hombres y de las mujeres para gozar plenamente de la sexualidad. El erotismo que destilan los relatos de Sade responde a su concepción de la libertad del deseo erótico, en la que priman la sensualidad y la trasgresión.
Su lectura me ha parecido: irónica, perspicaz, sutil, crítica, pícara, resultona, placentera, reflexiva, divertida, liberadora, sorprendente, muy necesaria...Queridos lectores y lectoras, nos hayamos ante uno de esos momentos en la historia de este espacio en el que de verdad, y no miento, he superado una gran barrera, una barrera que abrumaba y que hacía la figura del escritor, de este escritor en concreto, un lugar hasta ahora inexpugnable. A lo largo de los últimos años hemos visto como las librerías de todo el país se han inundado de literatura erótica. Aunque es un hecho reprobable, la trilogía Cincuenta Sombras de Grey fue la que provocó que durante todo ese tiempo, los lectores, sobretodo lectoras, se enganchasen a un tipo de literatura que exploraba los placeres prohibidos y que inundaba de morbo cada una de sus páginas. Ahora, y a pesar de que se ha desinflado un poco el fenómeno, observamos como se ha diversificado ésta literatura, encontrando ejemplares para todos los gustos, pasiones, fobias, deseos ocultos. No obstante, hay que decir, y de seguro que más de uno se me echará al cuello, que la literatura erótica ya existía, es más, muchas de las tramas que hoy se leen como best sellers del momento, ya se escribieron antes, mucho antes, asentando las bases en una época de mayor escándalo si cabe. No estoy diciendo, que conste, que ya todo esté inventado en literatura, pero si que es cierto que, con esta política dirigida por modas, se están perdiendo autores clásicos en esta materia que sin duda, como lectores, merecen nuestro total y mayor respeto y admiración. El autor del libro que hoy tengo el placer de reseñar es sin duda el maestro, el instructor, el padre de toda una tradición literaria que aún, a día de hoy, puede seguir explotándose más allá de la dictadura del best seller. Cuentos Eróticos: la puerta a un universo sensual y literario donde todo es posible.
La historia de como Cuentos Eróticos pasó a formar parte de mi particular y adorada librería es fácil, pero para contarla bien, tenemos que empezar por el principio. Lo cierto es que una servidora, desde que escuchó por primera vez nombrar al Marqués de Sade, siempre he sentido cierta curiosidad. Primero por su figura en el contexto histórico que le tocó presenciar, ya lo habéis leído en la breve biografía del principio, se podría decir que el hombre no paró quieto y que tuvo una vida de lo más ajetreada y excitante nunca mejor dicho. Seguidamente, y ya conociendo un poco mejor la obra del autor, la curiosidad fue en aumento, y más tras una clase de Literatura Universal en la que la profesora nos introdujo un poco en la narrativa anterior al romanticismo y al realismo, exponiendo unos mínimos apuntes de lo que consistió la literatura del Marqués de Sade. Fue en ese momento en el que me dije que tenía que leer algo de él, enseguida, y que no debía esperar más. Pero la selectividad, la universidad y una creciente sensación de respeto casi exagerada de cruzaron en mi camino. Fue entonces cuando la figura del "Divino Marqués" me imponía, tanto que durante mucho tiempo, y aunque siempre existió esa tentación, no fui capaz de animarme con alguno de sus libros, tenía una imagen muy estereotipada de él y pensaba que su prosa sería densa y aburrida. Lo explicito y las escenas de sexo me daban igual, lo que me tiraba al final siempre para atrás era esa sensación de estar ante uno de los grandes y no poder acercarte a su trabajo por simple pereza o llevada por erróneas concepciones. Todo siguió así hasta que un buen día, encontrándome colaborando con Hermida Editores, me topé en su catálogo con los Cuentos Eróticos. Al principio tuve remilgos, pero al cabo de un tiempo me dije que era ahora o nunca, y que no podía seguir postergando una lectura de este calibre. Al final, tras meditarlo, decidí pedirlo y, para mi sorpresa, acabó convirtiéndose en una de las mejores lecturas de este verano.
