Reseña de "Algo malvado: los diarios secretos de Ted Bundy" de Katherine Vega

Publicado el 11 mayo 2022 por Rt

Hay algunos nombres que siguen poniéndonos los pelos de punta por mucho que pase el tiempo: Charles Manson, John Wayne Gacy, Ed Gein, etc. O bien otras veces son sus apodos los que no nos dejan descansar en paz: El estrangulador de Boston, el Vampiro de Düsseldorf, el Carnicero de Milwaukee, etc.

 

Pero por muchos apodos que se les quiera poner para ilustrar su maldad, hay algunos que no lo necesitan, que su mero nombre sirve para hacernos sentir escalofríos. Es el caso de Ted Bundy. Puede que no ubiques la época en la que mataba o dónde, pero seguro que te suena o que has oído hablar de él. 

Ted Bundy murió en la silla eléctrica en 1989, por lo que los pasamos de los cuarenta puede que hayamos oído su nombre en las noticias. O bien por las posteriores adaptaciones cinematográficas o los documentales de Netflix. El caso es que Bundy era guapo, condenadamente guapo, y atraía a las chicas sin casi proponérselo.

Era carismático y encantador, lo que hacía que nunca le faltaran relaciones. Mató a treinta de ellas, que se sepa, porque algunos cadáveres no llegaron a aparecer. De hecho, los investigadores creen que la cifra puede acercarse al centenar. Incluso mató a varias estudiantes de una hermandad universitaria. Y fue después de entrar en prisión, porque fue capaz de fugarse ante las narices de los guardias.

 

En Algo malvado: los diarios secretos de Ted Bundy (Autopublicado), Katherine Vega mezcla el true crime con una parte imaginada. En el pequeño pueblo de Leavenworth vive la hija de Ted Bundy, Rose Bundy, que ha cambiado su apellido por el de Blake. Trabaja de guía en el Museo del Cascanueces y trata de llevar una vida lo más tranquila posible. 

Pero dos hechos vienen a alterar esta rutina: comienzan a sucederse una serie de asesinatos que siguen el modus operandi de su padre y por otro lado, encuentra los diarios que escribió este en su juventud. 

Decidida a ayudar a resolver los crímenes, pero sin salir de su cómodo anonimato, Rose intenta dar pistas a la policía del pueblo, pero esto le hace parecer sospechosa. Elliot, un periodista de Seattle, la ayudará en sus pesquisas, sin saber su verdadera identidad y sin saber tampoco si ese algo malvado que lleva en la sangre será capaz de seguirla y encontrarla. 

 

Se trata de una novela que te suelta y no te engancha, incapaz de dejarte respirar. La autora maneja con maestría dos líneas temporales: por un lado la actual, donde Rose se enfrenta a un asesino copycat en serie y por otro el pasado, donde su padre habla en sus diarios de sus relaciones, del matrimonio con su madre y de lo que sintió cuando nació ella. Muy a su pesar, comienza a ver Bundy como un ser humano, aunque monstruoso. 

De nuevo desde aquí quiero romper una lanza en favor de los autopublicados. Es una edición estupenda, con una portada magnífica e impactante. Pero es que además no tiene ni una errata, está bien maquetado y su lectura deja buen sabor de boca. Dejemos de criticar la autoedición y a considerarla sinónimo de libro malo que nadie quiere publicar y empecemos a verla como una alternativa a una industria del libro cada vez más cerrada, que se basa en autorxs sobrevaloradxs y en historias de consumo fácil. Os aseguro que este es uno de esos libros que no se os olvidará a corto plazo.