En lo que respecta a la critica literaria, comenzaremos diciendo que Cuentos Eróticos, para mi total y absoluta sorpresa, presenta una lectura amena, distendida, ácida, que en algunos puntos llegaba incluso a despertar una sonrisa. Una servidora, pensaba erroneamente que me iba a topar con todo lo contrario, con un libro denso, muy denso y altamente descriptivo, algo que no ha sido así, ni mucho menos, es más, es algo que me ha sorprendido encontrar en un autor de su siglo y que sin duda, revela muchas cosas en el terreno de la intencionalidad. Seguidamente, comentar que nos encontramos ante un compendio de relatos breves, muy sencillos en su estructura y profundos en su contenido. Por ellos desfilan toda clase de temas como la maternidad, la homosexualidad, la religión, el lesbianismo... Todos ellos desde una perspectiva muy original y a corde a la época en la que éstos fueron escritos, desde la farsa pero también desde la crítica. El orden de los cuentos no está elegido al azar, más bien al contrario, la sensación que transmite el libro al lector es que las historias son cada vez más largas e interesantes en cuanto a su contenido, comienza por relatos muy cortos, que no llegan a las cinco páginas, para adentrarse en historias que requieren más espacio y más contenido de información. Por otro lado, encuentro en estos cuentos, en su inmensa mayoría, cierta pretensión de enseñar, como de mostrar algo, como si el autor nos quisiese decir: "mirar, ésto es posible, ¡Hagámoslo!". En una sociedad de apariencias, de prohibiciones y de extrema mojigatería como la Francia de finales del XVIII no era de extrañar que muchos de estos relatos escandalizasen, pero también que abriesen a la sociedad a un mundo de posibilidades nunca exploradas hasta el momento. Seguidamente, comentar que en Cuentos Eróticos encontramos textos para todos los gustos, desde más filosóficos hasta más directos, desde más metafóricos hasta más explícitos en la descripción de los actos sexuales, desde los más cercanos a la tradición hasta los más trasgresores. Una tremenda variedad, sin duda pensada para un amplio público que ya comenzaba a iniciarse en la lectura privada y solitaria, donde es más proclive dejar volar la imaginación y despertar los instintos más bajos con total libertad. Por último, y esto es una cuestión meramente personal, agradecer a Hermida Editores que finalizasen los cuentos con una breve nota del propio "Divino Marqués", la cual me sorprendió dado su tono desenfadado, directo, socarrón y realmente sincero.
Finalmente y para dar por acabada la redacción de esta reseña, es pertinente que nos detengamos en una reflexión que, sinceramente, tenía muchas ganas de plantear en este espacio. Cuando escuchamos nombrar "Donatien-Alphonse-François" no nos dice nada, pero cuando en lugar de esa retahíla de nombres franceses, alguien habla sobre el "Marqués de Sade", normalmente suelen venir estos apelativos a la cabeza: el francés, el salido, el sádico, el sadomasoquista, el pervertido, el perturbado; pero sobretodo, el loco. Loco es el calificativo con el que los ignorantes suelen acompañar a su ilustre título nobiliario, pero queridos lectores y lectoras, el "Divino Marqués" estaba lejos de estar loco, todo lo contrario, era un genio adelantado a su tiempo. Para que os hagáis una idea, la Francia de por aquel siglo estaba imbuida en la llamada crisis del Antiguo Régimen, y los manuscritos de este escritor salen a la luz durante el periodo revolucionario, en medio del periodo del Terror y de la Guillotina. Unos textos que, a ojos de los de su tiempo y alguna mente cerrada de las que todavía quedan, nos hablan de sexo y de escándalo, pero a ojos de una mente mucho más abierta, suponen no sólo un avance para superar los tabúes del momento, sino una clara provocación y dura crítica a las costumbres y prácticas de la aristocracia del momento. Durante este siglo de las luces pero también de convulsión social y política, aparecieron infinidad de textos literarios donde se criticaba o se pintaba a la nobleza como el eje de la perversión. Las Amistades Peligrosas es tal vez el más conocido, pero la literatura del Marqués de Sade también podría incluirse en esta corriente, de critica a los que ostentan el poder político, social y económico. Pero, como no podía ser de otra forma, Sade va más allá de atacar a la nobleza, extendiendo su crítica y su particular visión al resto de la sociedad, incluyendo ámbitos tan icónicos como el clero, el ejercito, la burguesía, el mundo de la prostitución, de los intelectuales, el agrario... Nadie se salva de su agudo ingenio y de servir como inspiración para crear cuentos, unos Cuentos Eróticos que a día de hoy nos parecen del todo adelantados a su tiempo, pues no era la nobleza solamente la que tenía que cambiar, las clases populares también debían desterrar ciertas prácticas y dejarse llevar por los placeres. Con esto, en sus Cuentos Eróticos, el Marqués de Sade imaginaba una sociedad más desinhibida no sólo sexualmente, más consciente de su cuerpo, más trasgresora, más sana mentalmente, en definitiva, más libre. Cuentos Eróticos: unas historias de amor, escándalo, filosofía, placer, deseo, ambición, ironía, humor, fuera de toda ortodoxia...Una lectura perfecta para ser leída en cualquier momento.
Frases o párrafos favoritos:
"Lector, alegría, saludo y bienestar era lo que decían antaño nuestros abuelos, después de haber terminado un cuento. ¿Por qué temer imitar su cortesía y franqueza? Yo diré con ellos: salud, riqueza y placer. Si mis habladurías te han proporcionado esas distracciones sitúame en un rincón de tu biblioteca; si,por el contrario, te he aburrido, acepta mis excusas y arrojarme al fuego."
Película/Canción: existen muchas adaptaciones teatrales y cinematográficas de las novelas del Marqués de Sade, incluso algunos de estos cuentos han servido de inspiración para muchas novelas escritas posteriormente y que han sido llevadas posteriormente a la gran pantalla. Sin embargo, nos quedamos con una película especialmente interesante sobre la figura del Marqués de Sade. Se trata de Quills, basada en una pieza teatral, bajo la dirección de Philip Kaufman y con las interpretaciones de Geofrey Rush, Kate Winslet, Joaquin Phoenix y Michael Caine. La película obtuvo un gran éxito de público y de crítica, tanto fue así que ésta estuvo nominada a tres premios Oscar, entre los que destaca la de Geofrey Rush como mejor actor protagonista por su arriesgada interpretación del Marqués de Sade.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Hermida Editores